Los primeros resultados arrojan una mayoria del "s¨ª" en el refer¨¦ndum para la autonom¨ªa escocesa
A falta de datos definitivos, los resultados provisionales no ofrec¨ªan dudas anoche: Escocia tendr¨¢ su primer Parlamento aut¨®nomo en 300 a?os. El refer¨¦ndum en el que el primer ministro laborista, Tony Blair, volc¨® todas sus energ¨ªas pol¨ªticas, apoyado por las fuerzas nacionalistas, ha sido un ¨¦xito. Sin incidentes, sin algarab¨ªas, un 60% de los electores escoceses acudi¨® a votar en calma. A primeras horas de hoy, cuando la victoria se presagiaba imparable, con el 78% de s¨ªes a la autonom¨ªa en las dos primeras circunscripciones escrutadas , se oyeron los primeros gritos de j¨²bilo.
Pero la gran fiesta se guarda para hoy, cuando se anuncien los resultados definitivos. Con uno que otro bocinazo y gritos al viento, los nacionalistas escoceses celebraron ayer el hist¨®rico triunfo de la campa?a auton¨®mica en el refer¨¦ndum que devolver¨¢ a Edimburgo el control del destino de Escocia hacia el a?o 2.000. La alegr¨ªa se basaba exclusivamente en los pron¨®sticos ampliamente difundidos de que la f¨®rmula del Gobierno laborista brit¨¢nico, que impulsa la creaci¨®n de un parlamento escoc¨¦s de 129 esca?os con autoridad suficiente para dictar una pol¨ªtica fiscal, hab¨ªa triunfado.Aunque el recuento de votos tras una jornada soleada comenz¨® a las 11 de la noche, hora espa?ola, y el resultado final ser¨¢ conocido hoy, la atm¨®sfera triunfalista en la coalici¨®n de laboristas brit¨¢nicos, nacionalistas escoceses y dem¨®crata liberales de las islas brit¨¢nicas era perceptible por doquier. Era un triunfo que transmit¨ªa, sobretodo, una sensaci¨®n extraordinariamente serena si se toma en cuenta que los escoceses hab¨ªan esperado pacientemente durante 300 a?os.
El j¨²bilo no era particularmente perceptible en Edimburgo, quiz¨¢s porque esta capital est¨¢ recuper¨¢ndose de su resaca anual de manifestaciones culturales dentro del famoso festival que lleva su nombre. De las personas que sal¨ªan de los cines y restaurantes anoche era imposible obtener una expresi¨®n emocionada del cambio que el voto en favor del Parlamento significa para los cinco millones de escoceses.
Un vagabundo barbudo, septuagenario y semisordo que vend¨ªa la revista de los desamparados, The Big Issue, adopt¨® una postura casi po¨¦tica cuando se le pregunt¨® si con el voto de ayer hab¨ªa cambiado la vida en Edimburgo; si en todo el pa¨ªs los escoceses hab¨ªan escrito un cap¨ªtulo definitivo de la reivindicaci¨®n de Escocia. Abandon¨® su papel de mendigo, call¨® a su perro con un grito y se arregl¨® el largo bigote como si este pod¨ªa ser domado. "Mira", dijo, "Escocia finalmente se ha despertado".
Era por supuesto imposible de imaginar el efecto del renacimiento pol¨ªtico escoc¨¦s cuando las urnas todav¨ªa no hab¨ªan cerrado. La necesidad de cifras, porcentajes e interpretaciones del voto en en complicad¨ªsimo refer¨¦ndum de opciones variadas obligaban a cualquiera a buscar refugio en la l¨®gica y la aritm¨¦tica. Las dos preguntas planteadas a los tres millones de electores escoceses eran, a primera vista, simples: ?Apoya usted la creaci¨®n de un parlamento? y ?debe tener este parlamento potestad para subir (o bajar) impuestos?
Los laboristas de Londres, en intr¨ªnseca pero fr¨¢gil alianza con el Partido Nacionalista Escoc¨¦s (SNP) y los Liberales Dem¨®cratas de Inglaterra, promovieron un doble s¨ª. Encontraron entusiasmo, pero la envergadura de semejante gesto ser¨¢ conocida hoy.
William Harvey, un economista de la C¨¢mara de Comercio de Escocia, era ayer un ejemplo de equilibrio entre la emoci¨®n colectiva auton¨®mica y el precio que por ella, en t¨¦rminos impositivos, hay que pagar. "Odiamos los impuestos que van a Londres. Somos y seremos siempre escoceses", dijo despu¨¦s de votar por el s¨ª en una escuela al norte de Edimburgo. "Y la verdad es que si hay que organizarse y pensar en un futuro com¨²n, con el mismo esp¨ªritu que ha hecho de Catalu?a nuestro ejemplo, pues a ello estamos todos dispuestos a poner el hombro, cierto dinero y toda nuestra ilusi¨®n de ser libres del Gobierno central de Londres".
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