Palace
Madrid ha vuelto a su sitio. Y, otra vez, Madrid es la capital del mundo: el hotel Palace madrile?o es de esos palacios, nombrados hoteles para abreviar -se cuentan en el planeta con la mitad de los dedos de una mano-, que milagrean a diario metiendo a la ciudad en el embrujo de su literatura de tama?o natural y que le hablan a los ciudadanos del mundo con sus dones de g¨¦nero celestial. El Palace, durante nueve meses, se fue de balneario. ?Por qu¨¦ hablar de remozar, restaurarar, renovar y tal y cual? Se fue al para¨ªso de la juventud eterna para ba?arse en todos los sue?os, eso s¨ª, pagando a tocateja 42 millones de d¨®lares (6.300 millones de pesetas). Y ha regresado tal cual, pero nuevo, con cuatro estrellas y esperando las cinco, como si una conjura de la belleza se hubiese hecho la palabra de todos los d¨ªas para anunciar lo imposible: "Pasen y vean".El nuevo Palace y sus 440 habitaciones, incluida la suite real que ofrece al pr¨®jimo sus 250 m2 por 500.000 pesetas, es un estallido de la imaginaci¨®n de la tecnolog¨ªa del siglo, que se avecina amancebada con la lujuria del clasicismo de m¨¢rmoles y maderas nobles y arabescos de lujo heredados del Palace inicial que ech¨® a andar el rey Alfonso XIII en octubre de 1912.
?Qu¨¦ no ha sucedido en esta ciudad de todos los millones de maravillas, confesables e inconfesables, en 85 a?os, en cada habitaci¨®n que ha sido y seguir¨¢ si¨¦ndolo por los siglos de los siglos habitaci¨®n de amor y de descanso y de trabajo y de palique y de comedor y de mirador del Madrid de m¨¢s empaque y lustre del Congreso de los Diputados y del Museo del Prado? Tendr¨ªan que resucitar Dal¨ª, Lorca y Bu?uel para, en su Palace de hoy, reinventar el surrealismo del d¨ªa, propio de una habitaci¨®n inteligente y corriente que, por gusto de lo flexible de los precios, podr¨ªan alquilar por unas 20.000 pesetas y gozar entonces de una insonorizaci¨®n de colorines, de tel¨¦fonos digitales con buz¨®n electr¨®nico con voz personal y base de datos, con 30 canales de televisi¨®n...
Habr¨¢ que telefonear con urgencia a Fernando Fern¨¢n-G¨®mez para que, en el hall Rotonda del Palace que ama, recite El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, aunque muera en el intento contemplando la c¨²pula-museo de cristaler¨ªa de todos los colores, ¨²nica en el mundo conocido. Michael Jackson, el d¨ªa que retorne a su morada madrile?a que es el Palace, se repintar¨¢ de negro para pasear a solas por los 18 salones sembrados de micr¨®fonos, pantallas digitales, conexiones RSI a trav¨¦s de Internet y artilugios mil para controlar a distancia luces, cortinas, impresoras, fax. Y cualquier capricho.
Es un pesar que Hemingway se haya perdido en lo desconocido y no pueda repantingarse en los nuevos sillones de cuero verde del bar m¨ªtico del Palace, donde debe levantar el dedo quien a¨²n no se haya sentado para escuchar la m¨²sica de la coctelera ejerciente con tanta autoridad. Seguro que Mario Vargas Llosa y su esposa, Patricia, desde que el martes volvi¨® a su sitio el Palace, ya habr¨¢n dicho su palabra despu¨¦s de probar, en el restaurante La Cupola, la nueva carta de la cocina mediterr¨¢nea del chef Paco Rubio, o del delicioso encanto del restaurante La Rotonda, con buf¨¦ abierto en el hall: 5.200 pesetas con la escolta de vinos, historia, cultura, perfumes... y los detalles de ITT Sheraton, el monstruo que oficia en los mejores hoteles del mundo.
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