Lecciones de campo
Los abuelos de Colmenar Viejo y Fresnedillas ense?an a sus nietos a orde?ar y trillar
Melchor G¨®mez, 61 a?os y siete nietos, fue ayer el rey de la fiesta en Fresnedillas de La Oliva (600 habitantes). El alcalde, el socialista Ricardo Cabrero, tiene un reba?o de 250 cabras y una queser¨ªa. ?l y G¨®mez decidieron ayer compartir sus a?ejos saberes con los vecinos. El alcalde, como una actividad m¨¢s de las fiestas patronales, mont¨® un taller de elaboraci¨®n de quesos. A los chiquillos, sin embargo, no les llam¨® la atenci¨®n c¨®mo el cuajo iba coagulando la leche en las peque?as tarrinas colocadas sobre una mesa. Por eso le pidieron a Melchor, que pas¨® 30 a?os en los riscos pastoreando cabras, que les ense?ara a orde?arlas.Ania, una ni?a de ocho a?os vecina de Boadilla, observaba a Melchor acodada en las barras del corral, instalado a la sombra de una casa. Ania hab¨ªa visto cabras antes, en la granja escuela, pero cuando Melchor la invit¨® a tocar la ubre de la cabra, se mostr¨® reacia y temerosa. Los otros chavales hicieron un gesto similar cuando Melchor les ofreci¨® el cubo con la leche reci¨¦n orde?ada, para que bebiesen.
"No se debe beber sin pasteurizar", rega?¨® a Melchor la cu?ada del alcalde, atenta a todo, mientras a?ad¨ªa con una jeringuilla cuajo l¨ªquido a la leche que acaba de calentar al ba?o Mar¨ªa. El alcalde irrumpi¨® en ese momento: "As¨ª hacemos los quesos normalmente, uno a uno. Es una empresa familiar, la ¨²nica que queda en la regi¨®n que hace queso de cabra. La Comunidad no deber¨ªa dejar que se perdiesen estas tradiciones", a?adi¨® el edil.
Por la tarde, tras la sobremesa, un grupo de antiguos segadores de Colmenar Viejo (28.000 habitantes) se reunieron en esta ciudad para mostrar a sus nietos c¨®mo faenaban de mozos.
"Esa trilla tendr¨¢ 60 a?os y hace 40 que no trabaja", suspiraba F¨¦lix del Valle, de 68 a?os, se?alando a los caballos que tiran del tabl¨®n de madera, curvado en un extremo, y cubierto de cuchillas de pedernal en el env¨¦s que vuelta a vuelta, va triturando la mies y separando el grano de la paja. " En Artespa?a los venden a precio de oro, como mesas r¨²sticas de sal¨®n", coment¨® Javier Rodr¨ªguez, de 43 a?os, que se hab¨ªa desplazado desde Torrej¨®n de Ardoz para ver trillar a los animales.
Un abuelo retador cav¨® un peque?o hoyo en la paja con las manos, para demostrar a su incr¨¦dulo nieto que el grano de centeno estaba debajo. Juan Jos¨¦, de 41 a?os, y fundador del grupo de dulzainas Aires Castellanos, tarareaba: "Los labradores y ol¨¦/ por la ma?ana/ y el primer surco y ol¨¦/ es para su dama". El olor de la mies reci¨¦n triturada impregnaba el aire campestre, mientras los chavales hac¨ªan cola para subir a la trilla, "a esquiar".
Pero no todos. En un rinc¨®n, Carlos, de 9 a?os, no levantaba la vista de la peque?a pantalla d¨®nde Super-Mario lucha denodadamente contra el malvado Bowser.
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