Amores interraciales

Los directores que comienzan a trabajar en el mundo de la publicidad, por muchas pel¨ªculas que hagan, por a?os que permanezcan apartados de ¨¦l, no pueden ocultar sus or¨ªgenes. Necesitan muchos m¨¢s planos que cualquier otro realizador para contar lo mismo y al menor descuido, cuando consiguen la suficiente libertad para hacer lo que les gusta, sus pel¨ªculas parecen una sucesi¨®n de anuncios publicitarios o uno solo estirado hasta el l¨ªmite.Esto es lo que le ocurre al realizador brit¨¢nico Mike Figgis, capaz de hacer atractivos y s¨®lidos trabajos, como el policiaco Lunes tormentoso (1988) o el drama acad¨¦mico La versi¨®n Browning (1994), pero tambi¨¦n pel¨ªculas mucho menos interesantes, m¨¢s cercanas a la est¨¦tica de la publicidad que a la del cine, como Despu¨¦s de una noche. Adem¨¢s, Figgis tambi¨¦n proviene del mundo de la m¨²sica, por lo que la mayor¨ªa de sus producciones parecen una excusa para almacenar sus composiciones preferidas.Tras el ¨¦xito de Leaving Las Vegas (1995), su trabajo m¨¢s personal y una de sus mejores pel¨ªculas, que se sit¨²a en el peligroso l¨ªmite de ambos estilos, la est¨¦tica publicitaria y la invasi¨®n musical, encuentra plena libertad para rodar en EE UU Despu¨¦s de una noche, pero esta vez los resultados no son tan positivos.

En primer lugar, el gui¨®n, del que tambi¨¦n es autor Figgis, muestra dos historias muy diferentes, los amores interraciales entre dos personas casadas y la muerte por sida de un homosexual amigo y pariente suyo, que en ning¨²n momento acaban de engranar por completo, al estar una narrada en clave de comedia y la otra en clave dram¨¢tica.

Adem¨¢s, la est¨¦tica publicitaria creada por Mike Figgis para esta pel¨ªcula, que nace de que su protagonista es un famoso director del medio, llega demasiado lejos con sus m¨²ltiples planos, sus continuos fundidos en negro en mitad de una escena, su est¨¦tica demasiado refinada, al tiempo que su excesiva banda sonora, de la que tambi¨¦n es autor, llena toda la pel¨ªcula de m¨²sica.

Tres partes

No obstante, Despu¨¦s de una noche, dividida en tres partes separadas por largos espacios temporales, tiene un buen arranque, con la historia del negro, casado con una china, que en Nueva York se enamora de una rubia alemana, as¨ª como un curioso final, pero entre medias se extiende demasiado en la historia del enfermo de sida, que en principio s¨®lo parec¨ªa algo anecd¨®tico.Dentro del irregular conjunto destaca la extra?a pareja protagonista, integrada por el musculoso Wesley Snipes, especialista en brutales pel¨ªculas de acci¨®n, que demuestra que tambi¨¦n es un buen actor, y Nastassja Kinski, que, tras a?os de exilio en el cine italiano, vuelve al panorama internacional. Bien secundados por un Kyle MacLachlan, menos hier¨¢tico que en otras ocasiones, y Robert Downey Jr. en uno de los mejores papeles de su no muy atractiva carrera.