Algo m¨¢s que un reclamo publicitario
Cipollini luci¨® ayer una indumentaria toda amarilla, incluso la bicicleta
El 99% de los ciclistas dejan diariamente de ser actores nada m¨¢s cruzar la l¨ªnea de meta. Se convierten entonces en chavales normales. Pero hay un corredor, por lo menos, que contin¨²a actuando hasta que cada d¨ªa apaga la luz de su habitaci¨®n y se mete en la cama. Sin embargo, el italiano Mario Cipollini, que de ¨¦l se trata, no ha inventado nada nuevo. Sigue la tradici¨®n de tantos corredores anteriores como Jacques Anquetil, capaces de dar brillo a una imagen tan gris como la de un ciclista.Primero cultiv¨® su imagen de s¨ªmbolo sexual. En los ¨²ltimos a?os, el velocista toscano apareci¨® regularmente en anuncios publicitarios vestido de jeque ¨¢rabe, de Aladino o de mosquetero, siempre rodeado de mujeres desnudas. Ahora, la de ciclista diferente a los dem¨¢s que quiere que se sepa que es diferente.
Ayer, dorado de la cabeza a los pies, era la viva imagen de un windsurfista reci¨¦n salido del mar. Cabello engominado hacia atr¨¢s -su tono rubio resaltado por anchas mechas arnarillas-, jersey amarillo ajustad¨ªsimo, culotte tambi¨¦n amarillo y pegado a los muslos, cubrezapatillas amarillo, guantes amarillos y bicicleta amarilla con sill¨ªn tambi¨¦n amarillo. ?Qui¨¦n podr¨ªa dudar que ¨¦l, el hombre m¨¢s r¨¢pido en los ¨²ltimos 200 metros, era tambi¨¦n el l¨ªder del Tour?
Reclamo publicitario
Pese a todas las apariencias, a todas las historias de corte sexual que han circulado, sus espantadas y otros detalles, el corredor italiano no es s¨®lo un magn¨ªfico reclamo publicitario. Es m¨¢s que un hombre anuncio, es un ciclista cada vez m¨¢s serio. Hay quien dice que es por culpa de su reciente paternidad, otros opinan que ha tomado conciencia de que el ciclismo le devolver¨¢ favores si ¨¦l es capaz de hac¨¦rselos. Pero sea por una raz¨®n u otra, el Cipollini que acaba de cumplir 30 a?os es un hombre comprometido con su oficio y con su profesi¨®n.Hace un mes, apenas logr¨® terminar el Giro por primera vez en su carrera. En la ronda italiana aument¨® su palmar¨¦s con el triunfo en cinco etapas, incluida la simb¨®lica de la ¨²ltima jornada, que concluy¨® en la capital lombarda de Mil¨¢n.
Tambi¨¦n fue un gregario de voto de su compa?ero de escuadra Ivan Gotti, que al final result¨® el ganador absoluto. S¨®lo se permiti¨® una distracci¨®n. El 4 de junio, el d¨ªa en que naci¨® su hija Lucrezia, se fue a dormir a casa para estar con su mujer y la ni?a. En el Tour tambi¨¦n estar¨¢ presente cotidianamente Lucrezia, pero por otros m¨¦todos, a trav¨¦s de cintas de v¨ªdeo con la ni?a tomando el biber¨®n, en el ba?o y cosas de ¨¦sas.
Su preparaci¨®n para la ronda francesa de este a?o ha sido concienzuda. En el momento en que encarg¨® a un fabricante un culotte con la bandera de los Estados Unidos -el pa¨ªs en que se hacen las bicicletas Cannondale, las que utiliza el equipo Saeco-, se comprometi¨® moralmente a ganar una etapa. Y en el momento en que embarc¨® en el cami¨®n una bicicleta Cannondale amarilla y un culotte dorado se comprometi¨® consigo mismo a llegar a ser l¨ªder. Y esto no era tan f¨¢cil para ¨¦l como ganar una etapa.
Ten¨ªa que lograr, antes, ser el mejor sprinter en el pr¨®logo. Y eso hizo. Tambi¨¦n necesitaba para sus prop¨®sitos que quedara fuera de su equipo su antiguo lanzador en las llegadas y ahora enemigo irreconciliable, Silvio Martinello. ?Qui¨¦n podr¨ªa atreverse a darle una respuesta negativa?
Tambi¨¦n la escuadra italiana del Saeco paga con sumo gusto las multas que le impone la organizaci¨®n de la carrera por la falta de la uniformidad correspondiente de su corredor. No deja de ser un precio barato para la publicidad que logra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.