La intensa misa de Francisco Escudero
En su ciclo M¨²sica del siglo XX, la Quincena donostiarra incluye obras de varios estilos, desde Jes¨²s Guridi y Pablo Soroz¨¢bal hasta Stockhausen o Mart¨ªn Ellerby, nacido en 1957. Todos ellos conforman la imagen de una centuria asombrosamente valiosa en la creaci¨®n musical como en tantos. otros aspectos.Francisco Escudero (Zarautz, 1912) es una figura cuya importancia cree d¨ªa a d¨ªa. Qued¨® bien claro al escuchar su Misa de San Mam¨¦s interpretada en la hermosa iglesia de San Vicente por el renacido coro Easo, que dirige el maestro Rallo, su capilla gregorianista a cargo del padre Irastorza y el joven y excelente organista de Renter¨ªa ?scar Candendo.
La Misa de San Mam¨¦s data de 1946 y se estren¨® ese mismo a?o en Bilbao por la Sociedad Coral y la Sinf¨®nica Municipal. Se perdi¨® la partitura orquestal y ahora, como estreno en Guip¨²zcoa, retorna la obra con medio siglo a la espalda. Como su autor, la misa vence al tiempo y suena en todo su poder emotivo, en su entera y profunda belleza, en su transparente y sustantiva polifon¨ªa. Quiero insinuar que lo mismo que la m¨²sica cuartet¨ªstica m¨¢s v¨¢lida est¨¢ sentida y no s¨®lo escrita para esa combinaci¨®n instrumental, la polifon¨ªa que perdura lo es desde su misma esencialidad.
Escudero trata el texto lit¨²rgico con una carga human¨ªstica y una fidelidad a las palabras y su significaci¨®n que concreta en formas muy ce?idas, desnudas de ret¨®rica y ausentes de, f¨®rmula. Es la obra de un compositor que eleva su vuelo tanto desde las ideas cuanto desde las creencias. Las seis partes de la misa responden a una temperatura emocional planteada desde el comienzo de los Kyries y mantenida hasta el Agnus Dei con las variantes que demanda cada texto. M¨²sica "de rodillas", tal y como quer¨ªa Manuel de Falla que fuera siempre la sagrada y, a la vez, de una intensidad y un poder comunicativo admirables.
Crear obras como ¨¦sta que no son de ayer, ni de ma?ana, sino de siempre, es privilegio de unos pocos y entre ellos est¨¢ el gran compositor Francisco Escudero. El p¨²blico que llenaba el templo de San Vicente ovacion¨® largamente al maestro y a los int¨¦rpretes.
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