El vengador de Gernika
Leocadio Mendiola, aviador republicano, inutiliz¨® un potente acorazado alem¨¢n en represalia por el bombardeo de la villa vizca¨ªna
El precio que pag¨® el Ej¨¦rcito alem¨¢n por cebarse aquel lunes de abril de 1937 contra Gernika fue el bombardeo, un mes despu¨¦s, de la joya de la Armada alemana: el, Deutschland, un potente y moderno acorazado. La versi¨®n que circul¨® * entonces dec¨ªa que. el ministro de la Guerra, el socialista Indalecio Prieto -muy molesto porque los alemanes e italianos, supuestamente neutrales, ayudaban a Franco-, urdi¨® la operaci¨®n. En todo caso, la ejecut¨® el aviador Leocadio Mendiola N¨²?ez (Badajoz, 1909) "el ¨²ltimo aviador laureado vivo de la II Rep¨²blica", seg¨²n el historiador del Museo del Aire Juan Manuel Riesgo.El encargo le lleg¨® al entonces brigada Mendiola porque fue uno de los primeros que estren¨® un Katiuska -los bombarderos con los que la Uni¨®n Sovi¨¦tica abastec¨ªa a la Rep¨²blica Espa?ola-, aparatos que, recuerda Mendiola, llegaban embalados en cajas de madera y cuyas piezas hab¨ªa que montar. "Tras el ataque a Gernika, me pidieron bombardear la escuadra de la Marina en Palma de Mallorca, que estaba en manos de los nacionales, y, si no estaba all¨ª, buscarla. Al pasar por Ibiza, un barco alem¨¢n de los buenos empez¨® a tirarnos, y, por cierto, muy bien. Nos tir¨® un pepinazo, que nos rompi¨® el parabrisas y nos roz¨®. Entonces decidimos contestar e inutilizamos el Deutschland", cuenta Mendiola. El ataque se sald¨® con 20 marinos alemanes muertos. "Con Gernika hicieron una monstruosidad. Atacaron impunemente porque en el Pa¨ªs Vasco s¨®lo hab¨ªa un frente semiactivo. Fue un ataque de efectos vengativos, una ofensa tremenda. Gernika era un santuario vasco y tiraron con sa?a para desmoralizar".
Los alemanes de Hitler respondieron embistiendo a otro objetivo civil, Almer¨ªa. "Canallescamente, porque no ten¨ªan defensa alguna". Mendiola tram¨® su particular respuesta. Tras varios meses de tira y afloja con el jefe de la Aviaci¨®n republicana, Ignacio Hidalgo de Cisneros, consigui¨® permiso para bombardear la base militar de La Cenia, (Barcelona), donde los nacionales concentraban su artiller¨ªa. El16 de diciembre de 1938, pese al mal tiempo, atac¨®. "Castigu¨¦ mucho el campo y satisfice mis anhelos de venganza, no agresiva, sino con fundamento, porque tengo mi almita y he sufrido mucho".A Mendiola, que desfil¨® ante Alfonso XIII y a los 22 a?os ya era piloto, la guerra le sorprendi¨® en Getafe (Madrid). "Yo segu¨ª en mi puesto junto. al Gobierno legal constituido. Franco quer¨ªa tomar la capital por sorpresa, pero resistimos, y por saber mantenemos en nuestro puesto tuvimos la culpa de alargar la guerra tres a?os; es curioso". Su historial se fabric¨® en todos los frentes, incluido el desastre de Guadalajara, "por donde los italianos quer¨ªan entrar como Perico por su casa y acabaron huyendo pavorosamente", relata Mendiola. Acabada la contienda se exili¨® tres a?os en Argelia y 25 en M¨¦xico.
Su ch¨®fer -de quien se enter¨® que era falangista despu¨¦s de la guerra- le salv¨® la vida. "Cuando todo termin¨® nos dijeron que hab¨ªa unos barcos en Valencia para partir al exilio. Yo estaba en Albacete y le ped¨ª que, me llevara all¨ª, pero antes de llegar se empe?o en devolverme a Albacete. Er mentira, no hab¨ªa ning¨²n barco; luego me avis¨® de que me habr¨ªan matado". No se han vuelto a ver nunca. "Es ins¨®lito", dice Riesgo, "que desde el principio Mendiola participara en todos las batallas y haya sobrevivido para contarlo".
Se cas¨¦ tres veces y tuvo seis hijos. A su primera esposa la perdi¨® en Rusia. "A las mujeres de los que est¨¢bamos muy comprometidos les ofrecieron irse all¨ª, pero muri¨® a los tres a?os, sin que hubiera podido reunirme con ella". Su segunda mujer, mexicana, muri¨® al a?o de regresar del exilio, y ahora lleva casado 24 con una vasca. Partidiario del matrimonio civil, "por ellas" pas¨® tres veces por la vicar¨ªa.
El hoy coronel retirado Mendiola vive en Barcelona. No augura m¨¢s guerras civiles en Espa?a porque "no hay otro Franco". "Nos escupiremos y nos pegaremos, pero no creo que haya m¨¢s guerras. Espa?a qued¨® destrozada, tuvo una lecci¨®n y la asimil¨® bien".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.