El deseo de Waigel de dejar Hacienda coloca en delicada situaci¨®n al canciller Kohl
El canciller federal alem¨¢n, el democristiano Helmut Kohl, confirm¨® ayer con uni declaraci¨®n oficial desde su lugar de vacaciones en Austria y difundida en Bonn que conoc¨ªa el deseo de su ministro de Hacienda, el socialcristiano de Baviera Theo Waigel, de dejar su crucial cartera tras las elecciones de septiembre del a?o pr¨®ximo. Bonn es en estos d¨ªas un hervidero de rumores y conjeturas sobre el futuro de Waigel y se elaboran toda clase de hip¨®tesis sobre el margen de maniobra del canciller ante la situaci¨®n planteada por su ministro.
Los liberales, el socio menor de la coalici¨®n de Gobierno de centro-derecha que lidera Kohl, piden que se ponga fin de una vez al sainete veraniego. Los democristianos comentan bajo cuerda que no se explican la falta de profesionalidad de Waigel. La oposici¨®n, socialdem¨®cratas y Los Verdes, piden nuevas elecciones o, por lo menos, la cabeza de Waigel. Los socialcristianos b¨¢varos callan y no se sabe muy bien a qu¨¦ juegan, aunque tratan de sacar la mayor tajada posible de la crisis desencadenada por su presidente de partido y ministro de Hacienda. En su retiro de verano, Kohl se encuentra en la peor de las situaciones posibles desde que hace 10 d¨ªas Waigel inici¨® su campa?a personal por la renovaci¨®n del Gabinete. De nada sirvieron los intentos del canciller de parar la discusi¨®n desencadenada por el ministro. Como dice el refr¨¢n alem¨¢n "cada d¨ªa soltaban una nueva cerda por la aldea", en forma de nuevas hip¨®tesis, rumores y conjeturas. La puntilla la dio el propio Waigel con su entrevista para la televisi¨®n regional de Baviera y su declaraci¨®n que le mostraba harto del Ministerio de Hacienda.Kohl no ha tenido m¨¢s remedio que saltar a la palestra con una declaraci¨®n, para afirmar que ¨¦l estaba al tanto de los deseos de Waigel de dejar el cargo tras las elecciones. "Respeto su actitud y comprendo su decisi¨®n, sobre todo porque me consta que no est¨¢ cansado de ejercer el cargo", dijo Kohl, en evidente contradicci¨®n con las palabras de Waigel en la televisi¨®n.
El canciller trata de reducir las dimensiones de la crisis y aclara: "Las declaraciones de Theo Waigel se refieren al periodo posterior a las elecciones federales. Por eso, no existe la menor conexi¨®n con la actual discusi¨®n sobre la renovaci¨®n del Gabinete". Quiere evitar Kohl, a toda costa, que le impongan la crisis desde fuera y aparecer ante la opini¨®n p¨²blica como un jefe de Gobierno sin control de la situaci¨®n. Sin embargo, Waigel, como el legendario aprendiz de brujo, ya no puede volver a recoger las fuerzas desatadas.
"Habria sido muy bonito"
En esta serie de maniobras, que todav¨ªa no se sabe si responden a una estrategia o a un c¨²mulo de desprop¨®sitos, Waigel no s¨®lo ha arrastrado a su amigo Kohl, sino que tambi¨¦n puede que haya serrado el palo que le sosten¨ªa al frente del Ministerio federal de Hacienda.
Koffl confirm¨® ayer que Waigel quiere irse tras las elecciones. La semana pasada, en una entrevista con el semanario Der Spiegel Waigel afirm¨® tajante: "Yo aconsejo a Helmut, Koffl presentarse a la campa?a electoral con el equipo con el que quiera gobenar en la pr¨®xima legislatura. Si alg¨²n que otro ministro o secretario de Estado quiere marcharse, pero tambi¨¦n desea seguir un a?o hasta las elecciones, hay que decirle: camarada, habr¨ªa sido muy bonito, pero tenemos que formar el nuevo equipo". En pura l¨®gica, Waigel se ha colgado con su propia soga, se encuentra prisionero de sus palabras, y Kohl tendr¨ªa que decirle lo de "Camarada, tenemos que formar el nuevo equipo
La permanencia de Waigel en el Gabinete al frente del Ministerio federal de Hacienda se ha .convertido en un fest¨ªn para la oposici¨®n y, lo que es m¨¢s grave, podr¨ªa ser una hipoteca para los meses venideros con las dif¨ªciles negociaciones comunitarias europeas sobre la entrada en vigor de la moneda ¨²nica. En Bonn, muchos se preguntan c¨®mo ser¨¢ posible mantener en el cargo a un ministro de Hacienda al que alg¨²n comentarista ya presenta como cesante.
Sobre los motivos para su deseo de tirar la toalla existen toda clase de conjeturas. Entre las m¨²ltiples que se han barajado falta la m¨¢s sencilla: como cualquier alem¨¢n que se precie hoy d¨ªa, Waigel ha considerado que a los 59 a?os, que cumple el a?o pr¨®ximo, le ha llegado la hora de jubilarse y disfrutar de la vida al lado de su joven segunda esposa y de Konstantin, de dos a?os, el hijo de ambos.
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