Un punto de encuentro
El Verano Musical Segoviano ha tenido un agudo sentido de la oportunidad al dedicar una sesi¨®n monogr¨¢fica al compositor Mauricio Sotelo (1961) en el bello marco de la iglesia rom¨¢nica de San Juan de los Caballeros. Sotelo ha vivido durante muchos a?os en Viena y ahora est¨¢ de moda en Europa despu¨¦s del anuncio del estreno de su ¨®pera Utop¨ªa. El secreto de las sirenas para abril de 1999 en la Bienal de M¨²nich, y tras hab¨¦rsele concedido recientemente en la capital b¨¢vara el prestigioso premio de composici¨®n de la Fundaci¨®n Siemens.Las se?as de identidad musicales de Sotelo han tenido siempre un pie en el Renacimiento (especialmente, Tom¨¢s Luis de Victona) y otros dos en Schubert y Webern. A ello el joven compositor ha a?adido una permanente fascinaci¨®n por el flamenco.
Esperanza Fern¨¢ndez es una cantaora tan sublime como enigm¨¢tica. No en vano Yehudi Menuhin la ha elegido entre sus voces preferidas para un recital el pr¨®ximo oto?o. Su magnetismo viene de esencias antiguas que ella proyecta con generosidad y desgarro. El estreno mundial de Epitafio sobre un poema de Jos¨¦ Angel Valente (con un sutil Christian Dierstein de percusionista) fue algo m¨¢s que el redescubrimiento de un mundo sonoro. La magia de, lo indecible era compa?era natural del escalofr¨ªo. El di¨¢logo sonoro entre la m¨²sica seria y el cante jondo se percib¨ªa abierto a diversas complicidades.
Yukiko Sugawara fue la privilegiada pianista de una obra tan rica de est¨ªmulos como Su un oceano di scampanelli; Marcus Weiss demostr¨® su fabuloso dominio t¨¦cnico del saxof¨®n en el estreno mundial de Argos, una pieza a la que quiz¨¢ falte algo de depuraci¨®n o s¨ªntesis; y, en fin, el extraordinario tr¨ªo Accanto de Sttutgart a?adi¨® su virtuosismo al Duende de la cantaora Esperanza Fern¨¢ndez en Nadie, elaborada tambi¨¦n a partir de un poema de Valente.
El ¨¦xito fue importante para los int¨¦rpretes, el compositor y los organizadores. Un impresionante martinete de la cantaora, ofrecido como correspondencia a las aclamaciones, puso el punto final a una noche en que la raz¨®n y la pasi¨®n buscaron (y encontraron) un punto de encuentro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.