El t¨ªtulo profesional, tan abierto que ni los desconocidos se descartan
S¨®lo Jalabert de entre los favoritos ha tenido razones para dormir tranquilo los ¨²ltimos d¨ªas, aunque no lo haya hecho. La ilusi¨®n de abrir los ojos a media noche y entrever en una silla su medalla de oro y su maillot arcoiris de la contrarreloj ha sido superiori a la calma que produce saber que pase lo que pase hoy ¨¦l y a ha cumplido con sus sue?os. A otros de los grandes no les desvela, sino la pesadilla. Andan italianos y suizos en bloque, algunos belgas, rusos, daneses, holandeses o checos sueltos, de esos clasic¨®manos empedernidos, con un mal sue?o recurrente: est¨¢n a punto de levantar los brazos, pero aparece por detr¨¢s, sin que nadie sepa ni c¨®mo ni por d¨®nde, un absoluto desconocido que les deja KO con un preciso golpe de ri?ones.El desconsuelo de los ricos es el desconsuelo de los pobre en este Mundial al que las ausencias, lo tard¨ªo de las fechas y la levedad del circuito -visto lo visto en otras categor¨ªas- lo han convertido en tal loter¨ªa que nadie est¨¢ seguro de nada. Los espa?oles duermen bien, tranquilos y relajados. Poco se espera de ellos: todo lo que pase ser¨¢ bienvenido. Y eso ser¨¢ posible porque Marino, Jim¨¦nez, Txente, Leaniz, Mauri, Clavero, Garc¨ªa Casas, Igor Galdeano, Heras, Serrano, Dom¨ªnguez y Edo saben que como es m¨¢s que probable la llegada en un grupo numeroso es m¨¢s que posible la posibilidad de que alguno de ellos llegue hasta el final con los mejores. Pesadillas y escalofr¨ªos para ¨¦stos -Richard, Gianetti, Rebellin, Tafi, Guidi, Museeuw, R¨²s, Gontchenkov o Svorada-, los buenos que no ven muy posible marcar la d¨ªferencia en un circuito poco selectivo. Y otro temor m¨¢s: los que no han corrido la Vuelta se huelen que los que la terminaron tienen m¨¢s marcha.
No se ven muchos muy capaces de hacer que las cosas pasen en vez de ser v¨ªctimas del r¨ªo que los lleva a todos. Se dice que los italianos, el club m¨¢s potente, s¨®lo tienen una obsesi¨®n: lograr que en el corte que se pueda producir con alguno de los suyos no entre Jalabert, aislar al peligro p¨²blico. n¨²mero uno. Se dice tambi¨¦n que el franc¨¦s no anda muy preocupado por tal posibilidad: se sabe delantero marcado, pero se sabe delantero goleador en cualquier circunstancia, en solitario o en grupo. No se sabe si los suizos sucumbir¨¢n a su caos habitual, la man¨ªa de cada uno hacer la guerra por su parte, o si se buscar¨¢n a un l¨ªder bajo el que hacer pi?a, o si al astuto y r¨¢pido Richard le permitir¨¢n moverse.
Mientras, Jim¨¦nez, El Chaba, reflexionaba sobre la deuda que tiene con la afici¨®n y la mejor manera de satisfacerla. Como dir¨ªa el otro, con un m¨ªnimo gesto -un arranque fulgurante en el repecho de Oriamendi- cumplir¨ªa, pero mientras espera a saber con qu¨¦ pie se levanta -si ha tocado d¨ªa, de ¨¢nimo o de pesimismo- sufre pensando en lo dif¨ªcil que ser¨¢n los descensos hasta la Concha. Y en Oriamendi, en los prados, centenares de italianos han montado sus tiendas de campa?a. El Mundial es su religi¨®n.
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