Un hombre de la Cultura
Ricardo Mu?oz Suay colabor¨® con frecuencia en EL PA?S. La encuesta demuestra el aprecio de quienes le trataron.Rafael Azcona, guionista: "Estoy desolado..., he perdido un amigo y no se qu¨¦ decir. Lo conoc¨ª en los ¨²ltimos a?os 50 y tuve con ¨¦l una relaci¨®n de trabajo y una gran amistad. Ten¨ªa tambi¨¦n una gran afici¨®n a la lectura y creo que su biblioteca era una de las mejores en novela negra".
Guillermo Cabrera Infante, escritor, guionista y cr¨ªtico de cine: "Cuando le conoc¨ª en La Habana junto a Francisco Rabal, nunca sospech¨¦ que ¨ªbamos a estar en diversas empresas espa?olas y ser amigos hasta la muerte. Estuvimos juntos en Seix-Barral, despu¨¦s en el Congreso de Intelectuales de Valencia y finalmente en la Cinemateca valenciana, y en todas partes dio muestras de su genio -y de su mal genio. Me gustaba su car¨¢cter: pugnaz, veraz y honesto. Hab¨ªa venido de una desilusi¨®n pol¨ªtica mayor (su honestidad no le permiti¨® otra soluci¨®n) y se refugi¨® en su otra pasi¨®n, el cine. Hace unos meses me mostr¨® las instalaciones de la Cinemateca con verdadero orgullo. ".
Beatriz de Moura, directora de Tusquets Editores, patrocinadora del premio de literatura er¨®tica La sonrisa vertical, del que Ricardo Mu?oz Suay fue jurado desde su primera convocatoria: "No puedo decir nada, no me sale. Ricardo fue una persona demasiado pr¨®xima en mi vida. Fue como un padre para m¨ª aunque parezca un t¨®pico".
El escritor Juan Mars¨¦ no lo duda dos veces: "Se me ha ido uno de los mejores amigos, de verdad. Lo que m¨¢s admiraba de Ricardo era su gran independencia de criterios, su estado de rebeld¨ªa continua con todo lo que hab¨ªa significado algo en su vida. Es el hombre al que admir¨¦ por su manera de ejercer la libertad. Y admir¨¦ su socarroner¨ªa, su capacidad de cr¨ªtica, incluso de mala leche, pero siempre entra?able".
Mario Vargas Llosa recuerda: "Tuvo una existencia magn¨ªfica y algo tr¨¢gica. Vivi¨® la ilusi¨®n de la Rep¨²blica, la tragedia de la Guerra Civil, los a?os tremendos de la represi¨®n y la lucha clandestina, y la decepci¨®n de la utop¨ªa comunista. Nunca se dej¨® derrotar. Mantuvo su amor a la vida, su don formidable para la amistad, su empe?o en salir adelante. A los 80 a?os segu¨ªa siendo una persona de restallante vitalidad, apasionado y de un humor feroz e inolvidable. Los que lo tratamos y fuimos enriquecidos por ¨¦l nos sentimos ahora adem¨¢s de tristes m¨¢s pobres".
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