Jos¨¦ Ignacio Sancho, herido menos grave
La legendaria ganader¨ªa de Pablo-Romero (la de m¨¢s gloria en Barcelona en los ¨²ltimos 50 a?os, con el ¨²nico toro indultado en esta plaza en su haber) ha perdido muchas cosas. Pero lo que no ha perdido es la bella estampa de sus reses, hasta el punto de que m¨¢s de una de las lidiadas en esta corrida fue aplaudida de salida, caso ya casi ins¨®lito en estos tiempos. Luego, el juego dej¨®, en l¨ªneas generales, mucho que desear. Toros sin fijeza alguna, unos andaban, otros iban a por el torero. S¨®lo se salvaron algo de la quema el segundo de Campuzano, que acab¨® entregado a la muleta, y el segundo de Barroso, que tuvo nobleza.Tom¨¢s Campuzano estuvo aseado y con oficio en su primero. Lance¨® bien a la ver¨®nica al cuarto y con la franela le ense?¨® a embestir, desenga?¨¢ndolo, sobre todo por el mejor pit¨®n del toro, el derecho. Faena inteligente y de m¨¦rito, emborronada por el mal uso de la espada. El que cerr¨® plaza fue protestado por presunta cojera y Campuzano estuvo voluntarioso con ¨¦l y lo mat¨® bien.
Pablo-Romero / Campuzano, S¨¢nchez, Barroso
Toros de Pablo-Romero, magn¨ªficamente presentados, pero de poco juego. Tom¨¢s Campuzano, silencio, aviso y silencio; aplausos. Jos¨¦ Ignacio Sanchez, herido por el 2? (aplausos). Francisco Barroso, silencio y silencio.Enfermer¨ªa: Asistido Jos¨¦ I. S¨¢nchez de cornada de 8 cent¨ªmetros en un muslo; menos grave. Plaza Monumental, 31 de agosto. Un tercio de entrada.
Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez dio a su primero algunas ver¨®nicas de gran belleza y lentitud. Comenz¨® el muleteo con buen estilo, pero el toro entraba casi al paso y el diestro intent¨® aguantar, pero fue prendido y herido. Sin aspavientos volvi¨® a la cara del astado y lo liquid¨® de una buena estocada. Fue ovacionado al pasar a la enfermer¨ªa.
El onubense Francisco Barroso, que se presentaba como matador de toros, tropez¨® en primer lugar con un ejemplar sosote y distra¨ªdo, que tambi¨¦n entraba casi al paso. Comenz¨® la faena, con quietud, por estatuarios y sigui¨® muy firme ante una res muy deslucida.
A su segundo le dio Barroso buenos muletazos, sobre todo cuando lo dej¨® respirar un poco en la media distancia, sin caer en la tentaci¨®n que parece tener este torero de acortar las distancias. La estocada fue eficaz y bien ejecutada.
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