El padr¨®n ajusta las cuentas
Por fin ha aparecido, aunque s¨®lo oficiosamente, el padr¨®n de habitantes del 1 de mayo de 1996. Resta el momento de su "oficializaci¨®n", cuando aparezca en el BOE, pero ya sabernos que la poblaci¨®n de derecho espa?ola, en el ¨²ltimo y objetivo dato disponible, es de 39.652.742 habitantes (seg¨²n cifras entregadas por el INE al Gobierno y aceptadas por el Consejo de Ministros de 26 de junio pasado). Dado que la poblaci¨®n de derecho del ¨²ltimo censo (el de 1991) era de 38.872.268 habitantes (INE, Avance del Anuario Estad¨ªstico de 1995, p¨¢gina 57), la primera cuesti¨®n que resulta de la comparaci¨®n de ambos datos, censo de 1991 y padr¨®n de 1996, es que la poblaci¨®n total espa?ola ha crecido en 780.482 personas, m¨¢s del 2,1%. Esto como cuesti¨®n global, pero en segundo lugar, como cuesti¨®n interna, los datos nos ofrecen un crecimiento desigual por comunidades aut¨®nomas, ya que la cifra es la suma de la poblaci¨®n de todos los territorios, observ¨¢ndose que unas autonom¨ªas crecen mucho, otras poco, otras nada, y otras decrecen.A nivel macro, el n¨²mero total de la poblaci¨®n espa?ola es usado como referencia obligatoria, tanto oficial como cient¨ªfica y profesionalmente, para elaborar un sinf¨ªn de ¨ªndices, tasas, indicadores, ratios y datos de importancia y relevancia dentro y fuera de nuestro pa¨ªs. Temas como la renta per capita, el gasto sanitario por habitantes, o los datos del paro, se construyen sobre la referencia ¨²ltima al total de la poblaci¨®n (ya sea auton¨®mica o del Estado). Y si globalmente somos m¨¢s, tocamos a menos tambi¨¦n globalmente. Es decir, conviene cuanto antes hacer los ajustes necesarios, por seriedad y pulcritud cient¨ªfica, profesional y pol¨ªtica, y a?adir esos tres cuartos de mill¨®n largos de espa?oles en el divisor. Ello nos va a restar entre un 1 % y un 2% en lo que nos toca globalmente de bueno (renta, consumo, gasto y servicios p¨²blicos, etc¨¦tera). Pero tambi¨¦n, y es una buena noticia, nos toca menos de lo malo, fundamentalmente del paro, pues se puede asegurar que habr¨¢ que reajustar los datos del paro registrado en el Inem (los parados registrados son los mismos, pero la poblaci¨®n activa de referencia puede ser mayor, luego el porcentaje que representa el paro es menor); este ajuste podr¨ªa suponer entre un 1% y un 2% de bajada inmediata (lo cual se parece m¨¢s a la realidad del empleo en Espa?a).
La segunda gran cuenta por ajustar es la auton¨®mica, y nada menos que en un momento ¨¢lgido del rifirrafe de la financiaci¨®n y en v¨ªsperas de la discusi¨®n del Presupuesto. Surge la pregunta ?qu¨¦ referencia de poblaci¨®n total y por autonom¨ªas va a usarse? Esperamos que se use la real, y no se retrase la publicaci¨®n del padr¨®n en el BOE para usar en el Presupuesto de 1998 la cifra de siete a?os antes; y si se ha usado otra para hacer los c¨¢lculos, por el tiempo que ello supuso antes de que el Gobierno conociera el nuevo padr¨®n, cabe esperar que se introduzcan las correcciones oportunas para que las cifras y cuentas sean el exacto reflejo de la realidad, aunque no nos guste comprobar que en t¨¦rminos presupuestarios el gasto p¨²blico por habitante decrece un 2% sobre lo previsto. Pero vayamos a las autonom¨ªas. En primer lugar destaca el crecimiento absoluto de Andaluc¨ªa, con 7.216.649 habitantes, 276.127 m¨¢s que en 1991, que asume la tercera parte del crecimiento de la poblaci¨®n espa?ola y pasa a representar el 18,2% del total de habitantes estatales. Sin embargo, Catalu?a, con 6.090.040, s¨®lo crece un 30.546, y queda en una