Los fugados de Carabanchel pensaban continuar su viaje hasta M¨¢laga
Para ellos, no hab¨ªa dinero ni pausa. Abr¨ªan los coches con destornilladores, dorm¨ªan en los asientos, ped¨ªan comida en los bares, abandonaban los veh¨ªculos robados cuando se agotaba la gasolina, pero no paraban. Rumbo al mar que las dos ni?as de Carabanchel no hab¨ªan visto nunca, los chavales sorprendidos el s¨¢bado en Portugal ten¨ªan intenci¨®n de proseguir su trepidante escapada hasta M¨¢laga. Fue un todo o nada, con un resultado dispar. Mientras las ni?as han regresado al hogar, Manuel Garc¨ªa, de 16 a?os, ha quedado detenido por robo de coches, y Juan Carlos B., un hu¨¦rfano de 14, ha vuelto al centro de menores del que se fug¨®.
Los dos j¨®venes hab¨ªan conocido en las calles de Carabanchel a Estela Garc¨ªa Achutegui y Nuria Mu?oz Mu?oz, ambas de 13 a?os, poco antes de la escapada. Manuel Garc¨ªa ten¨ªa un primo en la calle donde ellas viven (Camino Alto de San Isidro), y Juan Carlos B., pendiente de plata, cabeza rapada y flequillo rubio te?ido, manten¨ªa amistad con varios chavales del barrio. Juntos se embarcaron en la aventura.Era la primera vez que las ni?as sal¨ªan solas de Madrid. Hasta ese momento hab¨ªan sido unas an¨®nimas estudiantes de primero de Ense?anza Secundaria Obligatoria, aficionadas a la bicicleta y al cine de barrio. Al subirse a a las 13.30 del martes a aquel Ford Ori¨®n gris metalizado que las esperaba en la calle del General Ricardos, sus cortas biograf¨ªas iban a acelerarse.
A las pocas horas de su desaparici¨®n, sus familias, angustiadas, presentaron denuncia en la comisar¨ªa de Carabanchel. No pod¨ªan creer que sus hijas se marchasen as¨ª. Sobre todo, porque su ¨²ltima visi¨®n de las muchachas no auguraba ninguna fuga. Esa ma?ana, las chavalas hab¨ªan ido a comprar pan para la madre de Estela y luego se hab¨ªan marchado con la promesa de que volver¨ªan en media hora. No volvieron y el caso salt¨® a los medios de comunicaci¨®n. La polic¨ªa, aunque esc¨¦ptica, se moviliz¨®.
Aparentemente ajenos a la alarma que hab¨ªa despertado su desaparici¨®n, los j¨®venes recorrieron Palencia, Valladolid, Le¨®n y Ponferrada, pasaron la frontera de Portugal por Tuy, y enfilaron hacia Lisboa y luego a la costa de Sesimbra. Fueron 1.500 kil¨®metros a bordo de cinco coches robados y con la m¨²sica a todo volumen. "O¨ªamos bakalao", detall¨® Nuria a EL PA?S.
El Ford de su perdici¨®n
Los coches los robaban uno detr¨¢s de otro, cuando se les acababa la gasolina. Al final, en Sesimbra incluso llegaron a conducir dos: en uno iban Manuel y Nuria, y en otro Juan Carlos y Estela. Y fue precisamente el veh¨ªculo de Manuel, un Ford Blanco, el que permiti¨® hallar a los j¨®venes. El coche choc¨® accidentalmente contra otro que estaba aparcado. El percance alert¨® a los turistas de la zona, quienes al advertir la extrema juventud de los ocupantes a avisaron a la Guardia Nacional de Portugal. Nuria y Manuel fueron detenidos. Poco despu¨¦s ca¨ªan, Estela y Juan Carlos. Eran las dos de la madrugada del s¨¢bado.Los chavales fueron trasladados a una comisar¨ªa. La polic¨ªa portuguesa llam¨® a sus padres en Madrid y a la Embajada de Espa?a en Lisboa.
El vicec¨®nsul espa?ol en Set¨²bal, Juan Ferreiros, recordaba ayer para EL PA?S lo que vio al entrar en la comisar¨ªa. "Los cuatro j¨®venes aparentaban estar muy tranquilos; s¨®lo a las ni?as se las ve¨ªa desbordadas, tras el accidente, por toda su aventura".
Seg¨²n Ferreiros, que convers¨® con ellos a lo largo de todo el d¨ªa, "el mayor [Manuel, quien no quer¨ªa regresar a Espa?a] llevaba la voz cantante y seguramente todos estaban influidos por ¨¦l; los muchachos son j¨®venes algo dif¨ªciles, mientras que las chicas, muy dulces, fueron superadas por los acontecimientos. Recorrieron toda la costa portuguesa, estaban encantados con el mar y las playas, pasaron una divertida aventura, pero al cabo del tiempo quer¨ªan volver a casa".
Quien tambi¨¦n guardaba buena memoria de los chavales era el capit¨¢n de la Guardia Nacional Republicana en Set¨²bal, Silvestre Fernandes. ?l fue el hombre encargado de controlar la entrega de las ni?as a los familiares y de los chicos a las autoridades espa?olas. Fernandes se sorprendi¨® al ver lo poco que pose¨ªa el grupo. Sin dinero, ni documentaci¨®n, las ni?as s¨®lo llevaban una minifalda y un peque?o body; y los j¨®venes, pantal¨®n y camiseta. "Recorrieron m¨¢s de 1.500 kil¨®metros durmiendo en el coche y mendigando en los bares para comer; en Sesimbra lo primero qu¨¦ pidieron fue comida, estaban muertos de hambre. Los oficiales de la GNR les dieron bocadillos y refrescos hasta que fueron trasladados al cuartel de Set¨²bal, donde hay una cocina y pudieron comer caliente", se?al¨® el capit¨¢n.
"Las enga?aron"
Para los padres, la huida de Estela y Nuria careci¨® de todo lirismo juvenil. La madre de Nuria mantuvo ayer que su hija no hab¨ªa subido voluntariamente al Ford Ori¨®n que el martes pasado arranc¨® la huida, sino que, por el contrario, la chica hab¨ªa sido "enga?ada" por los j¨®venes. Era una opini¨®n compartida por los parientes de Estela, quienes insist¨ªan en que las muchachas se hab¨ªan subido al coche robado simplemente "para visitar a un amiga", informa Luis F. Dur¨¢n. Esta familia neg¨® que las ni?as tuviesen alg¨²n problema en casa y mostr¨® sus dudas sobre el car¨¢cter aventurero de la escapada. "Queda la duda de no haya sido todo un montaje para acceder a las ni?as y que de no ser por el fortuito accidente podr¨ªan haber tenido un final muy distinto", indicaron.
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