La estaci¨®n espacial 'Alfa' revitaliza el programa del transbordador
Los primeros m¨®dulos del proyecto internacional ser¨¢n lanzados en 1998
Despu¨¦s de 16 a?os de vuelo, m¨¢s de 68.000 millones de d¨®lares y un intervalo de lasitud, los transbordadores espaciales se enfrentan a su funci¨®n m¨¢s dif¨ªcil y peligrosa: poner en ¨®rbita y montar las piezas de la estaci¨®n espacial Internacional Alfa. Los expertos est¨¢n divididos acerca de si las ajadas naves espaciales y sus tripulaciones de astronautas dan la talla o no. Durante mucho tiempo, los detractores del programa han advertido que el riesgo de fracaso es grande. Alegan que los problemas podr¨ªan hacer que los actuales percances de la estaci¨®n espacial rusa Mir parezcan una nimiedad a su lado. Pero los funcionarios de la agencia espacial NASA parecen confiar cada vez m¨¢s en el ¨¦xito. A partir del pr¨®ximo a?o, los transbordadores deber¨¢n dedicar la inmensa mayor¨ªa de su tiempo al proyecto y tronar en las alturas durante al menos 28 vuelos para transportar la base, que tendr¨¢ el tama?o de un campo de f¨²tbol, y para el a?o 2003 llevar¨¢ en su interior hasta siete astronautas. Los astronautas de los transbordadores realizar¨¢n paseos espaciales y deber¨¢n montar parte a parte la estaci¨®n a lo largo de cinco a?os. EE UU y Rusia son los principales socios, pero tambi¨¦n participan Europa, Jap¨®n y Canad¨¢. Peligro de muerte Flotando debido a la ingravidez y manejando diversas herramientas, unir¨¢n las piezas de la estaci¨®n durante la asombrosa cantidad de 1.100 horas de paseos espaciales, m¨¢s tiempo del que los astronautas de la NASA han pasado en todos los paseos anteriores. Los detractores del proyecto dicen que la haza?a e casi imposible, y hacen hincapi¨¦ en el peligro de una muerte repentina, ya que los astronautas podr¨ªan ser aplastados o lanzados a la deriva. Sin embargo, la llegada de la era de las estaciones est¨¢ levantando el ¨¢nimo en EE UU y contribuyendo a disipar la languidez que ha acompa?ado ¨²ltimamente al transbordador. Los preparativos para la era de la estaci¨®n est¨¢n ganando poco a poco velocidad no lejos de las pistas de lanzamiento al borde del mar del centro espacial Kennedy. En la primera de las tres reparaciones previstas de la flota, el transbordador Endeavour est¨¢ siendo perfeccionado para que pueda transportar cargas pesadas hasta ¨®rbitas complicadas. Las primeras partes de la estaci¨®n han llegado hace poco a un cavernoso edificio cercano de seis plantas. "Est¨¢ muy bien, porque es el comienzo de algo muy grande", afirm¨® durante una entrevista Stephen M. Fran?ois, director inform¨¢tico de la estaci¨®n espacial. "Es excitante disponer del soporte inform¨¢tico aqu¨ª", coincidi¨® Michael A. O'Neal, uno de los directores de la estaci¨®n mientras ense?aba a un visitante el inmenso centro inform¨¢tico. "Ha sido una larga espera". El proyecto de la estaci¨®n fue propuesto por primera vez en 1984, poco despu¨¦s de que los transbordadores comenzaran a viajar al espacio, pero se retras¨®. Algunos expertos consideran que la llegada tard¨ªa de la estac¨ª¨®n han dado a los transbordadores un nuevo sentido. "No han hecho gran cosa, b¨¢sicamente han mantenido el sistema durante los ¨²ltimos a?os", comenta Jerry Grey, director de planificaci¨®n del Instituto de Astron¨¢utica y Aeron¨¢utica de EE UU en Washington, que re¨²ne a un grupo de ingenieros aeroespaciales. Los transbordadores generaron una gran expectaci¨®n en sus primeras misiones, que comenzaron en 1981; han transportado numerosos sat¨¦lites comerciales, militares y cient¨ªficos. Tras la explosi¨®n del transbordador Challenger en 1986, que acab¨® con la vida de siete astronautas, la flota permaneci¨® en tierra durante 32 meses para ser reparada y redise?ada. Desde 1988 hasta cerca de 1990, las naves se desprendieron de una acumulaci¨®n de importantes cargamentos y transportaron al espacio sat¨¦lites secretos del Pent¨¢gono e importantes naves de la NASA, incluyendo la sonda Magallanes, que realiz¨® el mapa de Venus; la Galileo, que estudi¨® J¨²piter, y el telescopio espacial Hubble, que est¨¢ examinando los l¨ªmites del universo conocido. Pero las nuevas pol¨ªticas producto del desastre del Challenger privaron a los transbordadores de todas las grandes cargas comerciales, as¨ª como de las cient¨ªficas que pod¨ªan ser transportadas en cohetes. Durante este periodo de indecisi¨®n, algunos detractores criticaban los transbordadores como un programa costoso para dar empleo a ingenieros y contratistas aeroespaciales, abandonados cuando acab¨® la guerra fr¨ªa. Ahora, sin embargo, a modo de calentamento para la estaci¨®n espacial internacional, que la Administraci¨®n de Clinton ve como un importante s¨ªmbolo de la cooperaci¨®n Este-Oeste posterior a la guerra fr¨ªa, los transbordadores realizan visitas repetidas a la estaci¨®n rusa Mir. Desde 1995 han tenido lugar seis visitas y est¨¢ prevista una s¨¦ptima para el mes pr¨®ximo. Pero la verdadera prueba comenzar¨¢ el pr¨®ximo mes de julio, cuando el Endeavour transporte el primer m¨®dulo, fabricado por EE UU, de la nueva estaci¨®n. The NYT News Service.
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