"En el escenario es bueno perder la consciencia"
El pr¨®ximo martes, la pianista madrile?a Rosa Torres-Pardo saldr¨¢ al escenario del Hollywood Bowl de Los ?ngeles e interpretar¨¢ con la Filarm¨®nica de esa ciudad el Concierto en sol de Ravel frente a 17.000 personas. Ante su primera experiencia con una orquesta estadounidense de primera fila, y en un concierto multitudinario al aire libre, la pianista trata de explicar la actitud que debe adoptar un int¨¦rprete para no sentirse sobrecogido frente al p¨²blico: "Hay que procurar no darse cuenta, perder un poco la consciencia. Lo contrario puede ser perjudicial".Torres-Pardo a?ade a su talento como pianista una capacidad inusual para cuestionarse su oficio. "Hay que tener un grado de divismo", dice de pronto, y a partir de ah¨ª, sentada en el sal¨®n de su casa de Madrid, y agarrando con fuerza el brazo de un sill¨®n blanco, comienza una serie de apreciaciones. "Yo no soy diva para nada", afirma, "pero creo que s¨ª conviene tener ese grado, porque la sensaci¨®n de salir a un escenario, en este caso ante 17.000 personas, es muy fuerte y te puede achicar. Por eso conviene que te digas a ti misma: 'yo soy artista, s¨¦ lo que estoy haciendo'. Si no, corres el peligro de perder el control. El divo sale al escenario con el grado necesario de inconsciencia que le evade transitoriamente de lo que todos ya sabemos: que tenemos puntos vulnerables, que nadie es perfecto".
Carrera n¨®mada
Formada en Madrid con el pianista Joaqu¨ªn Soriano, y en Nueva York en la escuela Juilliard, Torres-Pardo debut¨® en 1986, cuando contaba 26 a?os, en el Teatro Real de Madrid. El gerente de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, Ernest Fleischmann, la contrat¨® despu¨¦s de escuchar su grabaci¨®n del Concierto breve de Montsalvatge y de la Rapsodia de Alb¨¦niz. Madre de una ni?a de tres a?os, la pianista trata ahora de buscar el equilibrio entre la vida privada y su trabajo itinerante. Y duda sobre si ser¨¢ capaz de afrontar una carrera n¨®mada corno la que lleva, por ejemplo, Alicia de Larrocha, uno (le sus principales referentes art¨ªsticos. "Uno elige realmente lo que quiere", asegura. "Yo no s¨¦ si tendr¨¦ la fuerza de Alicia de Larrocha, y me imagino que a veces ella pensar¨¢: 'qu¨¦ vida tan agitada llevo'. Pero uno vive- en eso y llega un punto en que no puedes hacer otra cosa, no sabes vivir de otra manera. En mi caso, sigo mi intuici¨®n, y aunque pueda protestar en asuntos concretos como la, falta de vacaciones, sigo avanzando y acepto lo que el oficio tiene de responsabilidad y sacrificio".En los pr¨®ximos meses, la pianista atender¨¢, una serie de proyectos muy diferentes. Actuar¨¢ en Santiago de Compostela, Pamplona, Denia, Santander y La Coru?a; comenzar¨¢ a grabar en septiembre la obra para piano de Granados, y pronto saldr¨¢ al mercado un disco grabado en directo, que incluye Petrushka, de Stravinsk?; El amor brujo, de Falla, y Romeo y Julieta, de Prokofiev, en las versiones para piano de los propios autores. "Este disco fue una responsabilidad tremenda", se?ala, "porque sal¨ª a tocar sabiendo que no me pod¨ªa equivocar. Creo que es una grabaci¨®n m¨¢s depurada que las de estudio porque tiene la ventaja de la naturalidad. Son obras que grabadas a trozos perder¨ªan el sentido. Puede que el disco no sea perfecto, pero tiene otro tipo de perfecci¨®n, la cercan¨ªa de la grabaci¨®n en vivo".
El nombre de Alicia de Larrocha vuelve a repetirse al hablar de las versiones del Concierto en sol de Ravel que han marcado a Rosa Torres-Pardo. Tres son las referencias: Martha Argerich, una de las pianistas a las que m¨¢s admira; Arturo Benedetto Michelangeli, y De Larrocha dirigida por Fr¨¹hbeck de Burgos. La obra, estrenada en 1932, recibe la influencia del jazz y de la m¨²sica ¨¢rabe-espa?ola, "m¨¢s la aportaci¨®n propia del Ravel impresionista y rom¨¢ntico explica Torres-Pardo. "Es un concierto muy de los sentidos", a?ade. "En ¨¦l hay que mantener el control de la delicadeza del sonido y al mismo tiempo dejarse llevar, porque para transmitir, lo mejor es dejarse llevar".
Babelia
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