En el instante congelado
"Palabra e Imagen (nos dej¨® dicho en Nova Express) escriben el mensaje que t¨², eres en hojas incoloras, que determinan toda carne". Su mensaje, la escritura de Burroughs, consisti¨® en el reto de ver hasta qu¨¦ punto puede hacerse que se produzca algo, es decir que algo realmente nuevo se produzca, liberar el acontecimiento, tal fue la tarea literaria que se impuso.En lo que respecta a su propia vida, se impuso una tarea a¨²n m¨¢s ardua. Si Kafka escribi¨® "fuera de aqu¨ª, tal es mi meta", Burroughs no le fue a la zaga: "Desde mi llegada hace unos 500.000 a?os he tenido un solo pensamiento en mi mente. Lo que llam¨¢is historia de la humanidad es la historia de mi plan de huida. No quiero amor. No quiero perd¨®n. Todo lo que quiero es salir de aqu¨ª".
El underground que un d¨ªa yo fui, el discreto compa?ero de viaje de Mart¨ªn Lend¨ªnez (un seud¨®nimo) y de Mariano Antol¨ªn Rato -los introductores hace 21 a?os de la obra de Burroughs en Espa?a-, qued¨® impresionado con aquellas primeras l¨ªneas de El almuerzo desnudo que hoy son leyenda: "Despert¨¦ de la Enfermedad a los 45 a?os, sereno, cuerdo y en bastante buen estado de salud, a no ser por un h¨ªgado algo resentido y ese aspecto de llevar la carne de prestado que tienen todos los que sobreviven a la Enfermedad" y a?ad¨ªa en aquellas hojas incoloras que determinaban la carne de lo que en esos d¨ªas me pareci¨® un novedoso mensaje: "El t¨ªtulo de este libro, El almuerzo desnudo, significa exactamente lo que las palabras dicen, hablan de ese instante congelado en el que todo el mundo ve lo que hay en la punta de cada tenedor".
Hoy ya todos sabemos que no hay un solo mensaje que pueda ser novedoso. Como muy bien observ¨® en su momento Miguel Morey, la tarea literaria que se impuso Burroughs le llev¨® a medirse con lo inesperado, buscando asumirlo, intentando producirlo en la tradici¨®n de quienes antes que ¨¦l y desde siempre han tratado de pensar el acontecimiento: desde Her¨¢clito hasta el fragmento de Walter Benjamin ("s¨®lo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza") que Marcuse tom¨® como lema, y que acabar¨ªa en emblema de buena parte de los undergrounds norteamericanos, esos artistas radicales que hoy, al igual que otros mensajeros de la desesperanza esperanzada -los punks, por ejemplo, hijos naturales de la literatura de Burroughs), lloran el encuentro del escritor con las hojas incoloras de la muerte y del instante congelado.
Hoy, cuando los beats, los undergrounds, los punks y la aristocracia del rock parecen pasados de moda precisamente porque no lo est¨¢n, pues se inscriben en la inconmovible tradici¨®n de arriesgar lo m¨¢ximo posible para, sin amor ni perd¨®n, salir de aqu¨ª, de este mundo infernal de final de siglo, donde son rareza y excepci¨®n aquellos que no piensan dejar a la intemperie, hoy menos que nunca, la exigencia de Burroughs de aprender un nuevo lenguaje que en realidad es muy viejo pues, como ¨¦l nos dej¨® dicho, quiz¨¢ la escritura tan s¨®lo habite un socav¨®n y ah¨ª precisamente resida su soberan¨ªa.
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