Los toros de Cebada tambien se caen
Ahora resulta que ni los toros de Cebada Gago se tienen en pie. De los cinco lidiados, cuatro tuvieron buena condici¨®n y nobleza, pero se derrumbaban o se paraban o se pon¨ªan a la defensiva. Total, que la bella l¨¢mina y las armoniosas hechuras no sirvieron para nada. El sexto, un cinque?o pasado, no se cay¨®, pero fue un aut¨¦ntico regalo. Y los de Guardiola, para no ser menos, floj¨ªsimos los dos; uno volvi¨® a los corrales y el sobrero, con dos velas, fue mansurr¨®n y midi¨® mucho al torero.Caballero estuvo como hab¨ªa que estar ante su lote. Su primero no pod¨ªa con su alma y ¨¦l, muy templado, hizo de enfermero. Con el sobrero intent¨® lo imposible y hasta consigui¨® alg¨²n natural extraordinario. Valiente y sereno, hasta que el toro dijo basta. A los dos los mat¨® por arriba.
Cebada / Caballero, Higares, Molinero
Cinco toros de Cebada Gago, bien presentados, muy flojos. 4?, de Guardiola Dom¨ªnguez, devuelto por inv¨¢lido. Sobrero de Guardiola Fantoni, flojo y deslucido. Manuel Caballero: ovaci¨®n en los dos ?scar Higares: ovaci¨®n; aviso y silencio. El Molinero: oreja con alguna protesta y divisi¨®n. Plaza de Zaragoza, 6 de octubre. Y corrida de feria. Media entrada.
El segundo, menos flojo y con calidad en su embestida, vi¨® c¨®mo Higares lo muleteaba con largura al natural, hasta que un desarme rompi¨® el ritmo de la faena, siguiendo perflilero. Despu¨¦s de un pinchazo, una estocada desprendida que no justificaba el gesto de satisfacci¨®n del torero.
El quinto result¨® noble, pero se fue parando. Higares volvi¨® a doblarse por bajo con una res que ten¨ªa poca fuerza y sigui¨® con empaque al muletear en redondo. M¨¢s discreto con la zurda, se le recriminaron ciertas posiciones y alarg¨® en exceso la faena.
. El Molinero no se acopl¨® con el tercero, de buena condici¨®n, pero tambi¨¦n flojo. No obstante, consigui¨® muletazos de bella factura. Mat¨® con buen estilo de media estocada y gan¨® una oreja.
El sexto reba?aba con sentido por los dos pitones. El Molinero no consigui¨® someterlo y la res se puso imposible. Trasteo sobre las piernas a la defensiva, y una estocada y cinco descabellos.
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