El cine como pasi¨®n de la vida
Cuando apenas era un adolescente, alquil¨® un proyector y organiz¨® sesiones en las granjas para sus amigos de Sardent. Cuando abandon¨® los estudios de farmacia, se refugi¨® en las filmotecas y los cines de estudio. Con apenas 23 a?os comenz¨® a escribir cr¨ªticas en Cahiers du Cin¨¦ma y a devorar las pel¨ªculas de Alfred Hitchcock hasta el punto de publicar una biograf¨ªa sobre el maestro del suspense. El objetivo ha sido siempre ser feliz. El cine ha sido el medio. Claude Chabrol (Par¨ªs, 1930) no concibe forma superior de bienestar m¨¢s all¨¢ de la pantalla y de la sala oscura, de la transmisi¨®n de emociones y la narraci¨®n de historias.Sin apenas debate y por unanimidad, el jurado decidi¨® ayer conceder a este s¨ªmbolo del cine franc¨¦s la Concha de Oro a la mejor pel¨ªcula por No va m¨¢s y el premio a la mejor direcci¨®n. Desde que en 1959 obtuviera el Oso de Oro del Festival de Berl¨ªn por Los primos, Chabrol no hab¨ªa alcanzado ning¨²n galard¨®n de prestigio. Paradojas del destino que el autor de aut¨¦nticas obras maestras como Landru, La mujer infiel o La ceremonia haya logrado la Concha de Oro con una comedia que el propio director califica de "ligera".
Podr¨ªa encarnar a cualquier personaje de Moli¨¨re en un teatro -de hecho, ha trabajado como actor- o confundirse con el paisaje de fondo de la Francia profunda y pasar por esos lugare?os que sostienen un cigarrillo en la comisura de los labios mientras apuran un vaso de Ricard. Amante de las mujeres -se ha casado tres veces-, aficionado a la ¨®pera y entusiasta de la buena mesa, Claude Chabrol ha tenido altibajos en su carrera, ¨¦xitos y fracasos, pero su pasi¨®n por el cine ha brillado en todas y cada una del medio centenar de pel¨ªculas que ha rodado, a raz¨®n de m¨¢s de un filme al a?o. Divertido y l¨²cido, como un payaso entra?able, Chabrol confiesa que "la lucidez es la v¨ªa de la felicidad" para a?adir rotundo: "En mis pel¨ªculas quiero ayudar a la gente a ser feliz".
Entusiasmo
Nombre imprescindible de la nouvelle vague francesa, que consider¨® a finales de los cincuenta que el cine respond¨ªa a la obra de un director como autor m¨¢ximo y que rompi¨® con los academicismos, Chabrol revela el mismo entusiasmo por su trabajo que en sus tiempos de adolescente y conf¨ªa en conservar su "mala leche". Comedias, dramas, policiacos y adaptaciones literarias jalonan una de las trayectorias m¨¢s brillantes del cine europeo de todos los tiempos. Este parisiense que ama la campi?a francesa ha conseguido algo que s¨®lo est¨¢ reservado a los genios: convertir historias individuales en par¨¢bolas universales, retratar vidas sencillas y proyectarlas como complejas visiones del mundo. S¨®lo con pel¨ªculas como El carnicero, Chabrol ya habr¨ªa hallado un lugar con may¨²sculas en la historia del cine.
Infatigable pese a los rumores sobre su delicado estado de salud, el cineasta confes¨® en San Sebasti¨¢n que utilizaba sus enfermedades como "una coartada" para que lo dejaran en paz. Poco amigo de los fastos sociales, Claude Chabrol no acudi¨® ayer a recoger el premio de San Sebasti¨¢n debido a obligaciones familiares. Pero su fascinante .personalidad y la delicia de una comedia como No va m¨¢s hicieron felices a todos aquellos que han aprendido a amar el cine con las im¨¢genes regaladas por directores como Chabrol.
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