Picos de Europa
Pretender que la ¨²nica soluci¨®n para Bulnes, en el Parque Nacional de Picos de Europa, sea el derribo, y el traslado forzoso de sus habitantes, como ha propuesto el catedr¨¢tico Jes¨²s Moster¨ªn en este diario (el 10 de septiembre de 1997), refleja una l¨®gica urbana que parte de principios err¨®neos.Con frecuencia se olvida que la naturaleza en nuestro pa¨ªs ha sido profundamente intervenida durante miles de a?os, a diferencia de los parques americanos; y que los paisajes actuales son el resultado de la forma de aprovechar el territorio de ganaderos como los de Bulnes. Sus actuaciones distan mucho de haber sido respetuosas con el medio; pero si cesaran, el paisaje cambiar¨ªa r¨¢pidamente y quiz¨¢s en sentido contrario al que gustar¨ªa desde las ciudades. Parecido desconocimiento llev¨® al Servicio de Parques americano a establecer la pol¨ªtica de supresi¨®n del fuego, que debieron modificar ante la magnitud de los inesperados cambios ocurridos en tan s¨®lo 80 a?os. Su decisi¨®n de dejar arder Yellowstone hace algunos veranos debi¨® sorprender a no pocos amantes de la naturaleza en todo Occidente.
Invito al se?or Moster¨ªn y a quienes gustaran sus propuestas a leer The holocene. An environmental history (N. Roberts, 1989), que concluye con lo siguiente: "La idea. de que los espacios naturales deber¨ªan estar libres de habitantes est¨¢ menos relacionada con un correcto funcionamiento de los ecosistemas que con el rom¨¢ntico ideal de una naturaleza primigenia independiente del hombre... La filosof¨ªa convencionalista de 'la no intervenci¨®n' tiene a¨²n menos sentido en aquellas partes del mundo donde el pastoralismo est¨¢ fuertemente arraigado...", como en Picos de Europa-
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