Un "torrestrella" le perfora un pulm¨®n a un mozo"
El herido, un pamplon¨¦s de 25 a?os, fue intervenido de una cornada de pron¨®stico muy grave
Roberto Casado Belz¨²nce, pamplon¨¦s de25 a?os y periodista de Expansi¨®n, fue intervenido ayer de una herida penetrante por asta de toro en la parte inferior del hemit¨®rax derecho, con perforaci¨®n del l¨®bulo inferior del pulm¨®n -del mismo lado. Permanece ingresado en el hospital de Navarra y su pron¨®stico es muy grave. Pese a la gravedad de la cornada, su vida no corre peligro.Un toro colorao, ojinegro, de 650 kilos de peso, tuvo la culpa. Los torrestrella, la ganader¨ªa protagonista de ayer, hicieron honor a su fama. Veloces, peligrosos, bravos y continuos en su carrera. As¨ª les consideran los mozos. Y as¨ª se mostraron ayer. Corrieron m¨¢s r¨¢pido que sus cong¨¦neres de d¨ªas anteriores, pues entre el primer y el cuarto cohete s¨®lo pasaron dos minutos y 20- segundos, Y dejaron mayor n¨²mero de heridos en el asfalto. A los toros de ese hierro pertenecen algunas de las acciones m¨¢s dram¨¢ticas de los ¨²ltimos tiempos. En el a?o 94 su veloz carrera no impidi¨® que cornearan a seis mozos. En el 95, el que respond¨ªa al nombre de Castellana
mat¨® al norteamericano Matthew Peter Tassio, el ¨²ltimo muerto de los sanfermines.
Fueron muchos los que ayer recordaron aquel suceso. Los habituales de los balcones de la plaza consistorial creyeron retroceder dos a?os en el tiempo. La cogida de Roberto Casado ocurri¨® apenas unos metros del lugar en el que cay¨® herido el norteamericano. Es ¨¦sta una zona, la de la plaza, m¨¢s ancha, donde los mozos encuentran mayores huecos para huir. Pero el joven pamplon¨¦s no encontr¨® ninguno. El dibujo de la cornada tuvo una pinta similar a la de hace dos a?os. Al chaval no le dio tiempo a ver a su enemigo, y ¨¦ste le empiton¨® por la espalda. No hizo m¨¢s por ¨¦l. El toro le ech¨® a un lado con la fuerza de sus 650 kilos de peso. Nada m¨¢s. No se ceb¨®, ni siquiera se fij¨® en el sangriento cuerpo que dejaba, a un lado. Sigui¨® pegado a la manada,, como buen torrestrella. A toda velocidad. La cogida fue r¨¢pida y de una violencia espantosa. El toro empiton¨® al mozo por detr¨¢s, le Ievant¨®, y se quit¨® de encima aquello que hab¨ªa enganchado.
La Cruz Roja salt¨® al asfalto y recogi¨® el cuerpo, que presentaba una espectacular hemorragia. Trasladado al hospital, fue intervenido quir¨²rgicamente.
La fugacidad de un encierro no tiene por qu¨¦ reducir su peligro, eso al menos opinan los estudiosos del asunto. Ayer se vivi¨® una, prueba de ello. Fue explotar el primer cohete, iniciarse la estampida y ya estaba un toro. subido a una acera. No quer¨ªa adoqu¨ªn. Los mozos que, se refugiaban pegados a la pared, pues en ese tramo inicial no hay vallado, esquivaron al animal, que no perdi¨® el paso de la manada aunque fue por libre. Era un aviso con dram¨¢tico aspecto. Otro de los toros, tambi¨¦n discipplinado, tambi¨¦n solidario pon los suyos, hizo un buen tramo de carrera a un lado, fij¨¢ndose siempre en quienes contra la pared se agrupaban, como queriendo limpiar aquella de obst¨¢culos. Ese hecho provoc¨® m¨²ltiples ca¨ªdas.
Alguna de ellas, como la del navarro F¨¦lix Javier Huarte,, tuvo consecuencias graves. El costalazo le provoc¨® contusi¨®n tor¨¢cica y neumot¨®rax traum¨¢tico. En total, siete corredores visitaron el hospital, pero- s¨®lo uno, Roberto Casado, pasar¨¢ varios d¨ªas all¨ª. El blanco reluciente de su vestimenta se ti?¨® de rojo cuando el cuerno del colorao de Torrestrella alcanz¨® su pulm¨®n derecho en una feria donde nunca, hasta ahora, ha faltado la sangre. Cuatro encierros se llevan y cuatro pitones se han hundido en la carne de los mozos.
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