65.000 aficionados golean al racismo
Jugadores de todo el mundo celebran la fiesta contra la intolerancia
El mundo del f¨²tbol, el de ayer y el de hoy, el de los cinco continentes, el que no sabe de colores de piel, uni¨® ayer sus fuerzas en el campo del Real Madrid, el Santiago Bernab¨¦u, para golear al racismo en un espect¨¢culo gigante, que fue seguido en directo por m¨¢s de 65.000 personas y a trav¨¦s de las c¨¢maras de televisi¨®n por muchos millones m¨¢s. Hubo chilenas de Hugo S¨¢nchez, regates de Redondo o de Cantona e incluso un gol de Karembeu, el jugador que pretende el club madridista. La fiesta no defraud¨® a los testigos de un evento tan emotivo como necesario.Se produjeron ausencias, pocas, pero significativas. A nadie le import¨®. No estuvieron Maradona, Romario o Weah, tres de los m¨¢s esperados. Tampoco Hierro, lesionado. Pero s¨ª deleitaron algunos de los, mejores futbolistas de, la actualidad y, sobre todo, algunos de los m¨¢s queridos por el Bernab¨¦u, como Hugo o Michel. El talante solidario del acto se hizo presente desde el primer instante, cuando Pepe Domingo Casta?o, el animador, tom¨® el micr¨®fono. Ya sus primeras palabras fueron toda una declaraci¨®n de intenciones: "Estamos aqu¨ª para proclamar la existencia de una sola raza: la raza humana. Gracias a todos por ayudarnos a cambiar el mundo".
El Bernab¨¦u, que hab¨ªa amanecido ensuciado por algunas pintadas racistas, firmadas por los Ultras Sur, que fueron borradas por el Madrid y denunciadas en el juzgado, estall¨® en una estruendosa ovaci¨®n. Inmediatamente, un grupo de ni?os de los cinco continentes saltaron al c¨¦sped para recibir a una veintena de los m¨¢s grandes futbolistas que dio la historia. All¨ª estaban Eusebio, Gento, Puskas, Ir¨ªbar, Blokhine, Pirri, Gilmar, Fontaine, Camacho, Hidalgo, Roger Milla, Santillana o Heynckes, cuya aparici¨®n llen¨® al p¨²blico de alborozo. Igual ocurri¨® con Capello. Jugaban en casa. La lista de ilustres la cerr¨®, c¨®mo no, Di St¨¦fano, que lleg¨® de la mano de una pareja de ni?os de distinta raza.
S¨®lo se vivi¨® un momento de tensi¨®n, cuando uno de los chavales que estaban en el c¨ªrculo central sufri¨® un ligero desvanecimiento. Los servicios m¨¦dicos actuaron con prontitud y todo qued¨® en un susto achacable a la tensi¨®n del momento. El chaval sigui¨® en su puesto.Ese susto se produjo en el momento en que se dirig¨ªa al p¨²blico Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles, presidente del Parlamento Europeo. En su discurso, breve como todos, se?al¨® lo c¨®modo y cobarde que resulta no mover un dedo contra el racismo: "Un ataque a la dignidad de una persona es un ataque a todos. Vivimos en una Europa donde todav¨ªa estamos aprendiendo a convivir tras siglos de guerras. Los futbolistas se unen y nos demuestran que nadie es superior por el color de su piel. D¨¦mosle una lecci¨®n a la intolerancia y seamos activistas del respeto".
Pronto lleg¨® lo m¨¢s esperado, el enfrentamiento entre tres combinados plagados de estrellas. En el primero, que vest¨ªa de rojo y era mandado por Camacho y Luis Fern¨¢ndez, se alinearon Montoya; Nemecek, Naybet, Del Solar, Brehme; Karembeu, Bravo, Guti, Hagi; Hugo y Radchenko. Su primer contrincante, de blanco, dirigido desde el banquillo por Heynckes y Lucescu, form¨® con Lama; Dani, Karataidis, Popescu, Barco; Aldana, Mutiu, Saib, Davis; Sukur y Futre. El tercer combinado, con vestimenta negra y Capello y Ardiles en el banco, estuvo integrado por Higuita; Song, Berthlod, Blanc, Jerkan; Michel, Redondo, Ra¨ª, Cantona; Padovano y Revivo. Tambi¨¦n actuaron, entre otros, Songo'o, Fernando Sanz, Dani o Thuram.
En el intermedio de uno de los tres partidos, se procedi¨® a leer el resultado de la votaci¨®n efectuada por la Asociaci¨®n Internacional de los Futbolistas profesionales, organizadora del acto, entre sus asociados. Seg¨²n los futbolistas de todo el mundo, el mejor entrenador de la pasada temporada fue Fabio Capello, seguido de Lippi y Van Gaal. En lo referente a los jugadores, el primer puesto lo ocup¨® Ronaldo, seguido de Zidane, de Weah y de Ra¨²l.
Lo de menos fueron los resultados del triple enfrentamiento, que no los goles (11 en total). Poco tard¨® en tronar el Bernab¨¦u. Lo hizo cuando Karembeu marc¨® un gol tras un colosal pase de Guti. Y repiti¨® cuando Hugo vol¨® para hacer una chilena. O en el instante en que Michel llev¨® a muchos por el t¨²nel del tiempo y se invent¨® un centro que sac¨® una sonrisa, y una espeluznante ovaci¨®n, de la memoria de 65.000 aficionados que le ganaron por goleada al racismo.
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