Bailar
Uno elige, entre los papeles que hay establecidos, el que considera m¨¢s adecuado, y se pasa media vida intentando convencerse de que es el que buscaba, que es su vocaci¨®n, su afici¨®n o como quiera que se llamen esas cosas que "Ilenan la vida".Uno se pasa el tiempo intentado enga?arse a s¨ª mismo, luchando contra la constancia de que, en realidad, no tiene vocaci¨®n de nada. Uno busca alicientes, uno busca eso que llaman "realizarse", aunque le parece un poco cursi y un poco absurdo.
Pero lo busca, porque si no lo hace no tiene m¨¢s remedio que observar su propio vac¨ªo, fr¨ªo y seco, sin distracciones y sin nada que lo suavice.
Uno se entretiene con peque?as ilusiones que van cambiando con el tiempo, y hasta de enga?arse a s¨ª mismo se cansa uno; y se desespera cuando le asalta -que lo hace de cuando en cuando y sin avisar- la idea de cambiar radicalmente de vida, de abandonar la monoton¨ªa, de marcharse a otro sitio. Se desespera porque no alcanza a comprender la verdadera raz¨®n que le impide hacerlo: si ser¨¢ la cobard¨ªa, la inmovilidad, la indecisi¨®n, la incapacidad o qu¨¦.
Y el optimismo, ese pu?etero optimismo que nunca le abandona a uno, esa felicidad incomprensible que todo lo hace soportable, que no tiene raz¨®n de ser pero que es, que subyace en todo momento en el ¨¢nimo de uno, sin pedir permiso e import¨¢ndole un bledo si concuerda con las circunstancias. Tanto optimismo le hace a uno insensible. Es como una roca madre que se mantiene imperturbable por mucho que se retuerza la corteza terrestre.
Uno piensa a veces que s¨®lo tiene ganas de bailar hasta caer rendido en una discoteca trepidante y desierta.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.