La literatura espa?ola, seg¨²n Brenan: Santa Teresa como Montaigne, Tolst¨®i a la altura de Gald¨®s y el Guzm¨¢n de Alfarache, un Chaplin
Renacimiento lanza ¡®La literatura del pueblo espa?ol¡¯, de Gerald Brenan, un libro desconocido del autor brit¨¢nico con una visi¨®n desprejuiciada y heterodoxa de los cl¨¢sicos y contempor¨¢neos, dentro de la colecci¨®n de su obra impulsada junto a la Casa del autor
La pase¨®, la cabalg¨®, la estudi¨®, se fundi¨® en ella y lleg¨® a comprenderla mejor que muchos nacidos dentro de sus fronteras. Fue vecino de Yegen, en las Alpujarras, hasta ese entonces remoto paraje atrajo a sus amigos londinenses del grupo Bloomsbury de visita hace un siglo, en la pasada d¨¦cada de los a?os veinte, cuando hab¨ªa decidido mudarse all¨¢ con su biblioteca ambulante. Gerald Brenan no descans¨® en paz hasta ser recuperado de un embalsamamiento que le hizo quedar olvidado en la Universidad de M¨¢laga hasta su entierro en 2001. Su cuerpo no hab¨ªa recibido sepultura cuando muri¨® el 19 de enero de 1987 en Alhaur¨ªn el Grande. Lo hab¨ªa donado a la ciencia, quiz¨¢s para que los estudiantes andaluces pudieran dilucidar un caso extra?o de amor sistem¨¢tico y entregado a Espa?a, aquel pa¨ªs para el que se convirti¨® en gur¨² y experto al que consultaban los centros de ense?anza brit¨¢nicos m¨¢s prestigiosos sin que ¨¦l quisiera ni por lo m¨¢s remoto entrar en el mundo acad¨¦mico.
Sin embargo, sent¨® c¨¢tedra en varias generaciones, como demuestran obras maestras de capacidad anal¨ªtica y divulgadora extrema como El laberinto espa?ol, La faz de Espa?a, Al sur de Granada, Memoria personal y tambi¨¦n la reaparici¨®n de una de sus piezas olvidadas, La literatura del pueblo espa?ol. Fue publicada por primera vez en ingl¨¦s en 1954, apareci¨® en castellano en Argentina en 1957 dentro de la editorial Losada, en Espa?a tuvo que esperar hasta 1984 y ha sido recuperada ahora por Renacimiento dentro del proyecto Biblioteca Gerald Brenan, impulsado por la editorial andaluza junto a la fundaci¨®n y la casa que llevan su nombre.
En ¨¦l, este hispanista sin t¨ªtulo pero, quiz¨¢s, el m¨¢s influyente de su generaci¨®n aborda como caso espec¨ªfico y de una originalidad y calidad ¨²nicas la creaci¨®n literaria en la Pen¨ªnsula, de manera desprejuiciada y atinad¨ªsima a lo largo de milenios: desde los romanos al siglo XX y tambi¨¦n en todos los idiomas, salvo el euskera. Del lat¨ªn al castellano, del catal¨¢n al gallego, sin que las barreras que derriba la radical visi¨®n inclusiva aplicada por el erudito ingl¨¦s se le pusieran por delante cuando, por el contrario, cegaban dentro a muchos.
Brenan conecta ajeno a los complejos de la idiosincrasia nacionalista a Cervantes con Ramon Llull, la picaresca y el Siglo de Oro con Ausi¨¤s March o a Rosal¨ªa de Castro con los m¨ªsticos en un marco com¨²n a todos. No solo eleva su visi¨®n dentro de la Pen¨ªnsula, contextualiza con mirada universal y compara sistem¨¢ticamente, extendiendo el lazo del tiempo y el espacio al Arcipreste de Hita con James Joyce, al Guzm¨¢n de Alfarache de Mateo Alem¨¢n con Chaplin y Louise Ferdinand C¨¦line, a Teresa de Jes¨²s con Montaigne y a Quevedo y sus Sue?os como precursor del existencialismo. Lo mismo que sostiene que Gald¨®s no tiene nada que envidiar al mejor Tolst¨®i y Henry James, alaba a Ortega y Gasset, Unamuno y Blasco Ib¨¢?ez o encumbra a Lorca y reivindica ante el p¨²blico anglosaj¨®n la singularidad de San Juan de la Cruz o Luis de G¨®ngora.
