Hizo escuela

El toreo de Manolete fue muy discutido por los aficionados de la ¨¦poca porque tra¨ªa unas formas nuevas que desdec¨ªan la regla cl¨¢sica del parar, templar y mandar. Y, sin embargo, su ¨¦xito fue rotundo, alcanz¨® unas proporciones de popularidad sin precedentes y cal¨® tan hondo que su estilo qued¨® convertido en norma para las posteriores promociones de toreros.Manolete hizo escuela y su manera de torear es b¨¢sicamente la que han venido utilizando la mayor¨ªa de los toreros hasta nuestros d¨ªas. Hay excepciones, y ¨¦sas son las que resaltan los aficionados de la vieja guardia. Igual que en los a?os 40, cuando al toreo de perfil de Manolete contrapon¨ªan la sevilian¨ªa ortodoxa de un Pepe, Luis V¨¢zquez, las posteriores generaciones de aficionados han encontrado en determinados diestros -Bienvenida, Ord¨®?ez, Anto?ete, por ejemplo- la manifestaci¨®n paradigm¨¢tica del verdadero arte de torear, bien distinta a la escuela manoletista que ha servido a otros toreros para mandar en las sucesivas etapas de la fiesta.

El propio fundamento del estilo de Manolete conten¨ªa ese dramatismo que provocaba el entusiasmo de las multitudes. Pero tambi¨¦n influyeron otros factores. A ra¨ªz de las inmigraciones que se produjeron tras la guerra civil, cambi¨® el p¨²blico y los aficionados doctos pasaron a ser minor¨ªa en las plazas. El desgarro econ¨®mico se produjo tambi¨¦n, en las ganader¨ªas y hubo de autorizarse una disminuci¨®n en el trap¨ªo y en la edad del toro, que posibilitaban un tipo de toreo impensable con el torazo habitual de los a?os treinta. Manolete y su ¨¦poca trajeron un toreo distinto, una fiesta nueva y ¨¦sa es la que hoy subsiste. Quiz¨¢ desvalorizada pero, en lo esencial, la misma.