"Somos m¨¢s epic¨²reos que estoicos "
En las culturas babil¨®nicas o egipcias los ¨²nicos nombres propios pertenec¨ªan a los reyes, a los sacerdotes y a los generales. De pronto, en la Grecia del siglo VIII antes de Cristo, los autores empezaron a firmar los poemas y las esculturas: ah¨ª sit¨²a Francisco Rodr¨ªguez Adrados el origen del individualismo, un "invento griego" que preludia el derrumbe de los dioses y las tradiciones m¨ªticas, y despeja el camino a la ciencia, a la pol¨ªtica y a su otra cara, la tragedia.Rodr¨ªguez Adrados (Salamanca, 1922), fil¨®logo, acad¨¦mico y presidente de la Sociedad Espa?ola de Estudios Cl¨¢sicos, ha impartido el curso Filosof¨ªa mito y literatura en la Grecia cl¨¢sica en la Universidad Men¨¦ndez Pelayo de Santander. El curso es el resultado de a?os de exploraci¨®n de ese "salto cualitativo" que despeg¨® a la cultura griega de sus ra¨ªces orientales, pero el fil¨®logo declara con modestia: "Uno va acumulando cosas y acaba por sacar algunas conclusiones".
" Hoy d¨ªa somos m¨¢s epic¨²reos que estoicos", dice Adrados. "Las filosof¨ªas hedonistas y relativistas de la antig¨¹edad, desde Dem¨®crito y los sofistas hasta los epic¨²reos, han estado muy mal vistas a lo largo de la historia, vetadas, casi condenadas al infierno. Han sido transmitidas mal y calumniadas a fondo. Y sin embargo han tenido importancia: v¨¦anse la teor¨ªa atomista, el concepto de la ley f¨ªsica como algo probabil¨ªstico y no puramente racional, y, desde luego, esta mentalidad nuestra algo epic¨²rea, consumista, de disfrute".
Se esfuerza el fil¨®logo por trazar los precedentes griegos de ciertas actitudes actuales. ?Qu¨¦ nos queda, por ejemplo, de los c¨ªnicos? "Muchos movimientos sociales de las ¨²ltimas d¨¦cadas -hippies, beatniks, veganistas- se basan en principios pr¨®ximos al cinismo cl¨¢sico. Los c¨ªnicos eran gente muy moral, hombres que romp¨ªan con las convenciones sociales, que viv¨ªan por libre, que se alimentaban de una manera muy modesta. Renunciaban al poder y a sus prebendas, tambi¨¦n a la belleza. Es cierto que hay algo de falsedad en todo eso: el c¨ªnico es hostil al poder, pero no asume el riesgo de ponerlo contra la pared; se declara libre, pero luego llora pidiendo protecci¨®n".
Todo genio genera sus precursores, dijo Borges. ?Hasta qu¨¦ punto las teor¨ªas cl¨¢sicas son aut¨¦nticos precedentes de las modernas? ?Somos tributarios de la embriolog¨ªa aristot¨¦lica o de la democracia ateniense? Adrados responde con otra pregunta: "?Es lo actual una derivaci¨®n de aquello? ?O son coincidencias debidas a que la naturaleza humana es constante y tiende a repetir los mismos resultados?"
Opci¨®n intermedia
Y luego se responde: "Yo creo en una opci¨®n intermedia. Por ejemplo, los reg¨ªmenes democr¨¢ticos han resurgido aqu¨ª y all¨¢ en circunstancias semejantes (en Roma, en la Italia del siglo XV), pero quienes los creaban vindicaban para s¨ª el precedente ateniense, aunque s¨®lo fuera para justificarse o para rodearse de prestigio. Desde luego, nadie busca el modelo cl¨¢sico m¨¢s que para lo que le interesa".
Al acad¨¦mico no le sorprende que la ciencia, hija leg¨ªtima de la racionalidad griega, haya cuajado con m¨¢s firmeza en los pa¨ªses anglosajones. "Tambi¨¦n la democracia empez¨® por cuajar en Inglaterra. La ciencia es el resultado de especular de abajo a arriba, sobre datos, al modo aristot¨¦lico. Aunque parezca extra?o, hay ciertas coincidencias temperamentales entre griegos cl¨¢sicos y anglosajones. Plat¨®n no ten¨ªa un esp¨ªritu emp¨ªrico, formulaba tremendos principios que luego quer¨ªa imponer como fuera, pero s¨ª eran emp¨ªricos Dem¨®crito y Arist¨®teles, Hip¨®crates y los astr¨®nomos".
La m¨²sica y las artes pl¨¢sticas recibieron un gran impulso en el ¨²ltimo cambio de siglo gracias a su mestizaje con el arte africano y oriental. "Son ciclos", opina Adrados. "Lleg¨® un momento de saturaci¨®n del clasicismo, pero luego volvi¨® a renacer, incluso en las arquitecturas fascistas y estanilistas. En algunos escultores de este siglo, las c¨ªcladas se conjugan con el arte africano".
El escritor tiende a ver la historia occidental como una dial¨¦ctica entre dos herencias griegas: la racionalidad y la tragedia. Explica as¨ª la concepci¨®n tr¨¢gica: "El hombre tiene que obrar, no puede permanecer sentado como un asceta, pero la acci¨®n es peligrosa, y la raz¨®n la controla muy mal".
Dice que las filosof¨ªas griegas Plat¨®n, S¨®crates, los sofistas son antitr¨¢gicas, como lo es la visi¨®n actual de la democracia, que trata de buscar soluciones en lugar de insistir sobre los riesgos y los peligros. Las filosof¨ªas, asegura, tratan de curarnos de la tragedia, pero la tragedia se infiltra dentro de ellas.
Y, parad¨®jicamente, la gran tragedia contempor¨¢nea es en cierto modo un producto del racionalismo: "Las ideolog¨ªas, desde Plat¨®n hasta Marx pasando por Hegel, quieren ser humanistas y humanitarias, tratan de ayudar al hombre, pero acaban creando casi m¨¢s tragedia de la que intentaban curar. Ese es el verdadero drama humano. Como dijo Pascal, cuando el hombre quiere convertirse en ¨¢ngel, se transforma en bestia".
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