Delincuencia
"ESTO ES delincuencia y como tal debe ser castigada", ha dicho Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, ex secretario general de la ONU y derrotado rival de Alberto Fujimori en las elecciones presidenciales en Per¨² en 1995. Se refer¨ªa con indignaci¨®n al hecho, ya probado, de que conversaciones privadas suyas y de su familia, fueron intervenidas durante muchos meses previos a los comicios para sabotear su estrategia electoral. Pocos dudan, tanto en Per¨² como fuera de all¨ª, que el m¨¢ximo responsable de estos hechos es el rival de Cu¨¦llar y a la postre victorioso Fujimori.La frase de P¨¦rez de Cu¨¦llar empieza a ser extendible a toda la conducta de este presidente que se crey¨® en su d¨ªa el salvador de Per¨² y es, en realidad, el mascar¨®n de proa de la degeneraci¨®n pol¨ªtica y moral de las fuerzas antidemocr¨¢ticas en aquella sociedad en crisis end¨¦mica. Todo el mundo pudo comprobar hace unos meses la catadura moral de Fujimori cuando se dedic¨® a posar para las c¨¢maras entre los cad¨¢veres de los secuestradores del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) abatidos por el Ej¨¦rcito durante la liberaci¨®n de los rehenes en la Embajada de Jap¨®n en Lima.
Entonces la opini¨®n p¨²blica peruana estaba entusiasmada por el ¨¦xito de la operaci¨®n militar contra los terroristas del MRTA y poco o nada dispuesta a plantearse ciertas cuestiones que pod¨ªan poner en duda no ya la operaci¨®n en s¨ª, sino ni tan siquiera los m¨¦todos empleados y los objetivos impuestos por el presidente. Pocos dudan que la orden de no hacer prisioneros, que indujo a la ejecuci¨®n a sangre fr¨ªa de varios de los secuestradores, parti¨® tambi¨¦n en este caso del presidente.
Fujimori ha dado ya demasiadas muestras de su falta total de escr¨²pulos y de respeto a las regla! democr¨¢ticas. Nadie puede dudar ya que act¨²a como cabeza visible de los sectores m¨¢s duros del Ej¨¦rcito peruano. Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, torturas, amenazas y escuchas se suceden a ritmo vertiginoso. Y el presidente no tiene otra respuesta a los mismos que la persecuci¨®n de aquellos que denuncian este lodazal.
Una de sus ¨²ltimas arbitrariedades ha sido despojar de la nacionalidad a Baruch Ivcher, propietario de Frecuencia Latina, el ¨²nico canal de televisi¨®n independiente y cr¨ªtico hacia el poder. Ahora, un juez ha arrebatado a Ivcher sus acciones en la cadena, en lo que supone un grave atentado a la libertad de expresi¨®n. Esto sucede cuando surgen dudas sobre la autenticidad de la partida de nacimiento del propio Fujimori en Per¨² y sospechas de que naci¨® en Jap¨®n y constitucionalmente no podr¨ªa haberse presentado a ocupar la jefatura del Estado.
Los populistas autoritarios tienden a convertirse en dictadores cuando se agotan sus posibilidades de seducci¨®n, agitaci¨®n e intoxicaci¨®n. Primero ignoran procedimientos y finalmente violan las leyes. Fujimori parece ya haber superado en este proceso el punto sin retorno. Ha demostrado que ¨¦l y sus colaboradores son capaces de cualquier desm¨¢n para preservar su poder. Por ello urge que la comunidad internacional advierta a Fujimori y a su Ej¨¦rcito que no est¨¢ dispuesta a aceptar que perviertan la democracia peruana hacia una satrap¨ªa personal o dictadura militar. Que no hay lugar ya parla reg¨ªmenes tan detestables. Si para ello son necesarias medidas contundentes como el aislamiento internacional a Fujimori, habr¨¢ que utilizarlas.
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