¡°Te voy a echar de menos, Gianni¡±
La cantante m¨¢s c¨¦lebre de todos los tiempos recuerda su amistad con el genio de la moda
Musa y modelo de Gianni Versace, asesinado el 15 de julio de 1997 en Miami, la cantante Madonna ensalzaba en este art¨ªculo el gusto del artista calabr¨¦s por el lujo y la dolce vita. Pero, al mismo tiempo, cuando describ¨ªa los d¨ªas pasados en una residencia del dise?ador en el lago Como, Madonna subrayaba tambi¨¦n el esfuerzo y el trabajo que marcaron la vida de Versace. La estrella, que colabor¨® en desfiles y promociones del modisto durante los ¨²ltimos a?os, recuerda asimismo la desbordante vitalidad que contagiaba su amigo la ¨²ltima vez que cen¨® con ¨¦l. Ferviente seguidora del yoga, Madonna dedicaba un emocionado recuerdo a Versace y conclu¨ªa que su imagen y esp¨ªritu pervivir¨¢n siempre. Sin duda, una joya de la hemeroteca.
Dorm¨ª en la cama de Gianni Versace. Por supuesto, ¨¦l no estaba en ella en aquel momento, pero no pod¨ªa evitar tener la sensaci¨®n de que estaba impregn¨¢ndome de parte de su aura. Creo que, cuando dormimos, nuestra alma deja nuestro cuerpo para rejuvenecerse. Por la noche nos suceden cosas poderosas y profundas en la cama, y la energ¨ªa se acumula y se cierne sobre ella. Hab¨ªa un mont¨®n de energ¨ªa nerviosa alrededor de la cama de Gianni y tengo que decir que nunca dorm¨ª demasiado bien en ella. No dejaba de querer saltar de la cama y ponerme a hacer cosas: escribir poes¨ªa, oler las gardenias y los jazmines que rodeaban la casa, contemplar desde la ventana el magn¨ªfico lago y apretar mi rostro contra el fr¨ªo m¨¢rmol de cualquiera de las estatuas de hombres desnudos que llenaban sus habitaciones. No sab¨ªa qui¨¦nes eran. Puede que hubieran sido importantes dioses griegos o simplemente los t¨ªpicos t¨ªos buenos romanos, pero era encantador mirarles, y muy entretenido. Hab¨ªa libros antiguos para hojear. Cuadros de viejos maestros para estudiar y arquitectura local ante la que maravillarse. Estaba en el s¨¦ptimo cielo, pero, lo que es m¨¢s importante, sent¨ªa envidia de una persona que ten¨ªa el valor de vivir la vida con tanto lujo. Yo soy demasiado pr¨¢ctica para eso.
Hab¨ªa sido invitada a quedarme en la casa de campo de Gianni en el lago Como despu¨¦s de rodar mi segunda campa?a de Versace en Mil¨¢n. Estaba encantada de pasar el 4 de julio en un escenario tan bello. Llegu¨¦ con mi novio y el s¨¦quito a cuestas. Hab¨ªa preguntado a Gianni, como favor especial, si pod¨ªa llevar a mi amiga Marjorie Gross, que se estaba muriendo de c¨¢ncer. Se vino con nosotros y todos ten¨ªamos que pellizcamos constantemente para aseguramos de que no est¨¢bamos so?ando. Cada noche, al ponerse el sol, nos serv¨ªan Bellinis fr¨ªos, que tom¨¢bamos bajo el magnolio gigante que hab¨ªa en la orilla del lago. El cocinero preparaba comidas deliciosas, los sirvientes de Sri Lanka nos serv¨ªan con guantes blancos, y unos guardaespaldas despampanantes con walkie-talkies sacaban a mi perra Chiquita a dar largos paseos. El capit¨¢n de una gran lancha estaba permanentemente de servicio para llevarnos a nuestro ba?o diario en las cristalinas aguas del lago. La ropa sucia nunca se quedaba en el suelo m¨¢s de unos segundos y no dejaban de llegar preciosos trajes de Versace. Un lote nuevo todos los d¨ªas. Incluso me puse uno para cenar. Ten¨ªa esta fantas¨ªa de que estaba en una pel¨ªcula de Antonioni y el rodaje se iba a prolongar indefinidamente. Me sent¨ªa como una princesa mimada. "Los Versace saben vivir de verdad". Repet¨ªamos esto como un mantra.
Gianni telefoneaba peri¨®dicamente para asegurarse de que todo estaba bien y de que cuidaban de todos nosotros. Pens¨¦ en preguntar si pod¨ªan hacerle una manicura a mi perra, pero al final decid¨ª no hacerlo. Hasta Gianni tiene que tener un l¨ªmite. Pens¨¢ndolo creo que habr¨ªa dicho que s¨ª, y me habr¨ªan tra¨ªdo un peluquero de animales. La ¨²nica persona tan generosa como Gianni es su hermana Donatella, que abraza las cosas bellas con el mismo fervor.
Pero perm¨ªtanme ser muy clara. Los Versace trabajan tanto como se divierten. Evidentemente est¨¢bamos disfrutando los frutos del esfuerzo de Gianni. La evidencia de su ¨¦tica de trabajo estaba por toda la casa. Hab¨ªa dibujos tirados por todas partes. Los libros de arte estaban se?alados o abiertos por p¨¢ginas que aparecer¨ªan de alg¨²n modo en sus nuevos dise?os, y en las mesas se apilaban millones de revistas, llenas de art¨ªculos o de anuncios que mostraban sus creaciones elegantes y sensuales. Un estallido de color y erotismo. ?ste era un hombre con una misi¨®n. Una fuerza con la que hab¨ªa que v¨¦rselas. Yo estaba de vacaciones en su casa. ?l, trabajando.
Al final, mi sue?o se acab¨® y todos volvimos a nuestra vidas, que parec¨ªan sosas en comparaci¨®n. Probablemente, Gianni estaba dise?ando su pr¨®xima colecci¨®n, editando uno de sus libros o construyendo una nueva casa de campo. O probablemente las tres cosas a la vez.
La ¨²ltima vez que le vi fue en primavera, en Miami. Donatella me hab¨ªa invitado a una cena antes de Semana Santa. Fui a Casa Casuarina con algunos amigos y encontr¨¦ a Gianni de excelente humor. Estaba hipnotizado por el esmalte azul en las u?as del pie de mi hija. Despu¨¦s de cenar, su sobrina Allegra se sent¨® a nuestros pies y jug¨® con Lourdes mientras ¨¦l hablaba de la dolce vita. Hab¨ªa vencido al c¨¢ncer, estaba orgulloso de su ¨²ltima colecci¨®n y la vida era buena. Fue entonces cuando ataqu¨¦ con mi discurso sobre el yoga y lo bien que le vendr¨ªa. Parec¨ªa receptivo, y le di el n¨²mero de tel¨¦fono de mi profesor de yoga. Pod¨ªa imaginarme en la posici¨®n de loto a este extravagante calabr¨¦s con un brillo en los ojos. Los grandes yoguis creen que la vida no tiene fin. Aunque la vida de Gianni en esta tierra se ha terminado, su esp¨ªritu est¨¢ en todas partes y su alma vive para siempre.
Voy a echarte de menos, Gianni. Todos vamos a echarte de menos. Pero tengo un bolsillo lleno de recuerdos en sus vaqueros de Versace y no van a ir a ning¨²n sitio.
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