"Mi ideal ser¨ªa conseguir una prosa invisible"
"?Hablar de m¨ª? Vaya lata", suspira Juan Mars¨¦. Y es que al autor de ¨²ltimas tardes con Teresa no le va el autobombo. Ni los c¨ªrculos sociales y literarios. Prefiere escribir a su ritmo en su casa de Calafell, frente al mar. Es consciente, sin embargo, de que de vez en cuando toca hablar de uno. Sobre todo si a ese uno le acaban de dar un premio institucional importante, como es el Juan Rulfo, considerado el Cervantes mexicano y dotado con 100.000 d¨®lares (unos 15 millones de pesetas).P. Naci¨® en Barcelona en 1933 y a los 13 a?os empez¨® a trabajar en una joyer¨ªa. ?So?aba ya entonces con ser un escritor?
R. ?Qu¨¦ va! A esa edad piensas que tienes toda la vida por delante, que no existe la muerte y que, pase lo que pase, ser¨¢s feliz. Y no precisamente escribiendo novelas... No recuerdo que quisiera ser escritor, pero sab¨ªa que ser¨ªa feliz. Ten¨ªa una fe absoluta en e lfuturo.
P. ?Y cu¨¢ndo supo que ser¨ªa novelista?
R. La vocaci¨®n empieza con la fascinaci¨®n por las historias. Aqu¨ª es donde nace la cosa. Las aventis, el cine... Pero a¨²n tard¨® en convertise en vocaci¨®n de escritor. Es m¨¢s, hasta que escrib¨ª la tercera novela, ¨²ltimas tardes con Teresa, no estuve convencido de mi vocaci¨®n. S¨®lo entonces vi que pod¨ªa ser un escritor.
P. Le han dado el Juan Rulfo en M¨¦xico, pero aqu¨ª se le resisten los premios institucionales.
P. Los premios oficiales siempre est¨¢n envenenados por la pol¨ªtica. Pasaba con los socialistas y pasar¨¢ con los de ahora, que supongo que premiar¨¢n lo que yo llamo prosa sonajero, prosa babosa... Yo me considero un novelista e imagino que en M¨¦xico lo han visto as¨ª. Soy un novelista y punto.
P. Usted vivi¨® el nacimiento del boom suramericano. ?Cree que perjudic¨® en cierto modo a los autores espa?oles?
R. Cuando se destap¨® lo del boom, con Vargas Llosa y Garc¨ªa M¨¢rquez, ya conoc¨ªamos a Borges, Rulfo, Carpentier y compa?¨ªa, aunque es cierto que en c¨ªrculos minoritarios. Yo tuve la mala suerte de coincidir con el maldito realismo social, que se promocion¨® a trav¨¦s de Seix Barral, con Carlos Barral, Castellet... Pero nunca me he considerado un realista social. Recuerdo que en 1967, cuando publiqu¨¦ Ultimas tardes con Teresa, algunos cr¨ªticos me recriminaron que el protagonista, el Pijoaparte, no tuviera conciencia social.
P. Realista, s¨ª lo es.
R. Soy fatalmente realista. Quiz¨¢ me gustar¨ªa no serlo tanto, pero para bien o para mal estoy entroncado con la novela realista espa?ola, desde el Lazarillo hasta Baroja. Ya me hubiera gustado ser un Kafka, pero conozco mis limitaciones. Mi ideal ser¨ªa conseguir una prosa invisible. No puedo con los artificios literarios. Para m¨ª, la novela debe tener ante todo una buena historia que contar y saber explicarla bien. Cuanto menos ruido haga la prosa, mejor. Menos distraer¨¢s al lector.
P. Pero en sus novelas hay tambi¨¦n un estilo literario.
R. Por supuesto que esto no quiere decir que descuide la prosa. Al contrario. Pero me interesa que el lector entre en la historia y llegue a perder la conciencia de que est¨¢ leyendo.
P. Existe un territorio literario made in Mars¨¦. ?Lo asume?
R. De hecho, no he conseguido salir de este territorio. En mi ¨²ltimo libro [El embrujo de Shanghai] me fui muy lejos, en busca de algo ex¨®tico, pero al final se descubr¨ªa que era todo un cuento chino... Al hablar de mi territorio literario, pienso en aquel excelente poemade Kavafis, La ciudad. Estamos condenados a vivir en esta ciudad... De todos modos, en mis novelas tampoco soy absolutamente fiel a mis barrios. Aparecen la Salut, el Guinard¨®, el Carmelo, pero a veces es una mezcla de todo... y falseada. Aproximo plazas lejanas, por ejemplo. Es el barrio, s¨ª, pero mitificado. De todos modos, ya no queda nada. Hace poco paseaba con V¨ªctor Erice para ense?arle los escenanos de El embr¨²jo de Shanghai y no reconoc¨ªa las calles.
P. Hasta ahora no ha tenido mucha suerte en el cine.
R. Es cierto, quiz¨¢ porque en una pel¨ªcula no debes poner una novela en cromos. Me gusta Erice, sin embargo, porque tiene un mundo personal. Como debe ser. Tengo confianza en ¨¦l. Quiz¨¢ al final la pel¨ªcula ser¨¢ muy distinta de la novela, pero me parecer¨ªa perfecto si es una buena pel¨ªcula.
P. ?Cu¨¢ndo empieza el rodaje?
R. Quiza en octubre, pero no es seguro todav¨ªa. A¨²n se est¨¢ perfilando el gui¨®n.
P. En sus novelas prefiere los antih¨¦roes. ?Se siente orgulloso de sus pijoapartes?
R. S¨ª, claro. Pero, adem¨¢s de los antih¨¦roes, hay una constancia tem¨¢tica en mis libros: la ausencia del padre. Es algo que he visto con la perspectiva de los a?os. Siempre hay una ausencia. que suele ser la del padre, desde la primera a la ¨²ltima novela. El tema es la ausencia y no s¨¦ por qu¨¦. La cr¨ªtica se ha fijado tambi¨¦n mucho en mis personajes femeninos, que son un poco v¨ªctimas de ensofiaciones, de ilusiones...
P. ?Cu¨¢ndo terminar¨¢ su pr¨®xima novela?
R. Ten¨ªa un esquema, pero se me ha -disparado por un extremo que no me esperaba. Por eso tardo tanto. De todos modos, es mejor, porque significa que el libro est¨¢ vivo. A¨²n es pronto para explicar de qu¨¦ va.
P. ?Vuelve a su mundo de siempre?
R. Son tres historias entrelazadas. Una se sit¨²a en agosto de 1945, cuando la bomba de Hiroshima. La segunda, en 1965, y la tercera, en los a?os noventa. El ambiente es Barcelona, la escenografia de todos mis libros.
P. ?Le han tentado para que escriba sus memorias?
R. ?Mi autobiografia? Ya la tengo hecha. He puesto mucho de m¨ª en mis novelas.
Babelia
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