posici¨®n relativa m¨¢s baja que antes, ya que representa un 15,3% de la poblaci¨®n espa?ola. Seguramente temiendo esta bajada, el presidente Pujol se apresur¨® a proclamar hace unos meses (seg¨²n recogi¨® EL PA?S el 18-1-97) que "estaba satisfecho" porque en la discusi¨®n sobre la financiaci¨®n "... hab¨ªa quedado claro que la poblaci¨®n de Catalu?a se establec¨ªa en un 16% de la espa?ola". Ahora resulta que mantener ese porcentaje ser¨ªa como adjudicar a Catalu?a 255.000 habitantes M¨¢s de los que en realidad tiene, es decir, que recibir¨ªa un 4,2% (decenas de miles de millones de pesetas) m¨¢s de lo que le corresponde. Algo como si, de propina, a Catalu?a se le asignara tambi¨¦n la poblaci¨®n de La Rioja, o de la mitad de Navarra. El caso de estos ciudadanos catalanes imaginarios, nos recuerda bastante aquella picaresca de cierto pa¨ªs mediterr¨¢neo que manipulaba las fotos a¨¦reas con falsos olivos de cart¨®n para cobrar m¨¢s subvenciones de la Uni¨®n Europea. Pero, adem¨¢s, lo que resulta m¨¢s importante de analizar son los datos de la estructura interna de las diferentes pir¨¢mides poblacionales auton¨®micas, para saber que los problemas derivados del envejecimiento de la poblaci¨®n, por ejemplo el de qui¨¦n pagar¨¢ las futuras pensiones, han hecho tomar medidas con car¨¢cter universal (el "pacto de Toledo"). Pero dicho envejecimiento se produce de manera muy acusada en Catalu?a, Arag¨®n, Pa¨ªs Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla y Le¨®n y Galicia; y repercute al resto. Por lo que a las personas que se jubilen en Andaluc¨ªa, o Valencia, o en Baleares y Canarias, se les establecen unos nuevos c¨¢lculos de la base de cotizaci¨®n que recortar¨¢n sus pensiones, por motivo del envejecimiento de otros, lleg¨¢ndose a dar el caso de que, por solidaridad con los jubilados catalanes, vascos, navarros, etc¨¦tera, los nuevos jubilados andaluces, valencianos, canarios, baleares, murcianos, etc¨¦tera, ver¨¢n recortadas sus pensiones. Lo mismo pasa con la sanidad, pues a mayor edad de la poblaci¨®n, mayor gasto. Todos pagaremos la sanidad (el Estado), pero unos la gastar¨¢n progresivamente m¨¢s que otros,.
Malas noticias, pues, para Catalu?a y otras autonom¨ªas en estancamiento o en declive poblacional, como son, seg¨²n el ¨²ltimo padr¨®n, el Pa¨ªs Vasco, Arag¨®n, Asturias, Castilla y Le¨®n y Galicia. Buenas para otras, que crecen, como Andaluc¨ªa y la Comunidad Valenciana, o Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares y Canarias, que habr¨¢n de revisar sus transferencias del Estado al alza, y su paro registrado a la baja. ?Y Madrid? Como siempre, en el centro (aunque debajo de la media). Por ¨²ltimo, cabe se?alar que desde 1991 se han venido realizando proyecciones diversas, y muy respetables, por el INE y por los diferentes institutos estad¨ªsticos auton¨®micos, que no han dado mucho en el clavo, pero que sirvieron para mantener las expectativas de mayor crecimiento que el real (caso catal¨¢n) o menor que el que han tenido (curiosamente, el caso andaluz); el Instituto Vasco de Estad¨ªstica es el que menos se desvi¨®, acertando al medir su estancamiento y envejecimiento poblacional. Tambi¨¦n en muchos casos se han empleado por los organismos p¨²blicos y privados "rectificaciones" y cifras de poblaci¨®n "de hecho" algo diferentes al censo de 1991, pero que con m¨¢s o menos error eran s¨®lo aproximaciones a una realidad que ahora tiene cifras exactas y nombre legal. Esta realidad es el padr¨®n de 1996, que nos ajusta las cuentas; es ley de vida.
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