Vuelve el Che
EL CHE ya est¨¢ en La Habana, donde su cad¨¢ver fue recibido , por Fidel Castro, con honores. de h¨¦roe nacional el domingo pasado. Treinta a?os. despu¨¦s de la muerte de Ernesto Guevara -el guerrillero m¨¢s emblem¨¢tico y seductor de la revoluci¨®n cubana-, en su recuerdo se unen la nostalgia del idealismo perdido y el fil¨®n comercial para quienes explotan su figura. Lo contrario de lo que ¨¦l predicaba. A despecho del descr¨¦dito del comunismo en los ¨²ltimos a?os, la figura revolucionar¨ªa del Che se mantiene como un s¨ªmbolo del idealista coherente y del hombre de acci¨®n. La historia recicla ahora, a trav¨¦s de la trivialidad del marketing, lo que a finales de los a?os cincuenta y los sesenta fue un movimiento armado, antiimperialista y subversivo que acab¨® en Cuba. con la dictadura de Batista y quiso extender, mediante las guerrillas, la subversi¨®n igualitaria por Am¨¦rica Latina. No hab¨ªa ca¨ªdo el muro de Berl¨ªn.El Che fue abatido y rematado en Bolivia el 9 de octubre de 1967 tras una emboscada donde perecieron otros seis guerrilleros. Ten¨ªa 39 a?os y su pr¨¢ctica pol¨ªtica -exportar la revoluci¨®n- devino en mito. Su imagen, multiplicada en cientos de miles de carteles por, todo el mundo, fue ya entonces la insignia de muchos j¨®venes que ve¨ªan en este m¨¦dico asm¨¢tico un ejemplo del guerrillero heroico a favor de la humanidad. El Tercer Mundo, cuyo concepto se multiplic¨® en ese tiempo, significaba, de una parte, la denuncia m¨¢s flagrante del imperalismo internacional por su explotaci¨®n y miseria, pero, de otra, la promesa de una ebullici¨®n que transformar¨ªa el mundo. Tal utop¨ªa ha dejado pr¨¢cticamente de existir. Apenas unos focos rebeldes en todo el mundo, cuatro o cinco peque?as guerrillas en Latinoam¨¦rica, son los residuos sin futuro en un presente donde triunfa el liberalismo m¨¢s crudo y la globalizaci¨®n.
Arrasado el marxismo, renace la estampa del Che. Vuelve en forma de nuevas biograf¨ªas latinoamericanas, norteamericanas o europeas; en la reedici¨®n de sus obras completas; en forma de colgantes, de carteles, de llaveros, camisetas, de discos con canciones de V¨ªctor Jara; Atahualpa Yupanqui o Carlos Puebla; en media docena de proyectos para pel¨ªcula s a cargo de directores o actores como Ettore Scola, Giuseppe Ferrara, Michael Radford y Antonio Banderas. Cuando nadie cree ya en el poder revolucionario de lo que significaba el Che, su energ¨ªa se transforma en merchandising; cuando la. guerrilla es s¨®lo un vestigio sin porvenir, el Che ocupa la portada de Newsweek.
Incluso los huesos de Guevara, prestos para el culto, han aparecido en el momento apropiado, tras treinta a?os perdidos en una fosa com¨²n cuya exploraci¨®n viene a sumarse al aniversario en forma de una ruta tur¨ªstica en Bolivia. Vuelve el Che: un fen¨®rneno que suscita para los que eran j¨®venes progresistas, cuando batallaban Guevara, Fidel o Cienfuegos (los j¨®venes barbudos) la melancol¨ªa de unos ideales marchitos. Es ¨²til para quienes no vivieron los tiempos de la revoluci¨®n cubana y s¨®lo han recibido la mitolog¨ªa guevarista como una abstracta evocaci¨®n de una lucha por un mundo mejor, m¨¢s igualitario y m¨¢s humano. Que siga el son.
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