Petici¨®n de armas para los civiles en Argelia tras una nueva matanza
Cien muertos en dos d¨ªas. Ni?os y mujeres, incluso alguna embarazada, degollados o muertos a tiros. Las ¨²ltimas matanzas, presumiblemente obra del Grupo Isl¨¢mico Armado (GIA), prueban que este grupo sanguinario puede seguir matando con impunidad. Fueron tres matanzas distintas, ocurridas entre el mi¨¦rcoles y jueves, de las que daba ayer cuenta la prensa argelina. En el entierro de las v¨ªctimas de uno de los ataques, el gobernador de la provincia llam¨® a la gente a armarse por su cuenta, a defenderse de los terroristas. Los partidos pol¨ªticos temen que la entrega masiva de armamento a la poblaci¨®n conduzca a una situaci¨®n incontrolable.Dos de las matanzas son especialmente significativas de la situaci¨®n por la que atraviesa el pa¨ªs. Mientras que en Sidi el Madani, una horda de desalmados dej¨® una estela de 38 cad¨¢veres, a pocos kil¨®metros de all¨ª, en Larbaa, mor¨ªan a manos de una banda terrorista otros 20 civiles. Este segundo ataque se produc¨ªa en el mismo momento en que se enterraban a las 51 v¨ªctimas de la anterior matanza, ocurrida tres d¨ªas antes. En todo este tiempo, Larbaa ha sido abandonada a su suerte. Ninguna patrulla militar, ninguna operaci¨®n de rastreo, ning¨²n control de carreteras, ning¨²n despliegue policial. Nada.
En Ain Defla, localidad situada a unos 150 kil¨®metros al sur de Argel, no fueron mejor las cosas. Escenas de salvajismo y de crueldad sin l¨ªmites. Cuarenta asaltantes cayeron en plena noche del martes sobre esta aldea; 41 vecinos dejaron sus vidas, 25 de ellos de una misma familia. Los que quisieron huir fueron acribillados por la espalda.
En el tri¨¢ngulo de la muerte, a las puertas de la capital, donde est¨¢n sucediendo estas matanzas, existe la mayor concentraci¨®n militar de todo el pa¨ªs. Hay decenas de cuarteles con todo tipo de regimientos, artiller¨ªa, blindados, operaciones especiales; miles y miles de soldados, de ninjas (los comandos antiterroristas que patrullan por la capital), de gendarmes, de polic¨ªas. Pero la poblaci¨®n se encuentra sola, abandonada a su suerte. La tensi¨®n est¨¢ llegando al paroxismo.
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