Ruiz Gallard¨®n arropa al alcalde en el estreno de la plaza de Oriente

El hecho de no asistir a la inauguraci¨®n de la reforma de la plaza no constituy¨® el ¨²nico acto de protesta del grupo municipal socialista a una obra en la que no cree. Juan Barranco, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, anunci¨® ayer que va a enviar al Tribunal de Cuentas los gastos Finales de los trabajos. A su juicio, existen irregularidades en los n¨²meros de la obra que justifican esta decisi¨®n. "Han existido contratos a dedo y despilfarro de dinero", indic¨® Barranco.Por ejemplo: seg¨²n el PSOE, los estudios se llevaron a cabo con contratos adjudicados de forma directa. El partido socialista incide en las ampliaciones de presupuesto. Critican que una obra que en principio iba a valer 3.555 millones acabara costando 5.500. Los expertos socialistas arguyen que muchas de las actuaciones que iban a cubrir esta suma "ya estaban presupuestadas antes". Es decir, para el PSOE ha existido "duplicidad"; o lo que es igual: la misma cosa se ha pagado dos veces.

Entre las actuaciones que a juicio del PSOE han sufrido esta "duplicidad en el presupuesto" se cuenta: "La pavimentaci¨®n frente a la Puerta del Pr¨ªncipe del Palacio Real, que ya se inclu¨ªa en el primer expediente; una galer¨ªa de servicios entre las calles de la Almudena y la plaza de la Marina Espa?ola, y la modificaci¨®n de la red del gas

Lo que costaron los trabajos arqueol¨®gicos, en total 500 millones de pesetas, tambi¨¦n es objeto de cr¨ªtica por parte de los socialistas. El Ayuntamiento ha cargado con el gasto cuando, seg¨²n el PSOE, en el pliego de condiciones que sirvi¨® de base para que las distintas empresas constructoras optaran a la obra se especificaba que el dinero de las excavaciones corr¨ªa por cuenta del adjudicatario.

Discurso

El portavoz socialista anunci¨® el env¨ªo de los n¨²meros de la reforma de la plaza al Tribunal de Cuentas horas despu¨¦s de la inauguraci¨®n.

?sta empez¨® alrededor de las 10.30. La banda municipal entretuvo a los curiosos con pasodobles y marchas militares mientras acud¨ªan a la flamante plaza los protagonistas. Media docena de chulapos se apost¨® en la entrada del recinto reservado para las autoridades y salud¨® a todo el que se pon¨ªa cerca. En esto lleg¨® Alberto Ruiz-Gallard¨®n; cinco minutos despu¨¦s, el alcalde. La marcha atac¨® un nuevo tema. Un par de azafatas vestidas de amarillo indicaba a la gente d¨®nde ten¨ªa que ponerse. Y son¨® una voz profunda desde un micr¨®fono: "Se va a proceder a la inauguraci¨®n del t¨²nel y del aparcamiento. Tiene la palabra el concejal de Obras, Enrique Villoria".

Tras las palabras de Villoria, que record¨® que por el sitio que ahora ocupaban los asistentes pasaban antes 60.000 coches al d¨ªa, habl¨® el alcalde. Durante su discurso, ?lvarez del Manzano, en un intento conciliador, afirm¨® que las cr¨ªticas a la obra hab¨ªan albergado "dosis de insidia" pero que era tiempo de mirar para adelante".

El regidor a?adi¨® que ¨¦l no quiere ser recordado por ninguna reforma en especial, sino por haber intentado "insuflar en los madrile?os el amor a su ciudad". Tambi¨¦n confes¨® que ahora ya no sentir¨¢ "envidia" de otras ciudades con proyectos arquitect¨®nicos de fuste, "porque Madrid ya cuenta con uno".

Insisti¨® que los restos arqueol¨®gicos que dorm¨ªan debajo de la plaza, sacados a la luz durante las excavaciones y destruidos para dejar espacio al t¨²nel y al aparcamiento, "no ten¨ªan valor". "Lo que val¨ªa se ha conservado. De eso se ha ocupado la Comunidad de Madrid, que en este aspecto ha estado exigente", apostill¨®.

Atalaya

Despu¨¦s, la comitiva entera se dirigi¨® al aparcamiento. All¨ª se encuentra la atalaya ¨¢rabe del siglo XI rescatada por los arque¨®logos. Su destino consistir¨¢ en permanecer en una esquina de un garaje subterr¨¢neo, detr¨¢s de un cristal, rodeada de autom¨®viles en fila.

Adem¨¢s de la atalaya, los asistentes a la inauguraci¨®n contemplaron tambi¨¦n otros restos rescatados del fondo de la plaza de Oriente. Todos visitaron las tres plantas del aparcamiento. El concejal de Hacienda, Pedro Bujidos, exclam¨® que aquella construcci¨®n era "magn¨ªfica".