Purgas y Justicia pol¨ªtica
El triunfo de los herederos de Solidaridad en las recientes elecciones polacas, tras cuatro a?os de gobierno socialista, ha vuelto a destapar en Europa del Este la caja de los truenos de las purgas anticomunistas, cuando parec¨ªa ya definitivamente cerrada. Despu¨¦s de la crisis de 1989 se alzaron en todos los pa¨ªses de la zona voces que reclamaban un proceso de "limpieza" en el Estado, directamente inspirado en la desnazificaci¨®n llevada a cabo en Alemania tras la guerra. Ahora, ocho a?os despu¨¦s, es ya evidente que el alcance de la purga, cuando ha existido, ha quedado muy lejos de aquella desnazificaci¨®n, de por s¨ª limitada y confusa. Muy pocos dirigentes comunistas han recibido sentencias de c¨¢rcel, generalmente por delitos relacionados con la corrupci¨®n econ¨®mica o con la represi¨®n pol¨ªtica, como la reciente del alem¨¢n Egon Krenz, y la gran mayor¨ªa de los escasos condenados est¨¢n ya libres por razones de edad y de salud. S¨®lo tres pa¨ªses, la antigua Checoslovaquia, Alemania y Albania, han llevado a cabo alguna forma de depuraci¨®n en la Administraci¨®n y han expresado condenas formales, institucionales, de su pasado comunista. Hay vanas razones que explican el escaso peso de la "descomunistizaci¨®n", la mayor¨ªa relacionados con la indiferencia popular ante estos procesos. Los partidos comunistas eran enormes estructuras que agrupaban como media a un 15% de la poblaci¨®n adulta en cada pa¨ªs y eran instrumentos de ascenso social y profesional. Si se piensa tambi¨¦n en las personas que se beneficiaban de esa militancia, los familiares directos, se descubre a un tercio de la poblaci¨®n claramente contraria a la "descomunistizaci¨®n". Por otra parte, fueron muy pocas las v¨ªctimas de la represi¨®n pol¨ªtica en los ¨²ltimos a?os de vida de los sistemas comunistas, como muestran los informes de Amnist¨ªa Internacional referidos a la zona. Obviamente, esta escasa represi¨®n no era fruto de una liberalizaci¨®n, que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses no existi¨® hasta 1989, sino de la ausencia de oposici¨®n. De hecho, s¨®lo en Polonia el Gobierno se encontr¨® con una oposici¨®n popular activa en los a?os ochenta. Las etapas de violencia que se cobraron muertos para la consolidaci¨®n de los sistemas comunistas quedaban muy atr¨¢s en el tiempo: el periodo 1947-1950 en todo el ¨¢rea, y los a?os de rebeliones 1953 (Alemania y Checoslovaquia), 1956 (Hungr¨ªa) y 1970 (Polonia). La invasi¨®n de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia, en 1968, se enfrent¨® a una resistencia pasiva, y apenas produjo bajas. Sin embargo, en dos pa¨ªses, Albania y la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), hab¨ªa tambi¨¦n muertos recientes, los asesinados cuando intentaban escapar al extranjero, unos 900 alemanes y varios miles de albaneses. El recuerdo de su existencia es una de las razones de que ambos pa¨ªses hayan sido los m¨¢s activos en el enjuiciamiento de los antiguos dirigentes comunistas.
El desinter¨¦s popular hacia las purgas administrativas, o el encarcelamiento de los responsables comunistas" ha sido m¨¢s evidente en, los pa¨ªses donde sus herederos pol¨ªticos consiguieron mantenerse en el poder, esta vez con el apoyo de las urnas, c¨®mo en la Rumania pos-Ceausescu dominada por el Partido Socialista, o en casi todas las rep¨²blicas desgajadas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuya ¨¦lite pol¨ªtica est¨¢ casi ¨ªntegramente formada por antiguos comunistas. Por otro lado, en las democracias que se iniciaron con un pacto entre la oposici¨®n y el Gobierno para una transici¨®n pac¨ªfica la "limpieza", tampoco se ha producido a pesar de suscitar debates parlamentarios. ?ste es el caso de Polonia y de Hungr¨ªa, donde la idea qued¨® casi arrumbada tras la victoria electoral de los partidos socialistas ex comunistas en las elecciones de 1993 y 1994, respectivamente.
All¨ª donde se han desarrollado descomunistizaciones, el balance es muy desigual. Albania, que sufri¨® el r¨¦gimen comunista m¨¢s represivo de Europa Oriental y que carece de tradici¨®n de respeto al derecho, aplic¨® las purgas de modo arbitrario. Entre 1992 y 1996 una ley permit¨ªa a cualquier alto cargo administrativo o empresarial sustituir a cualquier empleado al que considerase culpable de "excesivo" apoyo al r¨¦gimen comunista. Hoy el Partido Socialista gobierna y las normas de la descomunistizaci¨®n se han derogado.
Alemania Oriental y Checoslovaquia (luego la Rep¨²blica Checa) han aplicado normas de limpieza semejantes, aunque la primera ha contado con muchos m¨¢s medios jur¨ªdicos y econ¨®micos para ponerlas en pr¨¢ctica, y ha expulsado de su empleo a muchas m¨¢s personas. En ambos casos, el grupo elegido como cabeza de turco y principal elemento "purgable" ha sido el formado por la polic¨ªa pol¨ªtica secreta y sus colaboradores, un colectivo que en la RDA agrupaba a unas 200.000 personas y en Checoslovaquia a unas 140.000. La elecci¨®n de este grupo como objeto de castigo suscita algunas dudas. ?Por qu¨¦ ellos y no los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica que organizaron el desastroso experimento estatista, cuyas consecuencias actuales son m¨¢s permanentes y dif¨ªciles de superar que la violaci¨®n de derechos humanos? Posiblemente porque el descubrimiento del asombroso n¨²mero de confidentes ha producido en la sociedad una sensaci¨®n de humillaci¨®n, indefensi¨®n y traici¨®n, que se calma con esta "limpieza". Por otra parte, la amplitud de la purga en la antigua RDA, mucho m¨¢s radical y profunda que la aplicada en cualquier otro pa¨ªs ex comunista, s¨®lo se explica por el dominio pol¨ªtico y econ¨®mico de Alemania Occidental tras la unificaci¨®n.
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