Alemania encarcela al ¨²ltimo l¨ªder de la RDA
Un tribunal de Berl¨ªn conden¨® ayer a seis a?os y medio de c¨¢rcel a Egon Krenz, de 60 a?os, el ¨²ltimo m¨¢ximo dirigente de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), por considerarlo responsable de cuatro homicidios, cometidos en el muro de Berl¨ªn. Krenz fue detenido en la misma sala del juicio y conducido a la c¨¢rcel de Moabit, en Bel¨ªn, porque el tribunal cree que existen riesgo de fuga. Otros dos miembros del Politbur¨® del partido comunista de la RDA, G¨¹nt¨¦r Schabowski y G¨¹nther Kleiber, fueron condenados a tres a?os, pero quedaron en libertad condicional.
El llamado proceso del Politbur¨® ha durado dos a?os y medio y 115 sesiones, y pasado por un sinf¨ªn de vicisitudes como el fallecimiento de acusados, aplazamiento por incapacidad de seguir por grave quebranto de la salud y hasta recusaci¨®n del presidente por presunta parcialidad. Al final, los siete acusados del d¨ªa de apertura del proceso, el 9 de enero de 1995, quedaron reducidos a tres. Por piruetas de la historia, estos tres, con la excepci¨®n de Krenz, no pueden considerse como la flor y nata de la dictadura prusiano-estalinista, que invent¨® un muro de cemento y 1.306 kil¨®metros de alambradas y campos de minas para evitar que sus ciudadanos huyeran de las delicias del socialismo real.Krenz era miembro del Politbur¨®, pero un oscuro funcionario encargado de la econom¨ªa, responsable sobre todo del desastre econ¨®mico del r¨¦gimen. El periodista Schabowski era sin duda culpable de dirigir un peri¨®dico infame, Neues DeustchIand, el ilegible ¨®rgano oficial del partido. Como jefe del partido en Berl¨ªn, a Schabowski le cupo el honor hist¨®rico de provocar la apertura del Muro con sus confusas declaraciones en una conferencia de prensa, la tarde del 9 de noviembre de 1989. A ra¨ªz de su palabras, la gente se lanz¨® hacia el Muro, que se abri¨® aquella misma noche. Krenz fue el sucesor de Erich Honecker al frente de la RDA. Bajo su mandato cay¨® el Muro y desapareci¨® la RDA, que se integr¨® en la poderosa Rep¨²blica Federal de Alemania, contra la que durante 40 a?os trataron de defenderse en vano Krenz y los suyos.
El tribunal de Berl¨ªn fall¨® en su sentencia, le¨ªda ayer durante dos horas y media, que los miembros del Politbur¨® asum¨ªan la posibilidad de la muerte de quienes quer¨ªan huir de la RDA a trav¨¦s del Muro. En los 26 a?os de existencia de la frontera entre las dos Alemanias se registraron 916 muertos por los disparos de los guardias fronterizos para impedir lo que se llamaba huida de la Rep¨²blica. Seg¨²n la sentencia, los ahora condenados no actuaron en provecho propio, sino por una interpretaci¨®n equivocada de los intereses del Estado, y considera que el llamado mandato de la clase obrera para asegurar la frontera "equivale objetivamente a una orden de disparar".
Por econom¨ªa procesal, el tribunal, que hab¨ªa iniciado el juicio con una acusaci¨®n de homicidio en 49 casos, los redujo a cuatro, por la muerte de otros tantos fugitivos de entre 20 y 24 a?os, que cayeron abatidos por las balas por el delito de querer saltar un muro de cemento en busca de la libertad. Los cuatro casos ocurrieron entre 1984 y el 5 de febrero de 1989, cuando Chris Guffroy, de 20 a?os, tuvo el triste honor de ser el ¨²ltimo muerto del muro de Berl¨ªn.
De nada le sirvi¨® a Krenz el argumento de la soberan¨ªa limitada de la RDA y tratar de cargar la culpa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El tribunal considera que la RDA actuaba por su cuenta en esa pol¨ªtica de disparar contra los fugitivos.'El fiscal hab¨ªa pedido penas muy superiores y la defensa la absoluci¨®n de los acusados. Los defensores de Krenz anunciaron que recurrir¨¢n contra la sentencia y la orden de prisi¨®n por riesgo de fuga, si es preciso hasta los tribunales comunitarios europeos. El fallo del tribunal fue acogido en la sala con divisi¨®n de opiniones. Los seguidores de Krenz abuchearon al juez, quien consigui¨® a duras penas, restablecer el orden en la sala. Familiares y amigos de los muertos en el muro aplaudieron la sentencia.
"No me doblegar¨¢n"
A Krenz se le borr¨® su permanente y casi estereotipada sonrisa, al comprender que ten¨ªa que ingresar en prisi¨®n. El ¨²ltimo jefe de la RDA se dirigi¨® a sus seguidores con el grito de "no me doblegar¨¢n". No pudo acudir Krenz, ya encarcelado, a la conferencia de prensa que hab¨ªa convocado para comentar la sentencia. El hijo de Krenz ley¨®, en nombre de su padre, una declaraci¨®n en la que acusa a la justicia por haberle condenado "no por un delito, sino por los cargos pol¨ªticos que ocupaba en la RDA. Tras 115 d¨ªas de proceso, no ha podido probarse que yo haya causado o aceptado la muerte de seres humanos. Sin embargo, en contra de la ley y el derecho, me env¨ªan entre rejas. Esto es arbitrariedad pol¨ªtica". Apel¨® Krenz a la ONU, a la que pertenec¨ªa la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, a que no contemple sin intervenir c¨®mo se convierte en criminal al dirigente de un antiguo miembro de la organizaci¨®n mundial.
Entre quienes se mostraron en desacuerdo con la sentencia se encuentra el ex presidente sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov, quien declar¨® en televisi¨®n que "no hay justificaci¨®n jur¨ªdica o moral para la condena de Krenz y otros camaradas".
Ley del embudo
Egon Krenz no se considera un criminal, sino "un pol¨ªtico de la RDA encarcelado, que contribuy¨®, con su decisi¨®n en contra del recurso a la violencia, a evitar que el 9 de noviembre de 1989 se produjese una guerra civil".A lo largo de los ¨²ltimos meses, Krenz hablaba una y otra vez de la "justicia de los vencedores" para referirse a su juicio. No deja de ser una paradoja hist¨®rica que al final acabe en la c¨¢rcel precisamente el dirigente bajo cuyo mandato ocurri¨® la ca¨ªda del Muro.
La condena contra Krenz y sus dos compa?eros del Politbur¨® arroja, sin duda, algunas sombras de sospecha sobre la existencia de una impl¨ªcita ley del embudo y una alta dosis de hipocres¨ªa pol¨ªtica en Alemania. Expresi¨®n palpable de esta ¨²ltima la constituye el hecho de que pocos meses antes de hundirse el r¨¦gimen prusiano-estalinista, Bonn recibiera con todos los honores al m¨¢ximo dirigente de la RDA, Erich Honecker. Y ¨¦ste era, sin duda, mucho m¨¢s responsable que Krenz.
Adem¨¢s, durante a?os, en la Rep¨²blica de Bonn ejercieron cargos y llegaron muy alto personas con las manos manchadas de sangre durante el nazismo.
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