Asegura que la literatura espa?ola posee un car¨¢cter propio y una fuerte personalidad. La expresi¨®n de un pueblo que, sostiene, ¡°apenas ha conocido la seguridad ni la comodidad¡±. Marcada por el hambre, el destierro y la c¨¢rcel y sometida a, dice, ¡°una embriaguez religiosa, por esa disposici¨®n de perder el mundo para ganarse a Dios¡±.
Pero para el autor es de un valor fundamental en la cultura universal, como sostiene Carlos Pranger, legatario de la obra del hispanista y autor del prefacio a este volumen. ¡°Lo llamativo de este an¨¢lisis es que nos interpela a los espa?oles. Como si nos reconciliara con nuestra literatura y nos dijera: ¡®Dejaos de complejos, est¨¢is a la altura de los mejores¡±.
Resulta clave en ¨¦l su estudio, como lo es la econom¨ªa o la pol¨ªtica y el ordenamiento jur¨ªdico, para ahondar en el car¨¢cter espa?ol. De hecho, Pranger sostiene que este volumen es una consecuencia de una obra de referencia como El laberinto espa?ol, ¡°casi una secuela¡±, dice. ¡°En este sentido, uno de los cimientos de ese laberinto es el car¨¢cter nacional, cuya manifestaci¨®n directa fueron los acontecimientos que desencadenaron la Guerra Civil. Sin embargo, indirectamente, ese car¨¢cter se manifiesta tambi¨¦n mediante la literatura. Brenan descubre eso y se pone a estudiarla con fruici¨®n¡±.
Lee para ello en dos a?os alrededor de 250 obras que abarcan dos milenios de expresi¨®n com¨²n a todo el territorio. Una visi¨®n muy ajena a las corrientes estrechas conformado en este trabajo que realiz¨® para la Universidad de Cambridge. ¡°Con todas sus diferencias regionales, culturales y su amalgama de pueblos, la patria chica, ¨¦l entendi¨® Espa?a, al fin y al cabo, como un ente cuyas corrientes mestizas confluyen en una unidad final¡±, explica Pranger. ¡°Nos unen m¨¢s cosas de las que nos separan. Somos m¨¢s centr¨ªpetos que centr¨ªfugos. Brenan consideraba que los pueblos albergan un esp¨ªritu, volkgeist, que se manifiesta de distintas maneras, con la literatura una de las corrientes m¨¢s llamativas que lo nutren. Para ¨¦l, si los romanos y los ¨¢rabes han contribuido a forjar el esp¨ªritu espa?ol, los considera, sin ning¨²n tipo de prejuicio, como dos de los grandes contribuyentes a nuestra literatura¡±.
Ese marco ampl¨ªsimo dota de una riqueza impresionante a su visi¨®n, comenta Alfredo Taj¨¢n, actual director de la Casa Brenan en Churriana (M¨¢laga) e impulsor junto a Pranger de la nueva colecci¨®n. ¡°Rompe el prejuicio del aislamiento espa?ol, esa albanizaci¨®n en la que estuvieron inmersos, durante cuatro d¨¦cadas, autores excepcionales, no solo pertenecientes al exilio interior, sino tambi¨¦n escritores que sufrieron el invisible cord¨®n sanitario de la censura sin m¨¢s razones que coincidir con el r¨¦gimen vigente¡±. Eso le cost¨® silencio dentro del pa¨ªs. Sin ir m¨¢s lejos, la obra literaria de Brenan no fue plenamente autorizada hasta el tard¨ªo 1974, cuenta Taj¨¢n. Si circul¨® antes fue gracias a los esfuerzos de la editorial argentina Losada y, posteriormente, a las ediciones de Ruedo Ib¨¦rico, que se vend¨ªan en Madrid en las trastiendas de algunas librer¨ªas.
