Presi¨®n en Bosnia
LA COMUNIDAD internacional, que tanto esfuerzo ha volcado sobre Bosnia, no ha cedido al chantaje de los que act¨²an para hacer inviables las elecciones municipales en este pa¨ªs, convocadas para el pr¨®ximo fin de semana. Rendirse ante este chantaje de los m¨¢s radicales serbios y croatas en Bosnia hubiera equivalido a desandar parte del camino recorrido desde los Acuerdos de Dayton de 1995 y poner en peligro una unidad geopol¨ªtica que, aunque precaria, ha servido para impedir una vuelta atr¨¢s, hacia la guerra.Las condiciones actuales no son las mejores para celebrar estas elecciones, que ya fueron aplazadas cuatro veces en el ¨²ltimo a?o, ni ser¨¢ f¨¢cil traducir sus resultados en la gesti¨®n de muchos de los municipios, ya que se augura un voto esencialmente ¨¦tnico. El principal partido croata en Bosnia boicotea estos comicios; tambi¨¦n lo pretend¨ªan los radicales serbios, pero las presiones internacionales parecen haberles obligado a cambiar de actitud. Tanto los radicales croatas como los serbios de Bosnia temen perder el control de municipios que ocuparon sus fuerzas durante la guerra de 1992-1995, al poder votar los refugiados en sus lugares de origen.
En la parte serbia de Bosnia la proximidad de los comicios ha venido a coincidir con una intensa lucha por el poder entre la presidenta, Biljana Plavsik, refugiada en la ciudad de Banja Luka, y el clan de Radovan Karadzic, buscado por la justicia internacional y cuyo t¨ªtere m¨¢s visible es Momcilo Krajisnik, representante serbio en la presidencia colectiva tripartita bosnia (que no se re¨²ne nunca). Detr¨¢s, la larga mano del presidente serbio, Slodoban Milosevic, desde Belgrado, quien ahora pide nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales para deshacerse de Plavsik.
?sta, a quien Karadzic puso en el cargo, se ha ca¨ªdo del caballo y ha visto la luz tras la reciente visita de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, lo que la ha llevado a erigirse en defensora del orden establecido, a pesar de no controlar las palancas del poder: ni fuerzas ni medios informativos ni circuitos de contrabando. Pero cuenta con el apoyo de la fuerza internacional (SFOR) bajo mando de la OTAN, que ha hecho toda una exhibici¨®n de poder¨ªo en Banja Luka, no s¨®lo al bloquear espectacularmente el lunes los accesos de la ciudad para impedir la llegada de los seguidores de Karadzic, sino, posteriormente, llev¨¢ndose sin miramientos a los pistoleros de Krajisnik y apoyando la acci¨®n de la polic¨ªa leal a Plavsic en Banja Luka. De hecho, la OTAN ha impedido lo que Plavsic ha calificado como intentona de golpe de Estado. Y ha sido una novedad en Bosnia ver -a ra¨ªz de estos acontecimientos- a ciudadanos serbios en esa ciudad aplaudiendo a la OTAN por llevarse detenidos a los gorilas de Krajisnik.
El esfuerzo internacional en estas elecciones municipales es may¨²sculo, con 3.000 soldados suplementarios a los 35.000 que ya est¨¢n all¨ª y 2.500 observadores, para intentar crear las condiciones m¨ªnimas para unos comicios que supervisa la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa. No ser¨¢n perfectas, pero permitir¨¢n elegir a los representantes municipales cuya labor sirva para hacer avanzar la construcci¨®n, estancada, de una m¨¢s aut¨¦ntica paz. No le falta raz¨®n al alto representante civil internacional en Bosnia, el espa?ol Carlos Westendorp, cuando insiste en la celebraci¨®n de estas elecciones; por ello debi¨® presionar ayer en Belgrado -aparentemente con ¨¦xito- a Milosevic para que ¨¦ste doblegara la actitud de los seguidores de Karadzic.
Las presiones para que finalmente haya elecciones -las de la OTAN, pero tambi¨¦n otras como la de Francia, que ha amenazado con suspender la ayuda financiera a los municipios que las boicoteen- parecen haber producido resultados positivos. M¨¢s alla de este fin de semana, esas presiones internacionales deben continuar para que persevere la coexistencia entre los serbios, los croatas y los musulmanes de Bosnia, objetivo final que a¨²n parece dif¨ªcilmente alcanzable.
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