Boardman se gan¨® el sueldo
El brit¨¢nico cumpli¨® los pron¨®sticos en la pr¨®logo y Olano actu¨® sin excesos
Era la pr¨®logo de Boardman, a quien todos se?alaban con el dedo, y Boardman se gan¨® el sueldo: vestir¨¢ el primer maillot amarillo de ese Tour. Pero por el camino, el joven Jan UlIrich decidi¨® entrar en escena anticipadamente. Ha hecho ya el ruido necesario como para que se le tenga en cuenta. Bien est¨¢ para animar el debate, pero cuidado con precipitarse en las apuestas. La pr¨®logo cumpli¨® con su funci¨®n y los 198 corredores de ese Tour incierto desfilaron por las calles de Rouen. A todo esto, Abraham Olano estuvo correcto. En su sitio. No conviene hacer conjeturas cuando restan 3.935 kil¨®metros hasta Par¨ªs. Fue una pr¨®logo c¨®moda, opini¨®n general entre los presentes. El clima hizo una excepci¨®n y el cielo se abri¨® para dar paso a un tibio sol. Reinaba una ligera brisa. El recorrido era bastante apto para dar rienda suelta a la potencia de cada cual, sin demasiadas curvas y con largos trayectos en llano. Justo para una buena conducci¨®n, lo que facilit¨® que no se produjeran accidentes.Los corredores fueron exponi¨¦ndose al aplauso de un p¨²blico entusiasta, mientras todos esperaban que Boardman confirmara sobre terreno tan favorable sus cualidades de especialista. Lo hizo en su momento y con la t¨¦cnica adecuada, pero se encontr¨® sometido a la presi¨®n de Jan Ullrich quien a primera hora de la tarde hab¨ªa presentado sus credenciales. Ullrich tom¨® la salida con dos horas y media de antelaci¨®n sobre los verdaderos favoritos, lo que le permiti¨® ser el l¨ªder provisional de la etapa durante casi toda la tarde. ?Qu¨¦ estrategia estaba detr¨¢s de esta decisi¨®n?
, Colocar a UlIrich tan descaradamente apartado de los favoritos pod¨ªa deberse a una cuesti¨®n t¨¢ctica: permitirle correr con mejor tiempo por si exist¨ªa el riesgo de que la tarde se estropeara. Pero tambi¨¦n cabe la posibilidad de que se intentara promoverle con car¨¢cter inmediato. Buena parte de la jornada transcurri¨® presidida por su apellido: era imposible no acordarse de ¨¦l. Ya nos hemos enterado no s¨®lo de que es buen contrarrelojista si no de que puede dar espect¨¢culo en la pr¨®logo. Y quienes andan buscando fisuras entre Riis y Ullrich pueden abrir boca de momento.
Otros optaron por una exhibici¨®n m¨¢s discreta. Se trataba de disputar la pr¨®logo, pero tampoco era cuesti¨®n de tom¨¢rselo muy a pecho. Ese fue el caso de Olano e incluso del propio Riis. El Tour ha demostrado demasiadas veces que esta jornada inaugural no sirve para otra cosa que a t¨ªtulo protocolario.
Tal fue el caso de tres corredores: Rominger, Z¨¹lle y Berzin. Los tres andan con demasiadas dudas en la cabeza, dudas que pueden aliviarse entrando con buen pie en la carrera. Rominger estaba deprimido a sus anos por lo que su cuarto puesto le permitir¨¢ tomarse un respiro. Zulle est¨¢ en entredicho por una circunstancia adversa (la lesi¨®n en la clav¨ªcula) y estar en sus n¨²meros le permititir¨¢ abrigar esperanzas. Berzin, finalmente, necesita hacerse notar si no quiere que se olviden de ¨¦l para el resto.
Restan Olano y Riis, que estuvieron en zona de nadie. Olano fue cuarto en la pr¨®logo del pasado a?o, pero no es un tipo de suerte que le motive especialmente. Su estilo no se lleva bien con una prueba tan explosiva. Lo suyo es ir de menos a m¨¢s, como ha hecho en todas las contrarrelojes que le han dado prestigio. Y fue a m¨¢s.Correcto. Era su intenci¨®n: Olano no quiere de momento el papel protagonista. Riis tampoco es un enamorado de esta especie de sprint largo: cumpli¨® con el protocolo y no se preocup¨® demasiado del tiempo perdido. Supo desde dos horas y media antes que la gente manejaba el nombre de Ullrich. As¨ª que deber¨¢ manejar ese asunto: gan¨® Boardman, pero la gente se qued¨® con el nombre de Ullrich. Bien est¨¢ para animar la carrera. Pero para nada m¨¢s.
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