La Europa del Siglo XXI

LA AGENDA 2000, que present¨® ayer en Estrasburgo la Comisi¨®n Europea, parte del hecho de que para proceder a la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea (UE) ¨¦sta ha de reformarse en profundidad. Si los cambios no. se realizan con ¨¦xito, esta Agenda podr¨ªa devenir en un nudo gordiano de dificil¨ªsima soluci¨®n. Las propuestas de ampliaci¨®n comunitaria, de las perspectivas presupuestarias para la etapa entre los a?os 2000 y 2006 y de la reforma de las pol¨ªticas comunes constituyen un punto de partida coherente para lo que promete ser un dur¨ªsimo debate entre los Estados miembros de la UE. El resultado final de este proceso, dar¨¢ la medida de la cohesi¨®n que puede alcanzar la regi¨®n de mayor peso econ¨®mico del planeta. Es, pues, un reto hist¨®rico.Combinando criterios pol¨ªticos y econ¨®micos, y la capacidad para asumir las propias reglas de juego comunitarias, la Comisi¨®n se propone abrir negociaciones de adhesi¨®n con seis candidatos: Polonia, Hungr¨ªa -los prioritarios-, la Rep¨²blica Checa, Eslovenia, Estonia y Chipre, si la ¨²ltima logra superar su divisi¨®n. No parece ¨¦sta una mala combinaci¨®n inicial para Espa?a, pues fortalecer¨ªa una dimensi¨®n mediterr¨¢nea de la futura UE que disputar¨ªa la hegemon¨ªa a los pa¨ªses del centro geogr¨¢fico.

Cuando todav¨ªa no se ha secado la tinta del Tratado de Amsterdam, que ha dejado muchos cabos sueltos, puntos sin resolver y ambig¨¹edades dif¨ªciles de int¨¦rpretar, ya se empieza a plantear, para despu¨¦s del a?o 2000, una nueva reforma de los tratados fundamentales. Lo que significa la demostraci¨®n m¨¢s palpable del fracaso del ¨²ltimo Consejo Europeo.

Quiz¨¢s la principal limitaci¨®n de las propuestas de la Agenda 2000 sea su relativo continuismo, cuando el mapa del futuro ser¨¢ muy distinto del actual. En ellas se contempla una fuerte factura econ¨®mica de la ampliaci¨®n mediante la contenci¨®n de las pol¨ªticas de solidaridad internas vigentes en la UE de los quince. En el cap¨ªtulo de ingresos todo sigue igual; en el de gastos, la Comisi¨®n -y dentro de ella los pa¨ªses m¨¢s ricos- pretende que la ampliaci¨®n se haga dentro del actual techo presupuestario de la UE (equivalente a un 1,27% del producto interior bruto de los Estados miembros) en la esperanza de que un crecimiento sostenido de las economias europeas, de un 2,5% anual en el periodo 2000-2006 permita cuadrar las cuentas. Es una hip¨®tesis muy aleatoria.

Como la ampliaci¨®n a nuevos paises -incluso la preadhesi¨®n, que es una etapa intermedia- no resulta gratuita, la pr¨¢ctica congelaci¨®n de los actuales fondos estructurales y de cohesi¨®n resulta obligada dentro de las propuestas en cuesti¨®n, y supondr¨¢ alg¨²n sacrificio para los beneficiarios de los mismos, entre ellos Espa?a. Pero si nuestro pa¨ªs no se hubiese resistido a la iniciativa inicial de la Comisi¨®n, de suprimir los fondos de cohesi¨®n para los pa¨ªses que entren en el ¨¢rea del euro, el resultado hubiese sido desastroso para los intereses espa?oles. Por otra parte, los fondos estructurales (fundamentalmente el regional y el social), se reformar¨¢n para concentrar sus beneficios, en menos personas y t¨¦rminos. Por ¨²ltimo, la Comisi¨®n Europea propone tambi¨¦n una reforma en profundidad de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), lo que tambi¨¦n tendr¨¢ efectos- muy significativos sobre la econom¨ªa espa?ola, ya que nuestro pa¨ªs recibe en la actualidad m¨¢s transferencias por este cap¨ªtulo que de los fondos estructurales o de cohesi¨®n. Los problemas que plantea la integraci¨®n de la agricultura de los pa¨ªses candidatos a entrar en la UE son tambi¨¦n enormes.

Si se considera que adem¨¢s de hacer realidad las propuestas de la Agenda 2000, la Uni¨®n Europea est¨¢ inmersa en el proceso hacia su unidad econ¨®mica y monetaria -lo que demanda una moneda ¨²nica a partir del primer d¨ªa de 1999 y un pacto de estabilidad- y que los Gobiernos comunitarios han prometido avanzar hacia pol¨ªticas, activas de empleo se entender¨¢ la complejidad y la singularidad del momento en el que estamos. Pero se trata de acompasar las medidas econ¨®micas y monetarias, que son las que est¨¢n m¨¢s avanzadas con las normas institucionales, pol¨ªticas y sociales que demandan los ciudadanos y que har¨¢n de Europa un conjunto m¨¢s cohesionado y equilibrado.

La pregunta es si la Agenda 2000 es tan ambiciosa como se necesita o si de su aplicaci¨®n nacer¨¢ un rat¨®n. Lo que est¨¢ claro es que la apuesta lo merece: conseguir el primer conjunto geopol¨ªtico del mundo, con al menos veinti¨²n pa¨ªses en su interior. Lo que significar¨¢ el final de una larga historia de enfrentamientos entre los pa¨ªses europeos. Merece el esfuerzo.