La Vuelta de la supervivencia
La ronda espa?ola super¨® las malas fechas, los abandonos y la guerra de los fichajes-Z¨¹lle logr¨® el segundo triunfo consecutivo y el cuarto de la ONCE-Escart¨ªn, Heras, Jim¨¦nez y el Kelme, los mejores espa?oles
La Vuelta a Espa?a sobrevivi¨® a otra edici¨®n y con cierto exito, lo que no es poco. Sobrevivi¨® a su maldici¨®n ya sin retorno de disputarse en septiembre; a que en la primera semana se esfumaron gran parte de sus atractivos con los desastres del Banesto (abandono de, Olano) y Mapei (Tonkov, sin opciones), e incluso super¨® la ¨²ltima bomba en la endeble con cordia extradeportiva por la guerra de los fichajes. Favoreci¨® el trazado, pero cabe destacar que fue la edici¨®n m¨¢s r¨¢pida de la his toria. Los 3.762,2 kil¨®metros se corrieron a 41,481 por hora.Y gan¨® claramente Alex Z¨¹le. Fue su segunda victoria consecutiva, pero con la misma frialdad que toda su carrera. No es que sea antip¨¢tico o herm¨¦tico. Es que no es espa?ol y las esperanzas del ciclismo nacional tras la retirada de Indur¨¢in est¨¢n en buscar sustituto. Fernando Escart¨ªn, segundo con gran m¨¦rito, es una baza de brillo seguro, pero limitada. Santi Blanco, el hombre del pol¨¦mico fichaje, parece ofrecer las mejores garant¨ªas de ser la m¨¢xima figura. Es una m¨¢quina que se ha cuidado con esmero. Pero a¨²n debe desmostrarlo. Y en el camino que ha escogido con el nuevo equipo Seguros Vitalicio quiz¨¢ tenga que dar la cara demasiado pronto. En la Vuelta se han abierto otras esperanzas. Mientras Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez ha vuelto a encantar con su irregularidad, se han confirmado otras alternativas. Marcos Serrano (Kelme) y Daniel Clavero (Estepona), por ejemplo, pero especialmente Roberto Heras, un joven de 23 a?os que se ha mostrado con un desparpajo ins¨®lito para un casi neoprofesional. Su triunfo en la primera etapa de monta?a en el norte fue elocuente.
Buen trabajo
Heras, como Serrano, es una consecuencia del buen trabajo que ?lvaro Pino, el ganador de la Vuelta en 1986, ha hecho como director con el Kelme. Ha culminado su magn¨ªfica temporada ganando la clasificaci¨®n por equipos a la ONCE. No deja de ser una clasificaci¨®n menor al lado de la individual, pero s¨ª un ¨ªndice de que el ciclismo espa?ol ya no es s¨®lo la lucha eterna entre el Banesto y la ONCE. Si la Vuelta no se hundi¨® absolutamente en su inter¨¦s tras las etapas granadinas en que desapareci¨® Olano y casi el equipo banquero fue porque a¨²n quedaba el Kelme en carrera. Pino tambi¨¦n se ha quejado del mal trato al esfuerzo de su equipo y ha desmentido que Heras se vaya a ir en otro caso Blanco.
La ONCE sentenci¨® su triunfo en la etapa anterior a Sierra Nevada y su ¨²nico problema fue tener que apostar todo por Z¨¹lle tras el p¨¢jara de Laurent Jalabert, que le descart¨® para la general. Pero con dos contrarreloj por delante, el suizo no deb¨ªa tener ning¨²n miedo ante Escart¨ªn, como as¨ª fue. Se coloc¨® l¨ªder tras la primera de C¨®rdoba, aunque ni siquiera la gan¨®, y tras resistir sin apuros en la monta?a, termin¨® por subir sus cerca de tres minutos de ventaja a m¨¢s de cincoen la segunda etapa contra el cron¨®metro de Alcobendas.
No ha sido la Vuelta que m¨¢s ilusi¨®n le ha hecho ganar a Manuel Saiz, el director de la ONCE, que ya suma cuatro -Mauri, 1991; Jalabert, 1995 y las dos de Z¨¹lle-. Guarda un especial recuerdo de una que no gan¨®, la de 1993, pero que fue el primer lanzamiento del corredor suizo. Venci¨® entonces en la ¨²ltima contrarreloj y qued¨® a tan s¨®lo 29 segundos en la general de Tony Rominger, su compatriota y plusmarquista de triunfos (3) que se ha despedido con m¨¢s pena que gloria en la actual edici¨®n. En realidad, como el resto de extranjeros, salvo el otro suizo, Laurent Dufaux. Septiembre es muy duro tras el Tour y el Giro. Tonkov, por ejemplo, gan¨® dos grandes etapas, pero se fue con su hijo reci¨¦n nacido.
El turno de Jalabert
La amigable marcha de Z¨¹lle al Lotus Festina -al rev¨¦s que otras-, abre definitivamente la puerta a Jalabert, el gran protegido de Saiz, un gran corredor, pero que no termina de dar el gran salto. Puede mostrarse impresionante de fuerza y demarrar 30 veces seguidas en una etapa sin notar el desgaste -algo que no se conoc¨ªa desde Merckx o Hinault-, pero tener agujeros sensibles como su fallo en Sierra Nevada. Y le falta, sobre todo, superar su gran asignatura pendiente: quitarse el miedo al Tour. En todo caso, aunque Saiz siga quej¨¢ndose de que a la ONCE se le pida siempre m¨¢s y se le valore menos, tambi¨¦n ¨¦l es culpable de que promueve corredores que no se apellidan Garc¨ªa o Fern¨¢ndez. Y es inevitable el rechazo. "Hemos aprendido a vivir con todo esto dice y a?ad¨¦: "Se va Z¨¹lle, pero queda el recuerdo de un gran corredor y de su amistad, pero lo m¨¢s importante, queda un gran equipo. Tanto ¨¦l como Jalabert se han sabido compenetrar, ser muy amigos y ayudarse cuando lo han necesitado. Y eso ha sido un gran ejemplo para los j¨®venes". Para Saiz ha sido un b¨¢lsamo este triunfo en la Vuelta, precisamente gracias a Z¨¹lle, la punta de lanza del fracaso de la ONCE en el Tour y del que asumi¨® la responsabilidad por una mala planificaci¨®n.
La gran cruz en la Vuelta fue la del Banesto. Tras el desastre deportivo y.el extradeportivo, Jim¨¦nez, con su fantas¨ªa atacante en la monta?a, y Chente Garc¨ªa Acosta, salvaron sus muebles. Los triunfos en Los ?ngeles de San Rafael y el Naranco resta?aron algo las heridas deportivas, pero quedan las de los despachos. Unzue lleg¨® a decir la ¨²ltima semana: "Algunos han querido desintegrarnos, pero las batallas me gusta perderlas despu¨¦s de luchar y vamos a salvar nuestro prestigio de la mejor manera posible". Ayer, a?adi¨®: "Lo mejor ha sido c¨®mo se han recuperado los chavales,porque es muy duro verte con el equipo mermado y sin opciones". Para el Banesto -c¨®mo han cambiado las cosas-, tambi¨¦n ha sido una carrera por sobrevivir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.