Y eso que no hablamos en absoluto de un extremista en el bando de oposici¨®n al franquismo. ¡°Que yo sepa Brenan se consideraba un liberal, proclive, en su momento, a la restauraci¨®n de Juan de Borb¨®n y al establecimiento de una democracia parlamentaria. Nunca fue un izquierdista radical. Lo que creo que molestaba era su tremenda e insobornable personalidad. Quiz¨¢ pueda afirmarse, aunque suene mal decirlo, que su ideolog¨ªa pol¨ªtica se encontraba a la derecha de su obra ensay¨ªstica¡±, asegura Tajan.
Una obra que sirvi¨® de inspiraci¨®n a otros disc¨ªpulos, como Ian Gibson, que le dedic¨® su investigaci¨®n El asesinato de Federico Garc¨ªa Lorca por haber sido el primero en querer buscar sus restos cuando regres¨® a Espa?a a finales de los a?os cuarenta¡ O le convirti¨® en referente para las universidades brit¨¢nicas, que lo consultaban como or¨¢culo para desentra?ar ese ente y ese misterio desconocido para los anglosajones que fue ¡ªy sigue siendo, en gran medida¡ª la pen¨ªnsula ib¨¦rica. ¡°Resulta parad¨®jico¡±, destaca Taj¨¢n, ¡°pero las universidades de su pa¨ªs acud¨ªan a Brenan para que les iluminara sobre Espa?a, para ellos, un territorio tan atractivo como lejano, ex¨®tico y enigm¨¢tico. Sin embargo, ¨¦l jam¨¢s quiso pertenecer a ese mundo acad¨¦mico esnob, con la omnipresencia de las camarillas, la vida mortecina de los profesores. Prefiri¨®, al igual que su esposa, la novelista norteamericana Gamel Woolsey, y como sostiene su bi¨®grafo, Jonathan Gathorne-Hardy, la maltrecha vida de la comunidad de expatriados¡¡±.
Brenan atin¨® en sus an¨¢lisis durante su ¨¦poca hasta el punto de que no envejecen hoy. ¡°Es un escritor que nos ayuda a reflexionar acerca de las ca¨ªdas y recuperaciones de una naci¨®n que, por cierto, ¨¦l amaba m¨¢s que muchos espa?oles. Fue el hispanista de hispanistas, m¨¢s que historiador, un avezado antrop¨®logo, un l¨²cido int¨¦rprete de los elementos negativos y positivos que han conformado la piel de toro, de los aciertos brillantes o errores espurios que haya podido cometer en su formaci¨®n nuestro pa¨ªs como estado europeo¡±, cree Taj¨¢n.
Para que cale en las nuevas generaciones lo ponen en valor de nuevo Renacimiento y la instituci¨®n con la Casa que lleva su nombre y esta iniciativa de la Biblioteca Gerald Brenan. Fue fundada hace cinco a?os y cuenta ya con cuatro t¨ªtulos: La faz de Espa?a, cr¨®nica fundamental de su viaje de retorno a nuestro pa¨ªs en 1949; o la primera antolog¨ªa po¨¦tica relevante de Gamel Woolsey, titulada M¨¢s all¨¢ de la Tierra Media.
La literatura del pueblo espa?ol es el tercer volumen que aparece en la colecci¨®n dentro del sello Renacimiento, pero para los responsables de la Casa Brenan, el t¨ªtulo Cosas de Espa?a, que sali¨® en F¨®rcola Ediciones, tambi¨¦n puede enmarcarse en la iniciativa. Pero Brenan fue, ante todo, seg¨²n Taj¨¢n, ¡°un autor epistolar¡±. Por eso, quiz¨¢s, para el futuro, la pr¨®xima entrega sea un libro dedicado a su correspondencia.
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