Sainete y dos toreros

Ortega Cano es un diestro experimentado, curtido y de valor probado. Dicho esto, me gustar¨ªa saber qu¨¦ sombra se cruz¨® por su cabeza ayer tarde, de forma que la dej¨® nublada en d¨ªa de sol radiante.El toro hab¨ªa salido tan pujante como suelen hacerlo hoy; el cartagenero instrument¨® ver¨®nicas que fueron mejores por la izquierda, casi las mismas con las que recibi¨® al cuarto. Cuando lleg¨® el ¨²ltimo tercio, tir¨® a abreviar, le quit¨® las moscas y lo mat¨® por los bajos.

El cuarto, con pitones para corrida de rejones, se desparram¨® al salir de varas. El Jaro banderille¨® en el s¨®tano y se dividieron las opiniones cuando el diestro brind¨® al respetable.

Los 600 kilos de res pasaban unas veces y otras no. En unos momentos, el torero toreaba, en otros se iba para atr¨¢s o se encaraba con el p¨²blico, parte del cual lo tom¨® a chufla.

Hubo sitio para todos en una ceremonia de confusi¨®n cuyo sentido no se pod¨ªa desentra?ar.

En mitad del fregado, antes de matar, son¨® un aviso al que sigui¨® un desplante de rodillas.

Pase a pase el torero continu¨® entre palmas de tangos y alguna de las otras. Menos mal que finaliz¨® la verbena.

Pl¨¢stica y precauci¨®n

Pep¨ªn Jim¨¦nez, en su primero, se debati¨® entre la pl¨¢stica y la precauci¨®n. Triunf¨® la segunda. En el de Mart¨ªn Lorca, corret¨®n primero y pastue?o despu¨¦s, vino la de cal. Derechazos y naturales con temple, barriendo el albero rematados por bajos.

Su pe¨®n de desconfianza le Jorob¨® el pasodoble al precisar de quince cachetazos previos al definitivo.

Juan Jos¨¦ Trujillo sab¨ªa a lo que ven¨ªa. No hay nada nuevo bajo el sol. Si se carga la suerte y el vestido se mancha de babas, el toro pasa.

Despu¨¦s, pueden venir errores de novel, pero cuando se intenta, se suele terminar consigui¨¦ndolo. Jos¨¦ Trujillo es un torero al que merece la pena tener en cuenta.