Borrachera del m¨¢s aut¨¦ntico arte jondo,

Antonio el Pipa ha creado un espect¨¢culo destinado a tener un lugar importante en la historia del baile flamenco. En un tiempo en que pr¨¢cticamente todos pierden el sue?o por inventarse cosas nuevas, algunas de las cuales no entran ni con calzador, ¨¦l mira hacia adentro, hacia lo que ha visto en su casa y ¨¦l mismo ha vivido, y pone en pie una emocionante evoca ci¨®n del mejor arte jondo de Jerez. Y lo hace con sobriedad, sin alharacas, casi dir¨ªa que con humildad.Le ayudan en vivificar los recuerdos su madre y sus t¨ªas. Una de ellas, la Juana, canta con desgarro y una voz aguardentosa que debe parecerse a la de los ga?anes sin dormir tras una noche de fiesta. Canta como le sale, sin ning¨²n refinamiento, pero pone a la audiencia a cien.

La compa?¨ªa del Pipa es de peque?o formato, pero de una calidad excepcional para lo que de cada uno de sus miembros se espera. Joselito y Malena cantan de maravilla, y cuando cantan a porf¨ªa lo hacen por soleares y no por fandanguillos; ¨¦sa es la diferencia. La guitarra de Jero es siempre una guia ejemplar. Mar¨ªa del Mar Moreno, que es joven y adem¨¢s guapa, baila como las viejas maestras del pasado.

Borracho de baile

Y Antonio el Pipa, que se emborracha de baile, del mejor baile que hoy nos es dado ver a los aficionados. Canti?as, soleares, siguiriyas, el polo, romance, buler¨ªas... lo baila todo admirablemente. Lo vivido por ¨¦l y por su gente, pero no parado en el tiempo sino filtrado a trav¨¦s de la t¨¦cnica, que ¨¦l ha aprendido y de la sensibilidad de un joven de nuestro tiempo despierto y atento. El p¨²blico celebr¨®, como no pod¨ªa ser menos, puesto en pie tanto arte aut¨¦ntico.