Fiasco en Arrigorriaga
EN LOS d¨ªas que siguieron al asesinato de Miguel ?ngel Blanco, todos los partidos -con la excepci¨®n de Herri Batasuna- hicieron firmes prop¨®sitos de aislar pol¨ªticamente a la coalici¨®n que jalea los cr¨ªmenes de ETA y arreciaron las llamadas urgentes para organizar una estrategia que socavara los apoyos de la organizaci¨®n terrorista. Grandes principios y buenos deseos; apenas dos semanas m¨¢s tarde del asesinato del concejal de Ermua, el suicidio de Juan Carlos Hernando Gonz¨¢lez Peli, un colaborador de ETA que aparec¨ªa claramente desvinculado de la organizaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos, se ha considerado raz¨®n suficiente para que los partidos democr¨¢ticos representados en el Ayuntamiento vizca¨ªno de Arrigorriaga, como el PNV, PSE-PSOE, PP, Eusko Alkartasuna e IU, respalden una moci¨®n de Herri Batasuna que, sin una sola prueba, pone en cuesti¨®n la tesis del suicidio y sugiere que puede ser un asesinato. Por si fuera poco, el Ayuntamiento de Arrigorriaga ofreci¨® a los familiares de Peli el sal¨®n de actos del municipio para instalar la capilla ardiente.La actuaci¨®n de los concejales democr¨¢ticos en Arrigorriaga es un ejemplo de incongruencia pol¨ªtica y un elemento de desmoralizaci¨®n para la sociedad que se ha movilizado de forma masiva en las ¨²ltimas semanas. No es posible atribuir una inconsecuencia tan gruesa a un error o a un malentendido; revela probablemente la, m¨¦dula del problema del terrorismo en Euskadi, donde los acuerdos respaldados por la sociedad no pueden llevarse a la pr¨¢ctica porque chocan con los lazos de complicidad, proximidad o connivencia sentimental que contaminan inevitablemente la voluntad de repudiar socialmente el terrorismo. Estas viscosas relaciones son las que todas las formaciones se comprometieron a romper en el pacto de Ajuria Enea y en las emotivas jornadas que siguieron al secuestro de Miguel ?ngel Blanco; pero, como demuestra el fiasco de Arrigorriaga, si bien los ciudadanos han captado r¨¢pidamente el mensaje de aislamiento al terrorismo -como demostr¨® la escasa asistencia registrada ayer en los funerales de Peli-, no ha calado con la suficiente profundidad y convicci¨®n en los representantes cotidianos de las fuerzas democr¨¢ticas del Pa¨ªs Vasco.
Las direcciones de los partidos han reaccionado ante tan evidente retroceso pol¨ªtico con diversos grados de firmeza, en l¨ªnea con sus posiciones pol¨ªticas previas.... con excepci¨®n de IU. Los socialistas y los populares han abierto expedientes disciplinarios a sus concejales en el Ayuntamiento vizca¨ªno, mientras que el PNV ha desautorizado a los suyos con inusual rotundidad y dureza. Julio Anguita, en el estilo que le es peculiar, ha elegido el momento m¨¢s inoportuno para criticar las posiciones de contundencia frente al terrorismo. Despu¨¦s de justificar a sus concejales con un ambiguo "han hecho lo que ten¨ªan que hacer" se ha sumado a la ceremonia de la confusi¨®n con su tradicional cantinela ret¨®rica: "Est¨¢n utilizando la magn¨ªfica respuesta del pueblo espa?ol contra ETA para hacernos comulgar con ruedas de molino y para crear una situaci¨®n de facto que recorte la libertad". Una vez m¨¢s, el coordinador general de IU da pruebas de su incapacidad para entender lo que sucede a su alrededor y de su permanente ambig¨¹edad pr¨¢ctica.
La lecci¨®n de Arrigorriaga, que los partidos deben hacer comprender a sus militantes, es que el escandaloso apoyo a HB ridiculiza el empe?o pol¨ªtico com¨²n de combatir el terrorismo y desactivar a sus c¨®mplices; y que tal prop¨®sito implica, si se quiere aplicar con firmeza y seriedad, imponer una conducta disciplinada, de rechazo activo y de no colaboraci¨®n con los extremistas, por m¨¢s lazos que haya que cortar. La din¨¢mica diaria del terrorismo se nutre a veces, desgraciadamente, de las actitudes equivocadas -quiz¨¢ entreguistas- de sus adversarios democr¨¢ticos, tales como la que desafortunadamente sostiene el alcalde de Arrigorriaga cuando, pillado en la contradicci¨®n que supone el apoyo a la propuesta batasunal se defiende asegurando que la moci¨®n presentada por HB no supone un soporte a la coalici¨®n. ?ste es el tipo de error que hay que corregir, con paciencia, pero tambi¨¦n con diligencia.
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