Peligro de extinci¨®n
Galicia tiene la tasa de natalidad m¨¢s baja del mundo: 6,9 nacimientos anuales por cada 1.000 habitantes
Ni las autov¨ªas, ni la cuota l¨¢ctea, ni la falta de caladeros para la flota... El problema de Galicia que m¨¢s obsesivamente ha citado en los ¨²ltimos a?os el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, ha sido el envejecimiento de la poblaci¨®n. En cada discurso solemne o en sus intervenciones p¨²blicas por los m¨¢s diversos motivos, Fraga no ha dejado nunca de animar a los gallegos a afanarse en la tarea de la procreaci¨®n. A veces, aun a riesgo de ir contracorriente y mostrarse pol¨ªticamente incorrecto, como cuando alert¨® contra el riesgo de una invasi¨®n de "inmigrantes bereberes" o descalific¨® el uso de preservativos con una frase memorable: "Son una barrera para el placer y una telara?a para el contagio". Pero, exageraciones al margen, Galicia, con 6,9 nacimientos anuales por cada 1.000 habitantes, presenta la tasa de natalidad m¨¢s baja del mundo.En la aldea de Ourol, al norte de la provincia de Lugo, donde vive Jos¨¦ Trigo, concejal socialista del municipio, hab¨ªa hace 30 a?os unos 230 lumes (fuegos), como llaman los paisanos a cada casa con la consiguiente unidad familiar. Hoy s¨®lo quedan 82 "y en muchos de ellos", precisa Trigo, "habitan viudas solas". En Ourol hasta se han encontrado con problemas para configurar las mesas electorales del pr¨®ximo d¨ªa 19 sin saltarse la norma legal que recomienda que sus miembros tengan estudios y sean menores de 65 a?os. No resulta extra?o si se recuerda la devastadora estad¨ªstica de 1994: cuatro nacimientos contra 28 defunciones. En el decenio de los 60, el municipio lleg¨® a sobrepasar los 5.000 habitantes. Hoy no llegan a los 1.800.
F¨¢brica de palillos
"Hasta una f¨¢brica de palillos de dientes la recibir¨ªamos aqu¨ª con alegr¨ªa", afirma Trigo, de 67 a?os. La venta de madera constituye una de las pocas posibilidades de ganarse la vida que quedan en Ourol. Casi todos eran ganaderos, pero el sector l¨¢cteo est¨¢ en crisis y la carne "se vende m¨¢s barata que hace diez a?os". Uno de los primeros alcaldes de la democracia trat¨® de frenar la sangr¨ªa construyendo un pol¨ªgono industrial: hoy es una extensi¨®n desierta. Se buscan soluciones a la desesperada, como la construcci¨®n de un parque e¨®lico o de minicentrales el¨¦ctricas. El alcalde, del PP, tambi¨¦n quiere levantar un polideportivo y a su opositor, Trigo, no le parece mal, aunque agrege con soma: "A ver qui¨¦n lo va a usar, porque aqu¨ª s¨®lo quedamos cuatro viejos". Casi el 40% de la poblaci¨®n tiene m¨¢s de 65 a?os y hay tantos mayores de 90 como menores de cuatro.
En la provincia de Ourense tambi¨¦n ha saltado la alarma. El diario La Regi¨®n recog¨ªa estos d¨ªas la ¨²ltima estad¨ªstica conocida, de junio: 136 nacimientos, la mitad de ellos en la capital, frente a 247 defunciones. El n¨²mero de fallecidos super¨® al de partos en la mayor¨ªa de los municipios de la provincia, que en estas elecciones cuenta con un diputado menos por p¨¦rdida de poblaci¨®n. Ya se sabe que la burguesa, pr¨®spera y liberal Europa envejece en su conjunto y que Espa?a e Italia son los pa¨ªses de menor natalidad del continente. Pero el caso gallego presenta rasgos especialmente acusados. Su tasa de 6,9 nacimientos por cada 1.000 habitantes es bastante inferior a la espa?ola (9,1) y la europea (11). Sin embargo, la fecundidad, el n¨²mero de hijos por cada mujer, se mantiene en niveles similares. ?Por qu¨¦ esta peculiaridad? Es verdad que en los ¨²ltimos a?os ha seguido produci¨¦ndose una importante emigraci¨®n estacionaria, la de habitantes del interior que se marchan varios meses a Suiza o Alemania con contratos eventuales. Pero, seg¨²n Andr¨¦s Precedo, el director de la Sociedad para el Desarrollo Comarcal de Galicia, que asesora a Fraga en asuntos demogr¨¢ficos, se trata m¨¢s bien de un fen¨®meno "postemigratorio".
La gran di¨¢spora de gallegos se fren¨® a finales de los a?os 80, cuando, recuerda Precedo, se juntaron el progreso econ¨®mico de Galicia y la dificultad de encontrar las mismas oportunidades en los pa¨ªses de destino. Pero la brecha ya estaba abierta. "Los que hab¨ªan emigrado en las d¨¦cadas anteriores", explica Precedo, "pertenec¨ªan a la franja de poblaci¨®n en edad de procrear. Sus condiciones de vida eran dif¨ªciles para tener hijos y cuando los ten¨ªan era en el extranjero. Aqu¨ª se quedaron los viejos y es ahora cuando percibimos nuestra incapacidad para renovar generaciones. El rural se vac¨ªa y hay ciudades como, por ejemplo, A Coru?a o Ferrol que tambi¨¦n est¨¢n perdiendo poblaci¨®n".
En la b¨²squeda de soluciones, Fraga ha llegado a crear un consejer¨ªa de Familia y Juventud, que en 1994 puso en marcha un plan de apoyo a la unidad familiar con un presupuesto de 20.000 millones de pesetas para cuatro a?os. El objetivo consiste, sobre todo, en construir guarder¨ªas y, de ese modo, "crear un entorno social m¨¢s favorable" para que las parejas decidan tener hijos. Pero el problema es m¨¢s profundo y depende de variables relacionadas con la pol¨ªtica econ¨®mica general, no s¨®lo de Galicia, sino de toda Europa. "Para recuperar poblaci¨®n", admite Precedo, "lo m¨¢s efectivo es mejorar la oferta del mercado de trabajo". O sea, crear empleo.
Las menciones al peligro de extinci¨®n de la raza gallega son m¨¢s una exageraci¨®n ret¨®rica de algunos pol¨ªticos o estudiosos que una realidad constatable. En todo caso, de seguir a este ritmo, Galicia perder¨ªa en el a?o 2010 m¨¢s de 300.000 de los 2.782.000 habitantes censados en 1991.
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