Breve teor¨ªa y de la emoci¨®n
Un ser vivo es un rinc¨®n del universo empe?ado en distinguirse de sus alrededores. Estar muerto significa seguir mansamente los azares del entorno inmediato: calentarse cuando se calienta, secarse si se seca, agitarse cuando se agita, desgastarse si. se desgasta, fluctuar cuando fluct¨²a... Estar vivo es evitar que el resto del mundo devore las diferencias, es eludir el tedioso equilibrio final. Y mantener una tensi¨®n cr¨ªtica con el entorno significa mantenerse independiente de sus caprichos. Pero ser independiente de algo requiere cambiar informaci¨®n con ese algo. Para vivir hay que percibir. La percepci¨®n empieza en el mundo f¨ªsico de la luz y de las part¨ªculas, entra por el mundo fisiol¨®gico de la piel, mucosas y ¨®rganos diversos, se procesa en el mundo cerebral y culmina en una compleja emoci¨®n psicol¨®gica. Sabemos mucho del mundo f¨ªsico, algo del fisiol¨®gico, poco del cerebral... y casi nada de emociones.Hay cinco combinaciones basadas en uno. solo de los cinco sentidos. (El vidrio de la vitrina s¨®lo deja pasar la vista; el l¨¢tex de los guantes del cirujano s¨®lo deja pasar el tacto; los auriculares de alta fidelidad s¨®lo son para el o¨ªdo; el az¨²car es una exclusiva papilar, y el ambientador olor a pino no aspira m¨¢s que al olfato.)
Hay diez emociones que combinan dos de los cinco sentidos. (El humo es un objeto olfatovisual, con frecuencia insaboreable, que se escapa silenciosamente entre los dedos. La televisi¨®n es audiovisual, in¨²til olisquearla, lamerla o acariciarla. Hay besos delicados que no llegan a salirse del plano tactolfativo. El sonido del viol¨ªn es una victoria tactosonora del violinista. La seda es una experiencia tactovisual ... ).
Las emociones que combinan tres sentidos tambi¨¦n son diez. (La audiotactovisual: el papel de celof¨¢n multicolor ni sabe ni huele, pero multiplica la ilusi¨®n del efecto "abrir un regalo". El hojaldre es una agradable categor¨ªa tactosonorogustativa de la gastronom¨ªa; otra distinta es la olfatogustovisual del inquietante queso azul. Una hoguera es una ancestral experiencia sonorolfatovisual que precede con mucho a la sonorolfatogustativa del fumador pasivo ... ).
Hay cinco emociones que combinan cuatro sentidos. (Todo menos oler: un cristal de sal. Todo menos sonar: la miel sobre la tostada. Todo menos ver: la brisa marina pierde poco por cerrar los ojos. Todo menos paladear: una mascota de peluche. Todo menos tocar: la fastidiosa prohibici¨®n). Y s¨®lo existe una combinaci¨®n que combine los cinco sentidos a la vez. (Un buen cava: se mira, se escucha, se huele, se acaricia y, casi enseguida, se degusta la globalidad).Cinco de una, diez de dos, diez de tres, cinco de cuatro y una de cinco, o sea, 31 clases de emociones sensoriales. ?Eso es todo? Se puede matizar m¨¢s. El caf¨¦ huele mejor de lo que sabe y el pescado sabe mejor de lo que huele. Lo olfatogustativo puede distinguirse de lo gustolfativo. El humo puede ser olfatovisual o visualolfativo, porque (le lejos se ve antes que se huele y de cerca se huele antes que se ve. Si en cada combinaci¨®n ordenamos los cinco sentidos seg¨²n su relevancia o calidad, entonces las 31 se convierten en 325 clases. Y si dentro de cada orden se distinguen grados de intensidad, entonces... Cada emoci¨®n, como cada ser vivo, s¨®lo es id¨¦ntica a s¨ª misma, pero cada emoci¨®n, tambi¨¦n como cada ser vivo, pertenece a una clase, donde la clasificaci¨®n es, como bien se sabe, una forma de inteligibilidad, una inteligibilidad tan fina como se quiera.
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