Un Kiko muy solo no pudo con todo el Athletic
El cuadro vasco marc¨® pronto y resisti¨® despu¨¦s al Atl¨¦tico tras el descanso
El choque se hab¨ªa regido en las horas previas por criterios meteorol¨®gicos: el medio ambiente discut¨ªa sobre ciclones y anticiclones, en un tono m¨¢s c¨¢lido que borrascoso. Quiz¨¢ por ello el partido discurri¨® por rachas atemporaladas de viento cambiante sin que nadie lograra dominar el clima.El Athletic dise?¨® un partido lineal, seg¨²n lo previsto, es decir, poniendo a Nagore de carcelero de Juninho y ordenando al resto la habitual combinaci¨®n de f¨²tbol b¨¢sico y f¨²tbol de toque. La alternancia fue casi matem¨¢tica: ahora un balonazo, ahora una combinaci¨®n.
El temporal desconcert¨® al Atl¨¦tico que no sab¨ªa bien a qu¨¦ carta quedarse. En plena confusi¨®n encontr¨® el bal¨®n en su porter¨ªa en una jugada que desacredita y desalienta a cualquier defensa. El partido se le cayo encima. Como en aquellos tiempos, el guardameta dispuso un zapatazo monumental, el delantero centro toc¨® de cabeza y el extremo derecho le rob¨® la cartera a Andrei para acabar batiendo a Molina. El Atl¨¦tico no existi¨® en la jugada. Tampoco hasta entonces en el partido.
Con Juninho en la c¨¢rcel, a Kiko se le amontonaban los pales en el despacho. El gaditano, convertido en ¨²nico artista del encuentro ten¨ªa el triste encargo de recuperar el bal¨®n, imaginar la jugada y rematarla a ser posible en apenas unos segundos. Con tanto ruido de fondo la discusi¨®n ten¨ªa algo de vocer¨ªo, de supervivencia por la presi¨®n asfixiante de ambos equipos y los pocos recursos para la templanza. Tal era el caso que Juninho jugaba m¨¢s cerca de Andrei que de Kiko.
Seg¨²n lo previsto, el Athletic se dispuso al contragolpe para lo que cuenta con un futbolista especialmente dotado, Joseba Etxeberr¨ªa, que convirti¨® a Geli y a Andrei en dos sombras de s¨ª mismos. A la contra dise?¨® el Athletic su f¨²tbol m¨¢s modernista y m¨¢s espectacular, mientras el Atl¨¦tico se entregaba definitivamente al destajo de atacar con m¨¢s oficio que beneficio. Por alguna extra?a raz¨®n el Atl¨¦tico hab¨ªa decidido de antemano quitarse el frac que le hab¨ªa adornado su presentaci¨®n en la Liga. El cambio de Roberto por Pantic en la alineaci¨®n era m¨¢s que un indicio de las intenciones preconcebidas de Antic.
El Athletic se benefici¨® de esa actitud. Quer¨ªa un partido rocoso y tradicional; una disputa emocional, que encima alivi¨® con un gol madrugador que acus¨® m¨¢s su personalidad.
El Atl¨¦tico someti¨® al tercer grado a su oponente en una segunda mitad intensa y agobiante, a medida que al Athletic le flaqueaban las fuerzas y le perd¨ªa la responsabilidad. El cicl¨®n era entonces una definici¨®n tan literal como poco meritoria. Durante 45 minutos el Atl¨¦tico s¨®lo consigui¨® una oportunidad de gol en el ¨²ltimo minuto. El anticicl¨®n bilba¨ªno se convert¨ªa en un ejemplo de resistencia y de concentraci¨®n, en un derroche f¨ªsico que acab¨® por enardecer, como en los mejores tiempos, al p¨²blico. No cabe duda que Luis Fern¨¢ndez, o los aires de Tarifa, el viento, que dicen da un toque de locura, est¨¢ influyendo.
Pero el f¨²tbol se resent¨ªa en ocasiones entre dos equipos entregados a su trabajo, y apenas asistido por Kiko en una pugna ejemplar con Roberto R¨ªos, ya definitivamente ambos ubicados en su cogollo natural.
El Atl¨¦tico ya tiene una de cada, pero la derrota cosechada ayer se dej¨® algo de prestigio que quiz¨¢ le sirva para retornar al realismo de la competici¨®n. El Athletic, a cambio, obtuvo la credibilidad que buscaba y ensay¨® el f¨²tbol pasional que seguramente va a desplegar en la Copa de la UEFA.
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