La tregua del IRA
CON LA tregua que el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA) iniciar¨¢ este mediod¨ªa se abren nuevas esperanzas para Irlanda del Norte. Finalmente, el proceso de paz cuenta con posibilidades de arrancar. La participaci¨®n del Sinn Fein, el brazo pol¨ªtico del IRA, al que se negaba el asiento en la mesa de negociaciones, era esencial. Es de esperar que el IRA transforme esta tregua en permanente y que ello contribuya a superar el escepticismo de los protestantes. Todos los partidos han de sentarse el 15 de septiembre a la mesa de las negociaciones, como dijo ayer el dirigente del Sinn Fein, Gerry Adams.Es comprensible que el consejero de Interior del Gobierno vasco, Juan Mar¨ªa Atutxa, quiera ver en la tregua del IRA un ejemplo a seguir por. ETA. Pero, m¨¢s all¨¢ de tratarse de fen¨®menos terroristas con ra¨ªces nacionalistas, el Ulster y el Pa¨ªs Vasco no son casos equiparables. El problema, norirland¨¦s es el del enfrentamiento entre dos comunidades: la cat¨®lica, que quiere la uni¨®n con la Rep¨²blica de Irlanda, y la protestante, partidaria de permanecer en el Reino Unido. Cada una, a su manera, se siente mayor¨ªa -una en Irlanda, la, otra en el Ulster- y ve a la otra como una minor¨ªa.
Es pronto a¨²n para echar las campanas al vuelo, pues el IRA ya inicia una tregua en 1994, pero la rompi¨® en 1996. Es cierto que la actual situaci¨®n cuenta con una novedad. En Londres hay ahora un Gobierno fuerte, el de Tony Blair, que ya no necesita del apoyo parlamentario de los partidos protestantes norirlandeses para su supervivencia, como le ocurr¨ªa al Major.
Y Blair ha actuado con prontitud. Tras su contundente victoria electoral foment¨® la apertura, de conversaciones exploratorias entre funcionarios brit¨¢nicos y el Sinn Fein, que han desembocado en el anuncio de ayer, al que tambi¨¦n ha contribuido el partido moderado cat¨®lico de John Hume. Por otra parte, las tensiones provocadas por las marchas veraniegas protestantes han disminuido al suavizarse la actitud inicial de los hombres de la Orden de Orange.
Pero, sobre todo, Blair, en conjunci¨®n con el Gobierno de Dubl¨ªn, ha dejado de exigir al IRA y a los grupos armados protestantes que entreguen sus armas antes de iniciar las negociaciones. El decomiso de las armas se realizar¨¢ en paralelo a las negociaciones., Blair, sin embargo, siempre ha mantenido la exigencia de al menos 60 d¨ªas de tregua antes de que el Sinn Fein pudiera sentarse a la mesa de negociaciones. La palabra la tienen ahora los partidos protestantes, esc¨¦pticos ante la tregua anunciada por el IRA -especialmente tras el reciente asesinato sectario de una joven cat¨®lica de novio protestante- y reticentes ante lo que puede ser una merina de su poder en Irlanda del Norte.
No ser¨¢n negociaciones f¨¢ciles. Su resultado habr¨¢ de ser aprobado por refer¨¦ndum en Irlanda del Norte y por el Parlamento en Londres. Pero son hoy la ¨²nica v¨ªa para alcanzar ese "futuro, decente" que Blair. defiende para los norirlandeses. Es de esperar que el paso dado ayer por el IRA abra la v¨ªa, si no a una soluci¨®n definitiva, al menos a que se encauce por el camino de una racionalidad que lleve a la paz.
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