Adi¨®s a la casta
Se va la casta del toro de lidia. Se escapa por el grifo abierto de la desidia ganadera, que ha buscado la embestida suave y pastue?a y ha encontrado la soser¨ªa y estupidez bobalicona. Adi¨®s, toro de lidia que fuiste el asombro y la alegr¨ªa de la afici¨®n. Bye, bye.La ganader¨ªa de S¨¢nchez Cobaleda, que tiene en sus ancestros nada menos que vacas de Veragua y sementales de Santa Coloma, ha pasado por Las Ventas con m¨¢s pena que gloria. Seis toros descastados, que dieron pie a que el p¨²blico se columpiara del bostezo al duermevela. El primero fue un manso de libro, que huy¨® a todo gas al sentir el hierro y lleg¨® a la muleta qued¨¢ndose en la mitad de las suertes y sacudiendo le?a por los dos pitones. El segundo se emple¨® sin codicia en el caballo y tom¨® la muleta con soser¨ªa. Un tercero manejable, un cuarto que se acab¨® enseguida, un quinto que rozaba la invalidez y un sexto que met¨ªa la cabeza pero que no pasaba, completaron el lote de toros que envi¨® a Las Ventas do?a Pilar Majeroni. Prop¨®sito de enmienda y dolor de coraz¨®n, por favor.
Cobaleda / Campuzano, Gonz¨¢lez, Madrile?o
Toros de S¨¢nchez Cobaleda, de presencia desigual y escasa fuerza, mansurrones. 1?, manso sin casta. Tom¨¢s Campuzano: media estocada (silencio); estocada desprendida (silencio). Cristo Gonz¨¢lez: pinchazo y media ca¨ªda (silencio); metisaca en los bajos (silencio). El Madrile?o: media tendida y atravesada (silencio); pinchazo y otro hondo (silencio).Plaza de las Ventas, 13 de julio. Media entrada. Se guard¨® un minuto de silencio por la muerte de Miguel ?ngel Blanco.
Poco gas
La voluntad de los toreros se estrell¨® con esta descastada corrida. Tom¨¢s Campuzano tante¨® con oficio y seguridad al primero, en muletazos por bajo, que el toro admiti¨® con brusquedad. Luego se paraba para tirar el hachazo. El torero lo machete¨® por la cara, con excelente vista de lidiador y lo tir¨® pezu?as en alto de media lagartijera. Con el cuarto, un toro con muy poco gas y que esper¨® en banderillas, se coloc¨® fuera de cacho y lo pas¨® distanciado. El toro se acab¨® muy pronto y no hubo faena.Cristo Gonz¨¢lez, tuvo un toro que tom¨® bien la muleta, con el que no se confi¨® en ning¨²n momento. No se decidi¨® a cruzarse ni a plantarle cara. Tampoco le encontr¨® las distancias. Hab¨ªa que pisarle el terreno y cuando el diestro empez¨® a animarse, el animal empez¨® tambi¨¦n a ce?irse por el pit¨®n izquierdo. El de Chiclana se arrug¨®. Con el quinto, m¨¢s de lo mismo. Mucha falta de confianza ante un toro floj¨ªsimo.
Ha tenido El Madrile?o esa oportunidad por la que viene suspirando. Y se le ha ido por la escotilla de babor. Lo ha intentado en sus dos toros. En el primero, con la muleta en la mano izquierda casi siempre, pero inseguro y sin dominio. Era evidente que el toro le ven¨ªa grande. Cuando la tarde declinaba, se enfrent¨® con el sexto, sin saber c¨®mo y por d¨®nde meterle mano. Se dio cuenta de que el toro era inofensivo e intent¨® darle pases porque s¨ª. Pero el tren del triunfo ya se alejaba hacia el horizonte.
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