El Ayuntamiento expulsa a las cotorras de la Casa de Campo porque son da?inas
El Ayuntamiento ha decidido intervenir en la lucha por la vida y el espacio que mantienen las distintas especies de animales que habitan en la Casa de Campo. Y se ha puesto decididamente de parte de los conejos, perdices y patos, y en contra de las urracas, ratas y cotorras. Los tres primeros recibir¨¢n subvenciones; las tres ¨²ltimas ser¨¢n perseguidas. Las cotorras, en concreto, llevan ya ocho meses sufriendo la destrucci¨®n de sus nidos, seg¨²n cuenta Santiago Romero, jefe del Departamento de Parques y Jardines.La colonia de cotorras contaba ya en 1994 con 30 nidos de un metro de per¨ªmetro; en cada nido habitan varias familias y, dada la rapidez con que se reproduc¨ªan y la agresividad que mostraban con las otras aves del parque, se corr¨ªa el peligro de que este p¨¢jaro tropical acabara convirti¨¦ndose en la estrella de la Casa de Campo. De ah¨ª que los t¨¦cnicos municipales les dejen sin casa.
Son verdes, de mayor tama?o que el periquito pero menor que el de los loros, y chillan a la m¨¢s m¨ªnima intromisi¨®n. Descienden de alguna remota pareja escapada hace a?os de alguna jaula que consigui¨® sacar adelante con fortuna a su progenie.
Las urracas tampoco tienen buena prensa en la Casa de la Villa. En la pr¨®xima reforma del parque, los t¨¦cnicos de Medio Ambiente proceder¨¢n a "su regulaci¨®n". El eufemismo significa que se van a poner jaulas para apresar un buen n¨²mero de ellas y mandarlas a otra parte. Para los especialistas municipales, hay demasiadas urracas sobrevolando la Casa de Campo. Como las cotorras, son aves agresivas que atacan los nidos de los otros p¨¢jaros.
Las ratas tambi¨¦n se han re producido en el parque con excesiva alegr¨ªa y van a sufrir las consecuencias: en las orillas de las charcas se van a poner trampas para atraparlas. No van a correr la suerte de las urracas: se las eliminar¨¢.
Por el contrario, el Ayuntamiento liber¨® en diciembre del ano pasado 250 perdices, m¨¢s de 20 patos y 40 conejos sufragados con dinero europeo con el fin de que pueblen con sus descendientes la Casa de Campo.
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