Respiraci¨®n
Te pueden condenar a la c¨¢mara de gas y una vez metido en ese recinto si no respiras no te mueres. En realidad eres t¨² mismo el que te matas. Los m¨¢s famosos asesinos de la historia, si hubieran contenido la respiraci¨®n dentro de esa urna letal, a¨²n estar¨ªan vivos. Ser¨ªan doblemente inmortales. Fuera de la c¨¢mara de gas sucede igual. Nos mata el ox¨ªgeno. Morimos porque al respirar nos quemamos. La carne es una brasa de cigarrillo que se va convirtiendo en ceniza no siempre enamorada y a eso llamamos ley de entrop¨ªa. El tiempo no existe. El tiempo es lo que uno hace. A veces se llega demasiado pronto a una cita y uno decide hacer tiempo. Entras en un bar, tomas un caf¨¦, lees el peri¨®dico, das la vuelta a la manzana, miras escaparates, ves pasar la gente. Esa es la materia del tiempo: acciones anodinas, repetidas e incongruentes que uno ejecuta antes de la cita con la muerte, puesto que al punto de encuentro con ella siempre se llega con toda una vida de antelaci¨®n. El mundo est¨¢ constituido por una trama de actos ¨ªnfimos, llenos de belleza y de maldad, que forma el polvo que respiramos. A esta c¨¢mara de gas estamos condenados, si bien el verdugo nos concede una ¨²ltima gracia: puedes elegir lo que respiras teniendo en cuenta que todo te mata pero algunas cosas lo har¨¢n lentamente y de forma placentera. Si el tiempo es un tejido inmaterial que se compone de lo que uno hace cada segundo, pongamos ahora m¨²sica de jazz y aspiremos suavemente el crep¨²sculo de la tarde sentados en la verde ladera y vayamos enumerando los escarabajos de oro que transcurren junto a nuestros pies. Dentro de la copa del crep¨²sculo que respiras est¨¢n todos los amores que has tenido, las risas con los amigos, los versos m¨¢s inmarcesibles, las fiestas, las hierbas reci¨¦n segadas, el olor a tierra mojada, los juegos de la ni?ez y todos los columpios. ?Qu¨¦ dice esa canci¨®n que canta una mujer con la garganta rota por el alcohol? Dice que el amor es como la brasa de un cigarrillo que se consume a medida que se acerca a tus labios.
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