Ni?os de Melilla
A LA entrada de Melilla hay un cartel que informa al visitante que se acerca a un "municipio de la Uni¨®n Europea". En ese municipio, hace unos meses, un adulto roci¨® con l¨ªquido inflamable a dos ni?os de corta edad y los prendi¨® fuego. D¨ªas despu¨¦s, un adolescente de 14 a?os era atendido en el hospital de quemaduras en todo el cuerpo tras haber sido objeto de un intento de quemarlo vivo cuando dorm¨ªa en el interior de una tuber¨ªa. No en los arrabales de R¨ªo o en un campo de refugiados ruand¨¦s, en una vieja ciudad espa?ola del norte de ?frica llamada Melilla. Ambos casos est¨¢n relacionados con la explotaci¨®n de ni?os marroqu¨ªes del entorno de Melilla por parte de mafias que alquilan a esos infantes a sus padres y los hacen pasar a la ciudad, espa?ola, en cuyas calles ejercen la mendicidad o se dedican a la venta ambulante -de droga o de chucher¨ªas- o a ocupaciones como la limpieza de coches y otras. Esas mafias imponen su autoridad con m¨¦todos como los descritos.Las autoridades de Melilla, ciudad de poco m¨¢s de 60.000 habitantes, han decidido lanzar una campa?a de concienciaci¨®n en la que recomiendan a los ciudadanos que no den limosna ni compren a esos menores. Consideran, con raz¨®n, que s¨®lo si deja de ser negocio desistir¨¢n las mafias de recurrir a esa forma inhumana de explotaci¨®n. Las autoridades locales han decidido tambi¨¦n devolver a muchos de esos ni?os a la frontera y extremar el rigor de los puestos de entrada.
No es dificil criticar las medidas de las autoridades de Melilla con el argumento de que la supresi¨®n del s¨ªntoma no elimina el problema de fondo; pero ampararse en ello para no hacer nada ser¨ªa lo peor. Es cierto que en un ambiente de miseria extrema es dificil que arraiguen los valores en nombre de los cuales las sociedades pr¨®speras se oponen a la explotaci¨®n de la infancia, y que la desidia de las autoridades marroqu¨ªes, que carecen de pol¨ªticas de protecci¨®n del menor, tiene mucho que ver con lo que pasa. Pero no ser¨¢ tolerando la mendicidad directa o indirecta por un sentimiento de compasi¨®n hacia los ni?os como mejorar¨¢ la situaci¨®n de ¨¦stos.
Sin ser una ciudad rica, Melilla lo es mucho m¨¢s que la zona geogr¨¢fica en que est¨¢ enclavada. Esa situaci¨®n favorece la actividad de grupos de desaprensivos que explotan los buenos sentimientos (o la mala conciencia) de las gentes para hacer negocio. Se han comprobado casos de alquiler de beb¨¦s de pecho para utilizarlos como reclamo al pedir limosna. El asunto es lo suficientemente escandaloso como para que las autoridades espa?olas reclamen de las marroqu¨ªes medidas espec¨ªficas destinadas a erradicar ese tr¨¢fico de buenos sentimientos a costa de los ni?os.
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