Ermua convirti¨® el adi¨®s a Miguel ?ngel en un grito vivo contra el terrorismo
Al final le dieron tierra a Miguel ?ngel. Y cuando callaron las consignas de indignaci¨®n contra ETA, cuando guardaron respetuoso silencio todos los presidentes de la democracia que hasta Ermua hab¨ªan llegado y el pr¨ªncipe Felipe apenas conten¨ªa la emoci¨®n, se oy¨® la ¨²ltima voz, la m¨¢s aut¨¦ntica, la m¨¢s dif¨ªcil de consolar: "Ay, no. Ay, cari?o m¨ªo". La madre de Miguel Angel Blanco, el concejal del PP asesinado por ETA tras 48 horas de angustia, se desped¨ªa de su hijo. El entierro de la ¨²ltima v¨ªctima de ETA -ya van 773- se convirti¨® en una demostraci¨®n sin precedentes contra el terrorismo.
A Ermua se acercaron el pr¨ªncipe Felipe y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; Adolfo Su¨¢rez, Leopoldo Calvo-Sotelo y Felipe Gonz¨¢lez; Antonio Guti¨¦rrez y C¨¢ndido M¨¦ndez; Julio Anguita y la Junta de Jefes del Estado Mayor del Ej¨¦rcito; el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza y otros muchos l¨ªderes pol¨ªticos. Tambi¨¦n estaban todos los vecinos de Miguel ?ngel, a los que se sum¨® gente llegada de muchos otros lugares del Pa¨ªs Vasco. Todos ellos, a eso de las dos y media de la tarde, escucharon un lamento que se ha repetido 773 veces desde 1968: "Ay no. Ay cari?o m¨ªo".En 1968 nacieron el pr¨ªncipe Felipe y Miguel Angel Blanco, tambi¨¦n fue ese a?o cuando ETA empez¨® a matar. Ayer, 29 a?os desde entonces, se produjo en Ermua (Vizcaya) la mayor contestaci¨®n y, sobre todo, la m¨¢s cohesionada- a ETA. La forma en que los terroristas secuestraron a Miguel Angel -"la escenificaci¨®n de un asesinato de la Mafia", lleg¨® a decir Mayor Oreja- y lo mataron despu¨¦s a sangre fr¨ªa y de dos tiros en la nuca colm¨® el vaso de la paciencia y la resignaci¨®n, demasiado lleno tras los secuestros de Cosme Delclaux y Ortega Lara.
El pueblo, representado por los vecinos de Ermua, grit¨® ayer contra ETA y contra HB, pero tambi¨¦n pidi¨® a los pol¨ªticos que cumplan con su obligaci¨®n. Cuando el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza, del PNV, abandonaba el cementerio, un numeroso grupo de personas le aplaudi¨® primero y le exigi¨® despu¨¦s: "?Justicia, justicia!".
Noche en vela
El entierro de Miguel ?ngel Blanco, que durante toda la noche fue velado por sus vecinos en el sal¨®n de plenos del Ayuntamiento de Ermua, estuvo lleno de gestos, cada uno con un mensaje dentro. Desde los aplausos a los pol¨ªticos, a la agente de la Erzaintza ofreciendo fuego de su mechero a un guardia civil de la. escolta del pr¨ªncipe; los ex presidentes llegando juntos a la Iglesia; el propio Pr¨ªncipe esperando, bajo una fina lluvia, a que llegara el presidente Aznar para entrar juntos en la iglesia; el agradecimiento sincero del padre de Miguel ?ngel cuando el Pr¨ªncipe le entreg¨® un sobre con el p¨¦same de su padre el Rey. Hab¨ªa una raya imaginaria pintada en el suelo. A un lado, estaban todos; al otro, los terroristas y quienes les apoyan.A las doce y dos minutos empez¨® el funeral. El arzobispo de Bilbao, monse?or Ricardo Bl¨¢zquez, no dej¨® ayer que la voz de la Iglesia con respecto al terrorismo cayera en la ambig¨¹edad de otras veces. "Buscar pretextos es una humillaci¨®n para todos nosotros", dijo durante el serm¨®n. Bl¨¢zquez dej¨® claro que "la responsabilidad del asesinato de Miguel ?ngel es exclusivamente de sus autores, de sus instigadores y de quienes los apoyan". "No tengais miedo", pidi¨®, "el terrorismo ha mostrado su rostro fr¨ªo y despiadado, de crueldad y de horror".
Luego, pidi¨® calma: "La ¨²nica respuesta digna, la que deben dar las personas que quieren sintonizar la inteligencia y los sentimientos, no debe ser la venganza ni el miedo, sino la serenidad y la esperanza". Una multitud en silencio lo escuchaba a trav¨¦s de los altavoces instalados alrededor de la Iglesia de Santiago Ap¨®stol. Dentro, junto al f¨¦retro cubierto por una bandera de Ermua, estaban los familiares de Miguel ?ngel Blanco, unos cuantos amigos y los pol¨ªticos. Al final de la misa, y tras el Aurresku -baile vasco-, el cortejo f¨²nebre parti¨® hacia el cementerio, situado junto a la ladera de una monta?a. Casi dos kil¨®metros de camino en pendiente que todos hicieron juntos, escoltados por los agentes de la Ertzaintza, y tras el coche f¨²nebre y otros siete cargados con coronas de flores llegadas de toda Espa?a. Durante todo el tiempo, los vecinos aplaud¨ªan y gritaban las consignas de la v¨ªspera: "Miguel, Miguel... HB, lo tienes que pagar. Basta ya, queremos paz
El Pr¨ªncipe, emocionado
El cortejo pas¨® por delante de algunos locales que luc¨ªan una consigna nueva: "Este establecimiento es de un militante de HB. No entres. Hag¨¢mosle la vida imposible como ellos nos la han estado haciendo a nosotros".Ya en el cementerio, s¨®lo entraron los familiares, periodistas y los representantes del Estado y la pol¨ªtica. El pr¨ªncipe Felipe, muy emocionado durante toda la jornada, apenas pod¨ªa contener las l¨¢grimas. S¨®lo se o¨ªan los pasos sobre la grava y los disparos de los fot¨®grafos. Y el llanto de la madre de Miguel ?ngel. Ya all¨ª, todo era m¨¢s definitivo. Cuando el sepulturero, ayudado por los compa?eros y amigos, metieron el f¨¦retro en el nicho de Miguel ?ngel, Marimar, su novia, los mand¨® parar. Quer¨ªa que conservara junto a ¨¦l las baquetas de la bater¨ªa que tocaba cada fin de semana con su grupo.
Antes de partir, el pr¨ªncipe Felipe habl¨® ante las c¨¢maras sin gui¨®n. Entre todas, una frase: "Los espa?oles, y en particular el pueblo vasco, han hablado con una sola voz y han dicho basta ya".
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